«Santi en el Oviedo es como Maradona en el Napoli». Piero es el amigo de infancia del dios carbayón. Nadie conoce mejor a Santiago Cazorla (Lugo de Llanera, 13 de diciembre de 1984), el abuelo heroico de la Liga que arranca hoy. Con sus 40 años marcó el primer gol del partido contra el Mirandés que la pasada primavera otorgó al Oviedo, 24 años después, el ascenso a Primera División.
El doble campeón de la Eurocopa con la selección española (2008 y 2012) regresa un lustro después a Primera División y lo hace este viernes (21.30 horas) con su Oviedo y frente al Villarreal, que relanzó su carrera. Cierre ideal del círculo virtuoso de un centrocampista que cautiva por su juego y carisma. El técnico del Oviedo, el serbio-español Veljko Paunovic -sólo siete años mayor que Cazorla- elogió al ídolo local en plena lucha por el ascenso: «Santi es una persona tremenda, nos beneficiamos de su buen humor. Queremos lo mejor y él representa lo que es este equipo. Es muy alegre y tiene un talento fantástico. En el vestuario es un modelo a seguir. Todos los compañeros le cantaban el ‘Oh, Santi Cazorla’. Es el corazón del equipo».
Cazorla se marchó del Oviedo en 2003 para fichar por el Villarreal, con el que debutó en Primera en el curso 2003-04, en un equipo cuyo entrenador era Benito Floro. En el submarino amarillo permaneció hasta 2006, cuando fue cedido al Recreativo de Huelva. En 2007 regresó al Villarreal y en 2008 debutó como internacional con Luis Aragonés (con España ha jugado 81 partidos y marcado 15 goles). En 2011 recaló en el Málaga y un año después fichó por el Arsenal, donde permaneció hasta 2017. Cuando estaba en el club de la Premier puso dinero de su bolsillo para que el Oviedo no desapareciera. En 2018 volvió al Villarreal y en 2020 se marchó Al-Sadd de la liga de Qatar.
En 2023 retornó al Oviedo, quería jugar gratis, pero LaLiga le exigió que cobrara el sueldo mínimo. Él cedió al club asturiano el 10% de los ingresos de la ventas de su camiseta para la formación de nuevos jugadores. «Yo jugaría gratis, pero no está permitido. Me hicieron una buena oferta, pero mi mujer me dijo: ‘No, no vas al Oviedo a ganar, vas a ayudar, a disfrutar, a dar’. Llamé a mi agente y le dije que no quería dinero», apuntó entonces el futbolista, cuyo hijo Enzo juega en las categorías inferiores del Oviedo y su hija India recibe clases de baile.
En la capital asturiana destacan la cercanía y capacidad de superación de un jugador que nunca lo ha tenido fácil y que estuvo cerca de abandonar el fútbol. En 2013 se lesionó con un esguince de tobillo y ahí comenzó un calvario, una bacteria empezó a comerle parte de su tendón de Aquiles hasta mermarle ocho centímetros. Después llegaron una decena de operaciones. Estuvo 668 días de baja y los médicos aventuraron que no volverá a jugar. Feliz equivocación.
Un futbolista sin ego
«Es un ejemplo para todos. Va a cumplir 41 años y para llegar hasta aquí hay que tener grandes condiciones físicas, pero también un gran fortaleza mental. A Santi sólo le falta que le pongan un monumento en Oviedo. Nunca pone mala cuando le piden que se pare para firmar autógrafos o hacerse fotos. No tiene ego. Es todo bondad», añade Piero, inseparable desde la etapa de infantil en el club ovetense.
«Nunca dejó de tener los pies en la tierra, incluso en sus momentos de mayor gloria, jugando en el Arsenal o Villareal. Le gusta ser uno más. En las celebraciones, en los actos públicos, con los amigos, es el alma de la fiesta, pero en las fiestas que pasan de la medianoche no le verán. Es el primero que llega a los entrenamientos y el último que se marcha. Se cuida mucho y es consciente de que a sus 40 años tiene que esforzarse para seguir el ritmo de una plantilla de veinteañeros», afirma la periodista Patricia del Gallo.
Cazorla sabe que sin trabajo no hay premio. Cuando era una chaval convenció a muchos de que su físico no era un obstáculo para destacar. «Recuerdo que cuando éramos cadetes a varios nos echaron del Oviedo porque éramos bajitos. Entonces Santi pegó un estirón y pudo demostrar su valía. Es pequeño, pero atesora con grandes condiciones, es como Modric y Davis Silva. Tiene mucha fuerza de voluntad», señala su compadre Piero.
Cazorla sabe que tendrá que dosificar sus esfuerzos para ser importante en la nueva etapa del Oviedo. Su experiencia y aportaciones al vestuario serán muy valiosas. En la pasada temporada disputó 45 partidos y anotó cinco goles. Unos registros que a partir de hoy el dios carbayón espera superar.