Donald Trump vuelve a hacer girar el mundo sobre su eje. Esta vez, ante la inminente reunión que mantendrá con Vladimir Putin el viernes en Alaska (EEUU) para buscar una solución a la guerra de Ucrania. Dos días antes, ha hecho lo propio, telemáticamente, con Volodimir Zelenski, la OTAN y los aliados europeos, para «preparar» el contenido.
Zelenski y el resto de aliados han transmitido a Trump un plan de cinco puntos con las exigencias que marcan Ucrania y Europa a la hora de negociar el futuro de la guerra con Putin. Y, en respuesta, el líder de EEUU habría garantizado que no tratará nada sobre cuestiones territoriales sin Ucrania. «Una muy buena llamada», ha apuntado el magnate al ser preguntado por la reunión de este miércoles.
Horas después de su encuentro multilateral, Trump ha comparecido en el Kennedy Center de Washington. Allí, ha insistido en su intención de llamar a Zelenski y a los líderes europeos una vez concluya su encuentro con Putin. Una cita a la que acude para «ver dónde estamos y qué estamos haciendo» en relación a la guerra, ha añadido.
Un día antes la Casa Blanca no dudó en calificar como «ejercicio de escucha» lo que hará el líder norteamericano ante su homólogo europeo, seis años después de su último cara a cara pero con un reguero reciente de contactos telefónicos.
Este miércoles, el magnate republicano ha reiterado lo que ya comunicó, que su objetivo en esta «primera reunión» es organizar una nueva cita, ya con Volodimir Zelenski y Putin «casi de inmediato». «Bien ellos dos o los tres si quieren contar conmigo», ha vuelto a decir, ofreciéndose como ‘negociador’ para acercar la paz. Sólo que con un serio añadido.
Trump ha mandado un mensaje de presión a Putin y a Rusia, advirtiendo de que si el viernes «no obtengo las respuestas que quiero, no habrá segunda reunión«. Y no ha dudado de amenazarle con «consecuencias muy graves» si el todopoderoso líder ruso no da pasos verificables hacia la paz.