Rita Payés: «Me molesta tener que sacar un disco cada dos años para tocar en festivales y estar dentro de la rueda»

Es Rita Payés (Vilassar de Mar, Barcelona, 1999) casi una figura contracultural. Lo es como artista, con su propuesta cercana al jazz, con tintes de blues, soul… que ahora ha cristalizado en De camino al camino, su primer álbum en solitario tras entregar sus primeros años al trombón y a las big bands. Lo es como mujer y joven con dos hijas a sus 24 años en un país ya de facto de hijos únicos y con la edad media de maternidad superando la treintena. Y lo es precisamente como madre, con esas dos niñas creciendo en camerinos como parte de una gira que hará parada el próximo 10 de enero en el Inverfest de Madrid y culminará el 24 en San Cugat del Vallés.

«De momento está yendo muy bien, los conciertos están siendo muy gozosos. Aunque no estoy dejando de hacer otros conciertos en los que no soy protagonista porque gozo mucho de no tener esa responsabilidad y me inspira», expone al otro lado de la pantalla Rita, a cara lavada, con ropa de andar por casa, alejada de toda la impostura de una estrella musical que parece estar naciendo. De nuevo lo contracultural.

¿Cómo ha acabado la niña del trombón haciéndose cantante?
Yo siempre había cantado, pero con 13 o 14 años empecé más en serio. De alguna forma siempre había usado la voz como herramienta de entender la música, de tocar el trombón. Ser capaz de cantar las cosas y después tocarlas. Pero hace realmente poco que soy consciente de que soy cantante y aún se me hace raro decirlo. En mi casa, eso sí, siempre ha habido música o alguien estudiándola. Mis papás siempre han sido profesores y guitarristas. Mi papá también toca la trompeta, mi hermano es músico. Y yo me he quedado ahí pillada.
¿Ese origen de músicos le ha resultado positivo o negativo?
Supongo que tiene más cosas positivas que negativas, pero tiene de las dos. Es muy bonito que la música se te presente desde tan pequeña y que tus papás la amen. Que ese amor por la belleza muchas veces se desvanece con todo lo que la envuelve. Parece que si no hay fuegos artificiales, no nos fijamos en la música. Pero también tiene lo malo de que la música es monotema, nos cuesta salir de ahí.
¿A qué se refiere con que la música se desvanece entre los fuegos artificiales?
A que una cosa es la música y otra la industria. Es verdad que si quieres hacer música no puedes estar fuera de la industria. Yo no tengo esa capacidad de elegir, entonces estoy en esa fina línea de intentar sentirme cómoda con lo incómoda que me parece esta industria. Intento de alguna forma seguir mis valores, ser consciente de que lo que estoy haciendo nace de mi amor por la música, no por la ambición de ser una estrella. Hay cosas de la industria a las que me puedo agarrar, pero pasando por el filtro de que me sienta cómoda.
¿Esos fuegos artificiales entiende que han devorado lo musical?
Totalmente, eso no deja de pasar y está muy bien. Pero eso no es un concierto, es un espectáculo. Aunque me cuesta tener una opinión fija sobre esto, porque yo también a veces consumo eso. Pero hablo de todo este mainstream y esta forma de dar información continua, también está bien dar un poco de espacio al respiro. Habría que trabajar un poco en ese sentido porque todos estamos enfermos de lo mismo, de ese exceso, pero este es un problema global.
¿De solo producir?
Esa presión es muy fuerte, hace medio año que ha salido este disco y en la primera semana ya me preguntaban qué era lo siguiente. Pero si acabo de sacar este disco, dejadme respirar y saborear lo que está pasando. Es un constante ‘¿y ahora qué?’. Pues ahora es esto. Me molesta eso de que las carreras ya estén dibujadas, hechas y que tengas que sacar un disco cada dos años como excusa para tocar en festivales y estar dentro de toda esta rueda. Habrá gente a la que le funcione, pero es muy incómodo y no está de más parar.
¿Cómo se hace eso de parar estando ahí dentro?
Necesitamos tiempo para todo, también para inspirarnos, porque al final lo que surge musicalmente no nace de lo puro, nace de un agobio, eso es lo que llega a la gente. Yo intento no juzgarme más de la cuenta y aprender a parar un poco. Hace más de un año que no hago una canción y me incomoda, porque siento la presión externa de tener que seguir produciendo. Entonces tengo que colocar todo eso y pensar qué quiero hacer yo, ser libre que es una suerte haberlo sido y dedicarme a esto. Pero como todo se mueve tan rápido, me lo recuerdo por si acaso.

«Hace más de un año que no hago una canción y me incomoda porque siento la presión de tener que seguir produciendo»

¿Se ha juzgado mucho?
Claro, es inevitable, siempre hay un juicio interno. Apagar esa voz es de las cosas más difíciles que podemos hacer los humanos. Yo intento fijarme en lo cotidiano, en el día a día, en lo bonito que está el cielo. Puede sonar muy hippie pero es que es así.
Y entre medias, teniendo 24 años, le llegó su segunda hija. ¿Cómo lo conjuga con la carrera musical?
Esa es una cosa muy fuerte, pero yo estoy viviendo la maternidad como algo muy precioso e intento disfrutar cada momento. Pero es verdad que esta vorágine hace que la relación con tus hijas sea de de una manera o de otra. Pero yo estoy contenta porque la mirada está en lo que necesitan ellas y yo, lo que necesita la familia. Aunque no es fácil encontrar la fórmula.
Entiendo que a las niñas las tiene que llevar a la gira, cambiarles los horarios por los conciertos…
Esto lo hablé con Luisa Sobral, hermana de Salvador, que tiene cuatro hijos y sigue haciendo conciertos. Hagas lo que hagas estás haciendo algo mal. Si las dejas en casa, porque las dejas y si te las llevas a un camerino porque te las llevas y es demasiado tarde. Siempre hay alguna cosa que podrías hacer mejor, pero a ojos de quién. A mí me está sentando bien llevármelas, pero ahí hay un tema porque no todo puede depender de la capacidad de los humanos de amoldarnos a todo.
¿De qué debe depender?
Faltan ayudas y apoyo para la maternidad. Mi chico y yo porque nos lo hemos montado bien, pero hay mucha gente que tiene que escoger, gente que no tiene ayuda familiar o económica para poder respirar un poco. Ojalá la mujeres pudiéramos decidir más si queremos ir a trabajar o no después de ser madres. Porque ya no es solo la ayuda, también hace falta un soporte psicológico porque a nivel cerebral hasta que pasan dos años no asientas la maternidad. La baja es de cuatro meses, eso da risa, pena y da todo.
¿Se ha sentido juzgada como madre?
Pues es que no te ponen muchas facilidades para que no lo sientas, se nos exige ser las mejores madres del mundo y súper exitosas con nuestro trabajo. Además estar súper guapas, cocinar bien y ser las más alegres del mundo. Y se nos exige todo el rato, que eso es una presión social… Entonces no me extraña que las madres nos juzguemos. Pero bueno, al menos hay una lucha, que se está haciendo, para frenarlo.
¿En su mente estuvo tener que renunciar a su carrera?
Sí, claro, no pensé en dejar la música, pero sí que no quizás no era el momento adecuado para sacar este disco y todo esto. Se me ha pasado por la cabeza miles de veces, pero, la verdad que no sé muy bien cómo ni por qué, salió así. Supongo que pudieron las ganas y el apoyo externo. Toda la parte musical conseguimos grabarla antes del parto.
¿Cuántas veces ha sentido el juicio por ser madre de dos hijos con 24 años? Una edad muy por debajo de la media en España
Pues tampoco tanto. Es verdad que al principio es una cosa que puede impactar, pero en realidad antiguamente era así y tu cuerpo está absolutamente preparado. De hecho, está mejor preparado. Entiendo la sorpresa, pero te vas a otros sitios y es lo más normal.
Aquí se recurre siempre al argumento de que supone perder la juventud
Ahí está la manera de ser de cada uno, yo nunca he tenido esa juventud de salir de fiesta y petarlo. Yo lo que he necesitado hacer ya lo he hecho, me iba a tocar a garitos hasta las tantas y esa era mi fiesta. Yo nunca he sido discotequera. Y a lo mejor luego me vuelve la juventud. Porque cuando mis hijas estén hechas yo aún seré joven.
¿Cómo vivió usted aquel momento de los Goya con C. Tangana? Que fue lo que la puso en el foco.
Sé que a nivel externo tuvo mucho bombo, pero también como nunca he sido consumidora de estas cosas, no me di cuenta hasta mucho después de lo que suponía cantar en unos Goya. Yo estaba ahí, vi a Penélope Cruz y pensé ‘hostia, esta me suena’. Entonces para mí eso fue un bolo más, raro porque solo tocabas una canción y era la primera vez que cantábamos con C. Tangana. Y estoy muy agradecida, eh
¿Vive desconectada?
No conozco la música mainstream, no la conozco. Cuando me llamó C. Tangana yo no sabía ni quién era. Tampoco pasa nada, ahora ya lo sé y me voy enterando de cosas que me parecen muy modernas y me flipan. Seguro que si me pongo a pensar me sale música actual que consuma, pero no sé si es muy mainstream.