Washington pisa el acelerador para cerrar un alto el fuego de 60 días en la Franja de Gaza. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, mantuvieron este martes una segunda reunión en menos de 24 horas para abordar, ya sin rodeos, una tregua que podría cerrarse «a finales de esta semana con la liberación de diez rehenes vivos y la devolución de nueve fallecidos», tal y como ha dicho el enviado especial de EEUU para Oriente Próximo, Steve Witkoff, poco antes de acudir a las primeras conversaciones entre ambos bandos que se están celebrando en Doha.
El encuentro entre Trump y Netanyahu en el Despacho Oval duró algo más de una hora. Fue a puerta cerrada, sin prensa, pero cargado de intención. Solo un día antes, ambos compartieron mesa y mantel en una cena larga en la Casa Blanca, donde además de los habituales brindis diplomáticos, hubo mensajes muy claros. Trump defendió sin rodeos a Netanyahu por su juicio por corrupción: “Ha sido tratado injustamente. Es un primer ministro en tiempos de guerra que ha conseguido resultados increíbles”.
Durante esa cena también se debatió, según fuentes del entorno israelí, la posibilidad de que terceros países árabes reciban a los palestinos que quieran abandonar Gaza de forma “voluntaria”. Una idea polémica que, por ahora, ningún Estado de la región ha respaldado.
La segunda jornada de Netanyahu en Washington también incluyó reuniones con el vicepresidente JD Vance y con líderes republicanos del Congreso. A la salida, el primer ministro israelí fue claro con su mensaje: “Tenemos que terminar la labor en Gaza, liberar a todos nuestros rehenes, eliminar y destruir la capacidad militar y de gobierno de Hamás. Gaza debe tener un futuro diferente: por nuestro bien, por el bien de todos”. Ni una palabra sobre retirada ni sobre compromiso político con el futuro del enclave.
Mientras tanto, en Doha, las delegaciones de Israel y Hamás han comenzado contactos indirectos bajo la mediación de Qatar. Allí, según el portavoz del Ministerio de Exteriores catarí, Mayed al Ansari, se está discutiendo “un marco general”, aunque “las conversaciones detalladas aún no han arrancado”. El propio Witkoff ha reconocido que el número de escollos ha bajado “de cuatro a uno”, y que el acuerdo provisional es “posible esta misma semana”.
Trump quiere cerrar Gaza antes de mirar a Ucrania
Trump, que ha regresado con ímpetu a la agenda internacional tras iniciar su segundo mandato en enero, no quiere perder tiempo con el conflicto en Gaza. Busca resultados, titulares y fotos. “Tenemos que resolver esto. Gaza es una tragedia”, insistió este martes en una reunión de su gabinete. Y mientras Witkoff sigue con las gestiones diplomáticas, el presidente apunta más alto: un cese temporal de hostilidades que reactive la imagen de Estados Unidos como mediador clave en Oriente Próximo, justo en plena campaña por redefinir su papel en Ucrania.
El plan estadounidense incluye una tregua de 60 días, la liberación de rehenes y el inicio de un nuevo proceso diplomático. Pero ni Hamás ha abandonado sus exigencias —retirada total del Ejército israelí— ni Netanyahu da señales de ceder. Todo lo contrario. En su discurso ante los congresistas republicanos este martes volvió a repetir su mantra: “No hemos terminado. La victoria no está garantizada todavía”.
El conflicto sigue acumulando cifras devastadoras. Desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, que dejó 1.200 muertos y 251 secuestrados según Israel, el castigo israelí ha sido letal: más de 57.000 muertos, según el Ministerio de Salud gazatí, y una crisis humanitaria sin precedentes. Casi la totalidad de la población de Gaza ha tenido que desplazarse y más de 480.000 personas están en riesgo de hambruna, según las últimas cifras de la ONU.
La visita de Netanyahu a Washington, la tercera desde que Trump regresó al poder, busca amarrar compromisos antes de que las negociaciones se estanquen. El primer ministro comparecerá este miércoles ante el Senado y no se descarta otro contacto con la Casa Blanca. Pero en los pasillos del Congreso y en las oficinas del Ala Oeste ya lo tienen claro: el tiempo para cerrar esta tregua se mide en días, no en semanas.