Netflix suspende el estreno de la docuserie sobre Angi, la condenada por el «crimen perfecto», por orden judicial

Netflix ha suspendido el estreno de Angi: Crimen y castigo’ previsto para este jueves 1 de mayo por orden judicial. En concreto, el Juzgado de Primera Instancia 8 de Tarragona ha acordado estimar la petición de suspensión cautelar de la difusión, distribución y explotación de la docuserie, según han confirmado fuentes judiciales.

El caso parte de una demanda de la propia condenada, María Ángeles Molina, quien se encuentra en la cárcel de Mas d’Enric (Tarragona) por el asesinato de una amiga suya, Ana Páez. Angie o Angi (como aparece en Netflix) pidió frenar la emisión de la serie porque aparecerían imágenes personales antes de que cometiera el asesinato que no contarían con su consentimiento, según adelanto el martes El Periódico.

Ahora, el juez ha aceptado in extremis las medidas cautelares solicitadas -la suspensión de Angi: Crimen y castigo, prevista para este 1 de mayo-, un freno efectivo después de que la demandante haya depositado la caución impuesta. De hecho, la docuserie ya ha desparecido del catálogo de la plataforma y de sus anuncios de promoción para este mes.

Tras la decisión judicial, Netflix también ha retirado los tráileres ya publicados en Youtube y la ficha de Angi: Crimen y mentiras de su catálogo. Un caso que llega después de las polémicas demandas judiciales que afectan a otros dos de los crímenes más mediáticos de los últimos años: la batalla de Rosa Peral contra Netflix por El cuerpo en llamas y el libro sobre José Bretón de Anagrama.

María Ángeles Molina, es uno de los personajes más conocidos de la crónica negra catalana: en 2008 mató a una amiga -y compañera de trabajo- y dejó pistas falsas para simular un móvil sexual. Su propósito no era otro que cobrar los seguros de vida que había contratado por valor de un millón de euros suplantando su identidad.

El crimen por el que fue condenada María Ángeles Molina ocurrió el 19 de febrero de 2008 en un apartamento de alquiler de Barcelona, donde la acusada adormeció a su amiga con una sustancia que no se ha podido determinar, la asfixió con una bolsa de plástico que le asió al cuello y posteriormente la impregnó con el semen de dos gigolós para simular un móvil sexual.

Angie también planificó su coartada: la mañana del crimen acudió con su coche a Zaragoza, pagando los peajes de la autopista con un Teletac a su nombre, y acudió a las Pompas Fúnebres a recoger las cenizas de su madre, fallecida un año antes. Fue gracias a una imagen de una sucursal bancaria, tomada tras cometer el crimen, que fue arrestada. Horas antes, se había hecho pasar por Ana con una peluca para sacar dinero.

Condenada a 22 años por la Audiencia de Barcelona, el Tribunal Supremo rebajó a 18 años pena final. En concreto, cambió la consideración del crimen desde asesinato (18 años de cárcel) a homicidio doloso (14 años de prisión) porque, aunque es segura la culpabilidad de Angie, sí era razonable dudar de si la víctima pudo defenderse o si se hallaba dormida en el momento de morir, según la sentencia.

La serie de dos episodios está dirigida por Carlos Agulló y producida por Brutal Media, producto de una investigación de dos años sobre dos hechos distanciados en el tiempo: la inesperada muerte en 1996 del marido de Angi, el empresario Juan Antonio Álvarez Litben, y el asesinato en 2008 de Ana Páez.