Donald Trump ha recibido este domingo a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en su complejo de golf de Turnberry (Escocia) al que viajó el pasado viernes. La pretensión de la reunión es cerrar un acuerdo en el marco de la guerra comercial que, en cualquier caso, va a ser perjudicial para la UE, que asume ya buena parte de los aranceles que EEUU ha ido imponiendo en los últimos meses. De hecho, antes de reunirse a puerta cerrada, el presidente de EEUU ha aprovechado para lanzar reproches a la UE.
Trump ha dicho que hay “un 50% de probabilidades” de cerrar el acuerdo y lo ha fiado en buena medida a la cita de este domingo dado que ha dicho que hay que esperar una hora para pronunciarse. Pero ha asegurado que “la falta de equidad” que atribuye a la UE es el obstáculo para conseguirlo. De hecho, Trump avisó antes de la reunión de que no estaba de buen humor. “El golf siempre es bonito, nunca puede ser malo”, ha dicho sobre la posibilidad de que ese enfado se debiera a esa motivo.
“Si no llegamos a un pacto, habrá aranceles”, ha advertido Trump reiterando su amenaza de aplicar unilateralmente tarifas fijas del 30% a la importaciones comunitarias a partir del 1 de agosto.
La presidenta de la Comisión Europea ha asegurado que se trata de hacer las relaciones comerciales “más sostenibles” y ha admitido que hay un desequilibrio comercial en favor del bloque comunitario (de 50.000 millones de euros, que es el gran reproche de Trump).“Puedes llamarlo equidad o puedes llamarlo reequilibrio”, ha respondido Von der Leyen a los periodistas tras mostrarse confiada en que se pueda cerrar “el mayor acuerdo del mundo” en materia de comercio.
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