Trump trata de desviar la atención del caso Epstein acusando a Obama de intento de «golpe de Estado»

Donald Trump ya no sabe qué más hacer para desviar la atención sobre el caso Epstein. El presidente de Estados Unidos se ve presionado para desvelar toda la información que esté en su mano sobre el empresario pederasta que fue su amigo, lo invitó a fiestas y a sus mansiones, unos datos que supuestamente ocultaban los demócratas. Prometió llegar a la Casa Blanca para arrojar luz sobre el tema, pero por ahora, se niega a encenderla. 

Así que, mientras, se pone a sacar de la chistera acusaciones locas contra sus adversarios políticos, especialmente sus predecesores demócratas, a ver si el ventilador le ayuda a expandir porquería y hacer que Epstein se olvide. 

La última jugada ha sido acusar en la tarde de ayer de «traición» y de intento de «golpe de Estado» al expresidente demócrata Barack Obama. Lo señala como el presunto «líder de una conspiración» en su contra, directamente. 

Preguntado sobre la controversia alrededor de la supuesta «lista de clientes» con la que el financiero Epstein habría chantajeado a importantes personalidades y un próximo interrogatorio a la cómplice de Epstein en prisión Ghislaine Maxwell, Trump afirmó que no seguía de cerca el caso. Se quiso quitar de encima al periodista y se fue por los cerros de Úbeda. «La cacería de brujas de la que se debería estar hablando es que pillaron desprevenido al presidente Obama», indicó en una larga diatriba sobre el tema durante un encuentro en el Despacho Oval con el mandatario filipino, Ferdinand Marcos Junior. 

Trump aludió a la investigación divulgada por su directora de inteligencia, Tulsi Gabbard, quien llamó la semana pasada a procesar a varios funcionarios de la Administración de Obama (2009-2017) por presuntamente conspirar para deslegitimar la victoria del ahora presidente en las elecciones de 2016. «Intentaron manipular las elecciones, los descubrieron y debería haber consecuencias muy severas por ello. Es hora de perseguir a los culpables. A Obama lo pillaron directamente. La gente dice: ‘Oh, ¿sabes? es un grupo de personas. No es un grupo, es Obama. Sus órdenes están escritas. Los papeles están firmados», aseguró.

Según el líder republicano, los supuestos conspiradores pensaron que estarían a salvo de ser expuestos si marcaban todos los documentos como «altamente clasificados».

«Pues bien, lo altamente clasificado se ha hecho público, y lo que hicieron en 2016 y luego también 2020 es muy criminal», dijo repitiendo las acusaciones sin pruebas de que le fue robada la victoria en las presidenciales de 2020, donde perdió frente al demócrata Joe Biden (2021-2025).

Trump adelantó que Gabbard podría desclasificar próximamente «miles de documentos adicionales» sobre la presunta «conspiración».

Las agencias de Inteligencia de su Administración acusan a funcionarios del mandato de Obama de filtrar declaraciones falsas a medios de comunicación, entre ellos The Washington Post, afirmando que Rusia intentó interferir a través de medios cibernéticos en el resultado de los comicios de 2016.

Obama, tras escuchar al republicano, tachó de «ridícula» la acusación. «Estas extrañas afirmaciones son ridículas y un débil intento de desviar la atención», dijo en un comunicado enviado a los medios el portavoz del exmandatario, Patrick Rodenbush. 

Su nota apuntó que, aunque «por respeto a la oficina de la Presidencia», su gabinete «no suele dignificar con una respuesta las constantes tonterías y desinformación que fluyen de esta Casa Blanca, estas alegaciones son lo suficientemente indignantes como para merecer una».

A por todas

Trump también cargó contra su entonces oponente, la exsecretaria de Estado demócrata Hillary Clinton, el exdirector de Inteligencia Nacional James Clapper, el exdirector del FBI James Comey y Biden.

El mandatario ha insistido en sus señalamientos en varias publicaciones en su red Truth Social, donde volvió a generar polémica al compartir un video falso generado con inteligencia artificial en la que se muestra a Obama siendo arrestado en el Despacho Oval.

Sin embargo, sus controvertidas declaraciones no han logrado acallar la insatisfacción de los miembros del movimiento Make America Great Again (MAGA), sus más acérrimos seguidores, después que el FBI descartara la existencia del listado de clientes y confirmara que el pederasta murió por suicidio.

Estos exigen la publicación de todas las pruebas contra el magnate, como prometió Trump antes de regresar al poder en enero pasado.

La polémica sobre el caso fue avivada la semana pasada con la publicación por The Wall Street Journal de una supuesta carta de contenido «obsceno» enviada por Trump a Epstein durante los años en los que eran amigos, algo que el presidente ha negado categóricamente diciendo que esa nota es «falsa».