Yu Zidi, de 12 años, se lleva los focos en el segundo oro de McIntosh

Primero se irguieron olfateando el aire y luego, tras ocupar su poyete, se inclinaron venteando el agua dos mujeres muy jóvenes. Bueno, una mujer muy joven y una niña. Una canadiense de 18 años llamada Summer McIntosh y una china de 12 de nombre Yu Zidi. El instituto lindando con la universidad al lado del cole, o como sea y se organice la educación en China. En la Corte de la Natación, la reina y la damita de honor. Una especie de menina de ojos rasgados.

Cuando acabó la prueba (nos resistimos a decir «carrera»), los 200 metros estilos, McIntosh era medalla de oro, su segunda, tras la de 400 libre. Y Yu, de «chocolate», un material más apropiado para una criaturita de esa edad, a la que imaginamos más con los morros manchados de tan deliciosa sustancia que mordiendo metal.

McIntosh, la máxima atracción del Campeonato, aspira a cinco oros individuales. Antes de cada final hay una serie y una semifinal. Mucho tute, mucho trajín acumulativo. Así que la canadiense está nadando sin emplearse a fondo para aguantar el envite. La apretó un poco Alex Walsh en la braza, el estilo menos bueno de Summer, un nombre luminoso y rubio. Incluso así, venció con mucha ventaja (2:06.69) sobre Walsh (2:08.58) y la otra canadiense, Mary-Sophie Harvey (2:09.15).

Mejor que el récord de Belmonte

Yu Zidi terminó, pues, cuarta a sólo seis centésimas del bronce. Una hazaña en sí misma. Una aceptada invitación al asombro. Sus 2:09.21 son mejores que el récord de España de Mireia Belmonte (2:09.45). Nada menos. Unos números que le valieron un bronce a Mireia en el Mundial de Barcelona. Viniendo de la séptima posición, en el último largo, el de libre, sólo empleó una centésima más que McIntosh. La volveremos a ver, en principio, en los 400 estilos y en los 200 mariposa. El interés deportivo y antropológico por seguir su trayectoria crece exponencialmente. Y no parece que vaya a ser defraudado.

El primer oro estadounidense de los Campeonatos llegó, en los 100 mariposa femeninos, de la mano de Gretchen Walsh, hermana de Alex y recuperada de la gastroenteritis que ha mermado al equipo. Y lo hizo a lo grande, con 54.73, la segunda mejor marca de la historia, sólo por detrás de su récord del mundo (54.60). Aglutina los ocho mejores registros de siempre. Se quitó una espinita. Dominadora de la especialidad, sólo pudo ser segunda en París y nunca había ganado un Mundial en piscina larga. En corta sí.

Sin himno ni bandera

Las otras dos finales de la jornada, los 50 mariposa y los 100 braza masculinos coronaron, respectivamente, el francés Maxime Grousset (22.48), uno de los escuderos de Léon Marchand, y el chino Haiyang Qin (58.23).

No pudo pasar Carmen Weiler a la final de los 100 espalda, donde sí estarán, obedeciendo la lógica, Kaylee McKeown y Regan Smith. La española, de 20 años, nadó peor que en el Campeonato de España y que en las series. Con 59.92 ocupó el puesto decimosegundo en el total de participantes. Nacida en Bangkok y criada en Singapur, no pudo ser profeta en su tierra. Veremos qué tal se comporta en los 200 espalda.

Causaron muy buena impresión, en las semifinales de 200 libre David Popovici y Luke Hobson. Igual que, en los 100 espalda, Kliment Kolesnikov, ruso sin himno ni bandera, y Thomas Ceccon. No en balde Kolesnikov es el plusmarquista mundial de los 50, y Ceccon el de los 100. El de 200 sigue siendo Aaron Peirsol desde los Mundiales de Roma, en 2009, en el frenesí orgiástico de los bañadores de plástico.