Un antiguo consejero del Pentágono alerta que el avance ruso ha revelado el mayor talón de Aquiles de Ucrania

Una ofensiva rusa a través de una de las líneas defensivas clave en el este de Ucrania ha sacado a la luz uno de los puntos más débiles del país: la escasez crítica de tropas. Este hecho ocurrió días antes de que el presidente de EEUU, Donald Trump, se reuniese con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para abordar el futuro del conflicto (aunque finalmente apenas hubo resultados).

Aunque todavía se desconoce la magnitud del avance hacia Pokrovsk, un nodo logístico vital en Donetsk, expertos y antiguos responsables del Departamento de Defensa advierten al medio Newsweek que esta incursión revela un problema estructural que podría haber influido en la posición de Washington en la cumbre del viernes.

«Esto refuerza el reconocimiento de que Ucrania tiene una desventaja militar en este aspecto», señaló al mismo medio citado Dan Caldwell, exasesor del secretario de Defensa, Pete Hegseth. Añadió además que no hay soluciones fáciles: «Realmente no existen buenas opciones para cambiar esto de raíz… lo que se ha estado gestando para los ucranianos es fundamentalmente un problema de personal».

Además del déficit de tropas, Caldwell apuntó a la falta de ciertos suministros, limitaciones tecnológicas y al dominio ruso en el uso de drones como factores que han contribuido a las recientes ganancias del Kremlin. «Si no tienes suficiente infantería para mantener una línea o asegurar una ciudad», advirtió, «eventualmente serás desplazado por una fuerza que sí tiene los efectivos para hacerlo».

Según cifras estimadas por el propio Caldwell y confirmadas por el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, Rusia goza de una ventaja de hasta tres soldados por cada uno ucraniano. Aunque Kiev afirma infligir tres veces más bajas a Moscú, la superioridad numérica sigue pesando.

Zelensky también reconoció un reciente avance ruso de unos 10 kilómetros hacia Dobropillia, al norte de Pokrovsk. En respuesta, Ucrania desplegó a su Primer Cuerpo Azov para frenar el avance. «Las unidades del cuerpo han planeado y ejecutado acciones para bloquear a las fuerzas enemigas en la zona», informó el grupo en un comunicado.

En círculos prorrusos, Pokrovsk —todavía llamada Krasnoarmeysk— se ha convertido en un punto estratégico, pues tal y como afirmó Denis Pushilin, líder de la autoproclamada República Popular de Donetsk, la zona recibe especial atención por parte de ambos bandos.

Rob Lee, investigador del Instituto de Investigación de Política Exterior, explicó que esta ofensiva forma parte de un patrón: ataques rusos aprovechando los vacíos generados por la escasez de soldados ucranianos. «Las brigadas ucranianas tienen pocos efectivos. En particular, el componente de infantería está muy reducido», explicó.

A menudo, las posiciones son defendidas por apenas tres soldados, lo que deja a muchas líneas vulnerables frente a pequeñas incursiones rusas que, aunque limitadas, logran infiltrarse. Durante un tiempo, Ucrania logró equilibrar la balanza con el uso de drones. Sin embargo, Rusia ha respondido mejorando su arsenal aéreo y tácticas, incluyendo bombas planeadoras, drones tipo Shahed y ataques precisos con artillería.

«Rusia ha seguido evolucionando… Han mejorado en la selección de objetivos y en el uso de UAVs», indicó Lee. Esta combinación de tácticas de infantería e inteligencia aérea está haciendo mella en las capacidades defensivas de Ucrania.

Más allá de las ganancias territoriales, la verdadera amenaza para Ucrania es la dificultad para sostener el esfuerzo bélico a largo plazo, según varios expertos. «Ese es el problema más importante», dijo Lee. «La sostenibilidad», agregó.

Mark Cancian, exfuncionario de la Oficina de Administración y Presupuesto de EEUU, remarcó que el problema no es cuánto territorio gana Rusia, sino la posibilidad de un colapso total de las defensas ucranianas, lo que devolvería a la guerra su carácter de maniobra y movilidad, en el que Moscú tiene todas las de ganar.

Mientras tanto, analistas como John Helin señalan que cada nueva penetración rusa agota las reservas ucranianas y estira aún más una línea de frente ya muy exigida. Aunque descarta una amenaza inmediata para ciudades clave como Kramatorsk o Sloviansk, advierte que el frente está «al límite de sus posibilidades».

De este modo, Putin podría utilizar los últimos avances como argumento para exigir el control permanente de Donetsk y Luhansk, además de Jersón y Zaporiyia, según ha sugerido el enviado especial estadounidense Steve Witkoff. Todas estas regiones, junto con Crimea, ya han sido reclamadas por Moscú mediante referendos no reconocidos internacionalmente.

Helin matiza que el éxito ruso no está garantizado, pero admite que estos avances dan más peso a las exigencias del líder ruso. «Aunque no cambien todo de inmediato, sí refuerzan su narrativa y su posición de fuerza de cara a la negociación», sentencia.