Sílvia y Salvador. Salvador y Sílvia. La historia de dos amigos que se conocieron antes del éxito, de una victoria en Eurovisión y de un Grammy latino. Un viaje por el imaginario musical de dos artistas que se admiran mutuamente.
Salvador Sobral (Lisboa, 1989) escuchó a Sílvia Pérez Cruz (Palafrugell, 1983) cantar por primera vez en 2012. La catalana descubrió al lisboeta en 2016. Surgió la amistad y, más tarde, «un intercambio de canciones». Pérez Cruz escribió Em moro para cantarla con Sobral, ganador de Eurovisión 2017, que representó a Portugal con la canción Amor pelos dois.
En 2024 cantaron juntos Procuro olvidarte en la ceremonia de los Goya, en el momento de homenaje a los fallecidos. La versión llevaba integrada una canción escrita por Pérez Cruz ad hoc [Recordarte]. Y alguien pensó que era «buena idea» que cantaran juntos.
Esta es la cronología de los precedentes de Sílvia & Salvador, álbum que cuenta con composiciones de Jorge Drexler, Luisa Sobral (hermana de Salvador y autora de Amor pelos dois) o Jenna Thiam, esposa del portugués.
En este trabajo, ya disponible, ambos construyen un mosaico sonoro apoyado en un trío de músicos que envuelve a la pareja con el sonido del violonchelo, la guitarra, el banjo o la mandolina. En Sílvia & Salvador, el portugués y la española cantan en inglés, francés, catalán, portugués y castellano. En Bilbao, además, se apuntaron al euskera.
P. ¿Cómo fue cantar Toxria txori?
SOBRAL. Pues muy bien. El euskera es fácil de pronunciar. Tiene todos los sonidos del español, como si un español hablara nonsense o gibberish. Y la gente lo agradece. Además, la cantamos después de Plor per Palestina. Esa también es una canción política de liberación y entonces tuvo todo el sentido. Estoy muy feliz con lo que hicimos.
PÉREZ CRUZ. Yo también, fue el momento más emocionante. Es algo para todos. A mí eso me emociona.
«Si hay una gota de empatía en un ser humano, estará contra el gobierno de Israel»
Salvador Sobral
P. Esa canción, Tempus fugit (Plor per Palestina), no tiene letra. ¿Qué diría si la tuviera?
SOBRAL. Creo que lloraría, nada más. Es un llanto profundo por el genocidio. Es bastante visual. Cuando la canto veo esas imágenes horribles que nos pasa Meta, con su hipocresía máxima. Veo los niños en los brazos de sus madres, las bombas en los hospitales y en las escuelas. Veo a Netanyahu.
PÉREZ CRUZ. Para mí, también. Es un piano en medio de los escombros. Significa una resistencia de la belleza ante el horror. En el Teatre Grec de Barcelona vino Farah Chamma, una chica Palestina que habla portugués. La invité porque la había escuchado recitar un poema. Ese día cantábamos con el coro detrás y fue brutal. Esta canción expresa esa fragilidad de que te lo están destruyendo todo. Son supervivientes de un genocidio, con sus miedos y su belleza.
P. No evitáis posicionaros.
SOBRAL. Es lo mínimo que podemos hacer. Hay cosas que son ideológicas, pero esto no tiene que ver con ideología, sino con humanización y derechos humanos. Que paren toda la ayuda humanitaria, que no dejen entrar comida en Gaza… Si hay una gota de empatía en un ser humano, estará contra el gobierno de Israel y se pronunciará. En nuestro caso, siempre que podamos, cantaremos por Palestina.
PÉREZ CRUZ. Quería hacer un himno para Palestina. Nunca he pensado que los artistas tengamos que tomar una posición política. Para mí, el arte es libertad, y en la libertad toma muchas formas. Se puede pensar que no sirve de nada, pero canaliza durante unos segundos esas emociones y lo compartes con un público que no conoces, pero notas que está ahí. Se crean unos minutos donde una pequeña meditación colectiva manda un rayito de luz.
P. Salvador, como ganador de Eurovisión 2017, ¿Israel debería estar fuera del Festival?
SOBRAL. Sí. Yo firmé la carta de ex participantes que no estábamos de acuerdo con la presencia de Israel. A partir del momento en el que vi que no iban a echarlo, dejé de seguir ese concurso que tiene una incoherencia de criterio dejando fuera a Rusia y no a Israel. No tiene sentido.
P. ¿Cuáles son las costuras que no vemos de esta colaboración?
SOBRAL. Todas esas costuras son las conversaciones que hemos tenido, cuando nos juntábamos en Lisboa o en París. Nuestro bonding emocional que fue surgiendo en estos años.
PÉREZ CRUZ. Al principio existía una admiración, el arte de cada uno que llama al del otro. Él me hizo un homenaje en una canción… Me lo lloré todo. Nos propusieron cantar en los Goya y lo disfrutamos mucho. La actuación tuvo lugar en el homenaje a la gente de la industria fallecida y en ese momento siempre se aplaude. El público aplaudió solo una vez y luego hubo un silencio.
SOBRAL. Alguien aplaudió un poquito y dijo: «No voy a seguir».
PÉREZ CRUZ. Fue hermoso que la música tuviese ese lugar y que no hubiera una jerarquía entre muertos por los aplausos. Ayudó a celebrar la vida y la muerte. Salimos muy contentos. Al cabo de tiempo, le dije: «Salva, ¿qué hacemos?», pero no se lo creía. Provoca vértigo compartir con un amigo a quien además, admiras, porque pueden surgir conflictos. Hacer un disco es algo que te expone mucho, salen todos tus miedos.
SOBRAL. Todo son cosas nuevas, como hacer entrevistas juntos. Algunas son más fáciles si estás solo, pero si me equivoco, me agarra de la mano. Y al revés, también.
«Nos hemos entendido de puta madre y nos hemos ayudado muchísimo»
Sílvia Pérez Cruz
P. Una vez tomáis la decisión, ¿cómo surge la puesta en común de ideas?
PÉREZ CRUZ. Queríamos cantar juntos. Componer, aún no. La pasión era cantar.
SOBRAL. Porque no había mucho tiempo, siempre estábamos tocando en lugares distintos y era complicado juntarnos a componer.
PÉREZ CRUZ. Totalmente. Pero quería contar con él. Entonces pensamos: «¿Por qué no hacemos un homenaje a los amigos compositores que tenemos?». Yo pensé lo mismo que Salvador. Empezamos a preguntar a diferentes compositores y les dimos el motivo del tiempo.
P. La propuesta de sonidos, influencias y géneros, ¿fue algo que se acordó o fluyó de manera natural?
SOBRAL. Fluyó de manera bastante natural. Las canciones parece que venían con un arreglo subyacente. Cada miembro de la banda tenía sus ideas, por tanto, los músicos también aportaron.
PÉREZ CRUZ. Salvador tiene mucha conciencia de los tempos. Yo soy más de las texturas, el color o dónde colocar cada instrumento. También hice muchas segundas voces.
SOBRAL. Yo le decía a Sílvia: «Esto no es un disco mío en el que estás de corista». Fue un punto de viraje en el que empezaste a ser tú misma cantando tus melodías. Ella se pasea y fluye. Esa conversación fue como una sesión de terapia.
PÉREZ CRUZ. Nos hemos entendido de puta madre y nos hemos ayudado muchísimo. Cada uno tiene una manera de trabajar muy diferente. Tenía que hacer una segunda melodía para volar, porque no existía.
SOBRAL. Era eso lo que faltaba, que volaras como siempre vuelas. Felizmente, pasó.
PÉREZ CRUZ. Es algo emocional que tenemos que descubrir en el directo. Primero, creas una belleza, una estructura que es humana también. Se debe crear una base sólida para poder volar desde ahí.
P. Salvador, hay canciones para el álbum que han escrito tu mujer o tu hermana. Sílvia, tú interpretaste Vestida de nit, canción escrita por tus padres ¿Tiene algo de diferente cantar lo que ha escrito un familiar para ti?
SOBRAL. Me encantaría decir que sí, pero en mi caso he descubierto que lo que me gusta es cantar, me da igual si lo escribió mi hermana, mi mujer o David Bisbal.
PÉREZ CRUZ. Entiendo la sensación, pero lo contaría de otra manera. Leo una letra de mis padres sola y pienso lo que les podía pasar. Pero cuando la canto nunca pienso en eso. Creo que la emoción de uno cuando canta no tiene importancia. Alguna vez en la que he estado muy triste cantando, nadie se dio cuenta. Otra vez que estaba poco emocionada parecía que era la gran cosa. Ahí entendí que no iba de mis emociones. Cuando cantaba En la imaginación, que trata sobre desamor, le dedicaba un segundo a un desamor mío que me dolía y notaba que no me servía de nada. Prefiero cantar al desamor en general. Siempre hay una emoción más universal.
P. En el single de presentación del álbum, Hoje já não é tarde, se habla de un amor que se va y luego vuelve inesperadamente.
SOBRAL. Eso es de una noticia que la autora de la canción, mi hermana, leyó en el periódico sobre dos niños que vivían en la misma calle. Se enamoraron, pero después cada uno siguió su vida. Se casaron y sus respectivas parejas murieron. Tras quedarse viudos, se enamoraron otra vez.
PÉREZ CRUZ. Mi pareja dice que es una canción que sientes que no te va a soltar de la mano hasta el final.
P. En la canción El corazón por delante, su compositor Jorge Drexler se plantea al final si debe estar el corazón «por delante» o «al volante». ¿Dónde lo ponemos?
PÉREZ CRUZ. Por delante, por delante.
SOBRAL. Por delante siempre, como forma de vivir.
P. En el proceso creativo del álbum, ¿se ha querido dejar lugar para la improvisación en el directo?
SOBRAL. Siempre lo hacemos los dos por separado. Y en este caso hemos tenido presente que las canciones no pueden ser tocadas de la misma forma dos veces.
PÉREZ CRUZ. Nos gusta ese vértigo.
SOBRAL. Ese vértigo y el cambio. No diría rechazar, pero sí evitar la repetición, porque es peligroso. De repente es monótono.
P. En el álbum se oyen risas, ruido, ese grito de Salvador. Por usar el lenguaje teatral, ¿parece que se rompe la cuarta pared?
PÉREZ CRUZ. No me lo podía creer. Pero me salía una sonrisa porque se atrevió a hacer esa tontería en medio de una grabación donde todo el mundo estaba tocando una toma a la vez. Me troncho de risa. Al igual que Em moro se llora, aquí se ríe.
SOBRAL. ¡Es verdad! Para cerrar el ciclo del llanto. Eso me encanta como filosofía, porque lo que hacemos no es especial. Nosotros cantamos, el otro es panadero, tú eres periodista. Estoy en contra del endiosamiento de los artistas y a favor de la humanización del arte.
PÉREZ CRUZ. Como la dosis aristotélica de cada cosa. Me encanta dejar hecho lo que puedo controlar para luego no pensar en nada y que se me vaya la olla y vivir la animalidad del presente. Sin miedo al error.
P. ¿Creéis que existe un buen intercambio cultural entre Portugal y España?
SOBRAL. Hay muy pocos artistas portugueses que van de gira por España y viceversa. Gracias a la vida y a las circunstancias, yo soy un artista portugués que va de gira bastante en España, y Sílvia también va de gira bastante en Portugal. Este disco es una celebración ibérica. Queríamos reivindicar también un poco eso, dejar de estar de espaldas y abrazarnos Portugal y España. No digo que seamos un reino porque no quiero eso, pero que haya más intercambio cultural es urgente. Me encanta España y todas las españas. Este país es muy plural. Y este disco es un grito ibérico nuestro.
PÉREZ CRUZ. Tú vas a Portugal y te hablan español. En España creo que muchas personas no tienen conciencia de la belleza de nuestro país vecino. Me alegra que nos encontremos Salvador y yo, es muy real.