La aparición de una niña de 12 años, la china Yu Zidi, en el gran escenario de la natación ha causado un impacto general que, en su difusión, ha llegado incluso a gente no interesada en el deporte. O particularmente en la natación. Y suscitado una reflexión o demandado una información acerca de los límites cronológicamente inferiores de la biología, allí donde el organismo humano se encuentra aún en sus primeras etapas de formación.
El deporte es, por encima de todo, una actividad física y, como tal, muy exigente. Mucho más practicado a máximo nivel. Cierto que existen deportes más propensos que otros a la precocidad. Es evidente que no se puede ser campeón mundial de boxeo o ganar el Tour en edades adolescentes. Otros deportes, como la gimnasia o la propia natación, según razones analizadas por la medicina, admiten con frecuencia la existencia de juventudes extremas en sus filas y sus éxitos. Especialmente en el caso de las mujeres, que se desarrollan antes y gozan de algunas características, como la flexibilidad, ventajosas respecto a las de los hombres.
En natación, Michael Phelps e Ian Thorpe, por ejemplo, estaban a altísimo nivel a los 15 y 16 años. Como bastantes mujeres, por otra parte, y nunca a la altura de algunas de ella. Pensemos en la australiana Shane Gould (Shane Gold), la única mujer que ha reunido todos los récords de estilo libre. En los Juegos Olímpicos de Múnich72 tenía 15 años y conquistó tres oros, una plata y un bronce. Y a los 16 se retiró.
La alemana oriental Rica Reinisch también contaba 15 años cuando conquistó el oro en los 100 y los 200 espalda, y en los 4×100 estilos, en los Juegos de Moscú80. Es verdad que no estaban las americanas. Pero no es menos cierto que, en las tres pruebas, se alzó el récord del mundo. Y en los 200 se lo arrebató a la estadounidense Linda Jezek. También se retiró a los 16 después de permanecer hospitalizada con inflamación crónica de ovarios a causa del bombardeo de esteroides a que había sido sometida durante la pubertad. Ante el peligro de quedar estéril, abandonó las piscinas.
De entre las nadadoras en activo, Katie Ledecky tenía esos mismos 15 años cuando fue campeona olímpica en Londres’2012. Y Summer McIntosh ya despuntaba a los 14. Tenían 14 la australiana Sandra Anne Morgan, la inmortal húngara Kristina Egerszegi y la japonesa Kyoko Iwasaki cuando fueron campeonas olímpicas. Morgan, en los 4×100 libre en Melbourne56. Egerszegi, en 200 espalda (y subcampeona en 100) en Seúl88. También ganaría en Barcelona92 y Atlanta96. En Barcelona, además, los 100. Iwasaki se coronó en Barcelona en los 200 braza.
El 2 de marzo, en los trials, la estadounidense Anita Nall había batido por dos veces, una por la mañana y otra por la tarde, el récord del mundo de la prueba. Tenía 15 años. El 21 de julio, seis días antes de la final olímpica, cumplió 16. E Iwasaki… 14. Sigue siendo la nadadora más joven en conquistar un oro en los Juegos (Nall fue tercera a tres centésimas de la plata, la china Lin Li). A su regreso a casa, a Numazu, en la Prefectura de Shizuoka, la homenajearon 70.000 personas.
Portentos adolescentes
Bien. Tenemos portentos adolescentes ganando medallas a los 14 y 15 años. Pero Yu Zidi, ¡por favor!, tiene 12, una diferencia enorme a esas edades en cuanto al desarrollo integral del cuerpo (y la mente). Y no cumple los 13 hasta octubre. Rompe los más madrugadores esquemas. ¿Hay precedentes? Sí. Uno. Inge Sorensen, una niña danesa que, con 12 años y 24 días (sólo 25 días antes, menos de un mes, tenía 11), accedió al bronce en los 200 metros braza en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936. La medallista de plata, la alemana Martha Geneger, contaba 14 años. Pero Sorensen, repitámoslo, 12.
Continúa siendo la nadadora más joven en conquistar una medalla olímpica. Fue campeona de Europa en Londres, en 1938 y la primera nadadora en bajar de los tres minutos en los 200 braza. La Segunda Guerra Mundial cortó su carrera. Se casó con un ingeniero, Janus Tabur. Tras el conflicto, emigraron a Sudáfrica, a Canadá y Estados Unidos. Murió en Nueva Jersey en 2011, a los 86 años. En su país era conocida como Lille henrivende Inge, la pequeña adorable Inge.
La irrupción de Zidi
Yu Zidi no ha ganado aún ninguna medalla. Pero, por acudir a referencias orientativas, y aunque los tiempos cambian a toda velocidad, con su marca en Singapur en los 200 estilos (2:09.21) hubiera sido quinta en los Juegos de París y en los de Tokio. Cuarta en los de Londres y tercera en los de Pekín. Por descontado, habría ganado en Atenas con, por ende, récord del mundo. Los tiempos cambian en la natación a velocidad de vértigo. Pero 200 metros siguen siendo 200; y el agua, agua.
En teoría, a Yu le aguardan muchas medallas, a no ser que la precocidad, por extrema, vaya en detrimento del futuro, incluso del cercano. El inminente es que, en este Singapur perplejo, ya se metió también en la final de los 200 mariposa. Con la octava marca, pero en la final, donde todo es difícil y nada es imposible. Le quedan en su cargado programa, mucho más para una niña, los 400 estilos. Yu Zidi mueve al asombro absoluto y a la total expectación. Ningún hombre ha nadado a los 12 años más rápido que ella.