Israel ha cumplido con el guion que ya venían adelantando algunos medios estadounidenses como The New York Times desde hacía tiempo, pero que había cobrado mayor credibilidad en las últimas horas, después de que Irán manifestase que tenía información de un «país amigo» de que Tel Aviv preparaba un nuevo ataque masivo contra las instalaciones nucleares iraníes. Las fuerzas aéreas israelíes han desplegado 200 aviones en una serie de bombardeos con un centenar de ataques bajo el nombre de ‘operación Rising Lion’ (el despertar o el ascenso del león).
En un contexto en el que Washington y Teherán están en plena negociación para volver a conseguir un pacto sobre el uso civil de energía nuclear y las capacidades nucleares iraníes -el primer ministro israelí ha justificado argumentando que Irán tenía capacidad para fabricar 15 bombas nucleares en poco tiempo-, Israel ha golpeado el corazón del programa en la región Natanz. Pero no solo ha atacado infraestructuras críticas, en la misma operación auspiciada por la Inteligencia del Mossad, también ha descabezado a la plana mayor de la Defensa iraní.
En una serie de ataques de precisión, las IDF han logrado asesinar al jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, el general Hosein Salamí, y el jefe del estado mayor de las fuerzas armadas de Irán, Mohammad Bagheri. Para hacerse una idea de la magnitud de estos magnicidios, el primero es un cargo que podría compararse, por ejemplo, al del jefe del Estado Mayor de EEUU, es decir, la persona más alta de la cúpula militar del Ejército de un país. El segundo era el oficial militar de más alto rango de Irán y también la segunda figura de mayor alto rango.
En esta serie de ataques de Israel a Irán también se han cobrado la vida de quien fue el jefe de seguridad nacional Ali Shamkhani, quien llegó a ser uno de los hombres clave del ayatolá Jamenei, hasta ser apartado de repente en 2023, probablemente por el temor al renombre que estaba adquiriendo. Era una figura diplomática clave, sobre todo en el ámbito de las negociaciones con EEUU y Europa, y ahora está fuera de juego. Justo cuando menos le convenía a Israel que Teherán avanzase diplomáticamente.
Hosein Salamí, el hombre que controlaba la Guardia Revolucionaria de Irán
El general Salamí (1960-2025) dirigía desde 2019 la temible Guardia Revolucionaria de Irán, lo que significa que ha estado al cargo de un cuerpo que ejerce un férreo control en múltiples ámbitos. Desde la materia de seguridad militar y de interior, capaz de mantener anulada la disidencia en el propio país, esta rama militar también está al cargo del apoyo -informal y no oficial- a múltiples guerrillas y facciones de la región -Hizbulá, en Líbano, o los hutíes, en Yemen-. La mayor parte de datos que se conocen de su cargo, proceden de la Inteligencia estadounidense, la misma que le sitúa como líder del cuerpo secreto de la propia Guardia.
Salamí era el hombre que conversaba directamente con el ayatolá. Bajo su mando se encontraba desde la propia Inteligencia iraní hasta su división de ciberseguridad -en otras palabras, un ejército de hackers- y una cuantía estimada de 200.000 soldados de la considerada como la rama de élite del Ejército iraní. Pero su asesinato, además de un golpe de efecto, supone acabar con la persona al cargo de la más obvia eventual respuesta de Irán al propio ataque israelí.
Es el impulsor de la estrategia de potenciación y creación de nuevos misiles balísticos y ya estuvo al mando cuando se produjeron los episodios de abril y octubre del pasado año -cuando Israel e Irán iniciaron una escalada de ataques y contraataques-, iniciados tras el asesinato de dos altos cargos de la Guardia en una supuesta embajada en un Damasco todavía bajo control de los Assad.
Mohammad Bagheri, el ‘número 2’ de la cúpula militar iraní
Si no existiese la figura de Salamí, es decir, el jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, Mohammad Bagheri sería el hombre de mayor rango en términos de Defensa. Desde 2016, es el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, el ejército regular compuesto de unos 500.000 efectivos. La oficialista agencia de noticias IRNA ha confirmado que también ha sucumbido en los ataques, sin desvelar todavía en que punto habría tenido lugar su asesinato.
Bagheri es considerado, a ojos de EEUU, como uno de los hombres en el círculo más estrecho del ayatolá. No solo es el gran general del Ejército iraní, también ha tenido un especial peso en operaciones realizadas en el extranjero o en el fortalecimiento de alianzas regionales. Ha sido identificado apoyando a las tropas sirias de Baschar al Assad en 2017.
Bagheri también representaba esa nueva hornada de altos cargos con alto nivel de preparación y formación. Era licenciado en Ingeniería y doctorado en Geografía Política, los ingredientes perfecto que le convertían en especialista en inteligencia militar. Su mayor aprendizaje en el campo de batalla lo adquirió durante el conflicto entre Irán e Irak de los ochenta.