Es un pensamiento inevitable en los últimos años. ¿Qué pasaría si estallara la III Guerra Mundial? Las hipótesis, especulaciones y teorías son incontables, al igual que los escenarios, que se antojan impredecibles. Sin embargo, siempre se pueden llegar a ciertas conclusiones que se ajusten lo más parecido a un consenso general entre los principales expertos y estudiosos en el tema.
Recientemente, uno de estos especialistas en guerras nucleares ha desvelado algunas de las claves que podrían decantar un hipotético conflicto nuclear, así como establecer un orden respecto a qué países contarían con cierta ventaja en el campo de batalla. Así, explicó cuáles serían los lugares más seguros del planeta para esconderse en caso de que se produjera una guerra mundial nuclear.
En primer lugar, y quizá el dato más alarmante, tiene que ver con el número de fallecidos al que ascendería un ataque de estas dimensiones, ya que estima que podría acabar con la vida de un 60% de la población mundial en apenas 72 minutos.
Pero si nos adentramos en lo que respecta a las zonas más seguras del mundo, el experimentado profesor Brian Toon, sostubo ante la periodista de investigación, Annie Jacobsen, que las zonas que conseguirían esquivar los efectos más devastadores de una guerra nuclear serían Australia y Nueva Zelanda.
Evidentemente puede creerse que esto se debe a su lejana latitud respecto al resto del mundo, y es cierto. Pero el motivo fundamental es el hecho de que podrían «mantener la agricultura», ya que amplias zonas del planeta, principalmente «en las latitudes medias, estaría cubierta de capas de hielo», y destaca zonas como Iowa o Ucrania, que «serían solo nieve durante diez años», por lo que «la agricultura fracasaría, y cuando la agricultura fracasa, la gente simplemente, moriría», apunta.
Por otro lado influiría el envenenamiento por radiación, que dejaría la capa de ozono tremendamente dañada y destruida, hasta el punto de que «no se podrá estar al aire libre bajo la luz del sol», por lo que augura que todo el mundo «se vería obligado a vivir bajo tierra, luchando por comida en todas las partes, a excepción de Nueva Zelanda y Australia».
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