Pogacar suma y sigue en el Muro de Bretaña

El inicio de la 112 edición del Tour es una sucesión de maravillas, una oda al rock and roll. No le hizo falta a la organización una lucrativa y exótica salida desde otro país. El Norte de Francia con sus trampas, su viento, sus pequeñas cotas y, sobre todo, con la actitud voraz de los protagonistas. A la espera de un fin de semana de calma y sprinters, el Muro de Bretaña fue otra bella píldora de ciclismo de quilates y otra muesca más en el historial de Tadej Pogacar, que no perdonó en el sprint del selecto grupo de elegidos, con Jonas Vingegaard, eso sí, pegado a su rueda. Su victoria 101, la segunda en este Tour, la que le permite volver a recuperar el amarillo. [Narración y clasificaciones]

Fue una subida final extraña, pues Pogacar no pretendió esta vez un ataque de medio alcance. Y eso que Tim Wellens se lo dejó en bandeja. Justo antes, una caída por un reventón había afectado de lleno a su principal gregario. Habrá que ver las consecuencias sufridas por Joao Almeida, mucho peor pintaba para Buitrago y para Jack Haig. De repente, en las duras rampas del Alpe D’Huez bretón, repleto de aficionados, los tres elegidos se vieron solos. Y ninguno quiso forzar, como midiendo sus fuerzas y escondiendo sus cartas.

Remco, Jonas y Tadej. Todo lo dejaron para los últimos metros, donde Narvaez lanzó a Pogacar, que ganó con suficiencia y sin Van der Poel. Recuperó el liderato y mordió con otros segundos a Vingegaard con la bonificación. Pero el danés, inferior en esos manos a manos, mostró fortaleza. La batalla ya se reanudará el martes, con el etapón en el día nacional y 1:17 de diferencia entre los dos colosos.

Resultó una jornada calurosa, una larga y tensa calma hacia el muro final (dos kilómetros al 6,9%), que se ascendía en dos ocasiones. Una escapada consentida pero poco (con Geraint Thomas e Iván García Cortina, entre otros), por tierras de Bernard Hinault. Por su Yffiniac natal (kilómetro 120,5), pero también por Calorguen (km. 51,6), donde vive y tuvo su granja tras retirarse, donde su esposa Martine fue alcaldesa de 2008 a 2014. Una persecución llamativa, con Alpecin al frente del pelotón, pero también con UAE, incluso con el Visma.

Sólo el joven Ewen Costiou resistió en la primera ascensión, cuando ya los nervios se soltaron, cuando el agresivo Visma tomó las riendas. Primero con Campenaerts, después con Simon Yates, que dejó tiritando el pelotón en las primeras rampas, con Vingegaard a su rueda y Van der Poel sufriendo ya. En los 13 kilómetros entre una y otra cota, se reagruparon los sufrientes y cayó Costiou. Todo listo para otro intensísimo desenlace.

Que se vio sobresaltado por la caída en la que también Enric Mas se quedó enganchado. Pudo reanudar rápido y finalmente se dejó 50 segundos en meta.

En el icónico Muro de Bretaña, donde hace cuatro años Van der Poel honró a su abuelo con su primer triunfo en el Tour (por delante de Pogacar), no estuvo esta vez en condiciones el del Alpecin, pagando el esfuerzo del jueves. Y él es el único que en este tipo de finales puede hacer cosquillas a Tadej.