El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, niega la evidencia: contra las denuncias de Naciones Unidas, contra los testimonios de profesionales sobre el terreno de ONG tan reconocidas como Médicos Sin Fronteras o Cruz Roja, contra las informaciones de la prensa gazatí (única en el terreno por el veto de Israel a la internacional), sostiene que no hay hambre en Gaza. No le importan tampoco los informes de organizaciones israelíes, que por primera vez han hablado de su propio «genocidio» en una investigación sin precedentes, o que hasta el presidente de Estados Unidos, su amigo Donald Trump, le haya dicho que «puede hacer mucho más» por evitar la desnutrición. Es el mundo del revés.
El líder del Likud, en cambio, denuncia la supuesta difusión de cifras e imágenes «escenificadas o manipuladas» por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), al que ha acusado de «alimentar la percepción de una crisis humanitaria» en la Franja de Gaza pese a que «Israel ha estado trabajando para garantizar la entrega de ayuda». Ayuda que no llega desde hace tiempo: la zona ha estado sometida a un cerco de Tel Aviv desde 2007, controlando qué entraba y qué no, y ha mantenido el puño cerrado durante toda esta ofensiva, iniciada tras los ataques islamistas del 7 de octubre de 2023. Desde marzo, cuando fracasó la última tregua, el cerrojazo ha sido total, hasta que hace dos días su Gobierno anunció pausas humanitarias (que están siendo violadas, con casi 100 muertos en 24 horas) y entrada limitada de ayuda.
«Aunque la situación en Gaza es difícil e Israel ha estado trabajando para garantizar la entrega de ayuda, Hamás se beneficia de intentar alimentar la percepción de una crisis humanitaria. Por ello, ha estado publicando cifras no verificadas en los medios de comunicación y difundiendo imágenes cuidadosamente escenificadas o manipuladas por Hamás», ha denunciado el mandatario israelí en un comunicado.
Netanyahu ha afirmado que «Israel seguirá colaborando con organismos internacionales, así como con Estados Unidos y países europeos, para garantizar la entrada de grandes cantidades de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza».
«Ya permitimos la entrada diaria en Gaza de cantidades significativas de ayuda humanitaria, incluidos alimentos, agua y medicinas», ha defendido, en alusión a la distribución anunciada este lunes por las autoridades israelíes de la entrada en la Franja de más de 120 camiones con ayuda en el primer día de «pausas humanitarias» por parte del Ejército israelí. Hay que poner contexto: antes de la guerra, entraban de 500 a 600 camiones diarios, en tiempos en los que no había crisis sanitaria ni alimentaria y no estaban destrozados los edificios de servicios y residenciales.
El dirigente ultra ha reiterado también la acusación contra Hamás de «utilizar abiertamente a civiles como escudos humanos, operar desde hospitales y utilizar escuelas y guarderías para almacenar armas». Asimismo, ha denunciado que la milicia «ha estado robando ayuda a la población de Gaza en numerosas ocasiones disparando a palestinos». En este sentido, ha afirmado estar «librando una guerra justa», ha aseverado que «ningún país del mundo permitiría que siguiera gobernando en su territorio vecino un grupo terrorista» y ha aludido a los ataques de 2023, que dejaron 1.200 muertos israelíes y 250 secuestrados, parte de los cuales siguen como rehenes en la franja.
«Seguiremos buscando la devolución de nuestros rehenes y la derrota de Hamás», ha afirmado, alegando que «esa es la única manera de garantizar la paz para israelíes y palestinos por igual».
Otros 30 muertos
Al menos 30 palestinos murieron durante la noche en una serie de ataques israelíes contra un campamento de refugiados al norte de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza, confirmaron a EFE fuentes del hospital Al Awda de la zona, que recibió los cadáveres. La mayoría de los cuerpos llegaron hechos pedazos, aseguraron las fuentes.
Después, tanques israelíes avanzaron sobre el campamento, obligando a muchas familias a escapar, aunque otras se quedaron atrás, dijeron a EFE fuentes en el enclave.
Asimismo, ha subrayado que entre los muertos durante las últimas 24 horas figuran 25 personas tiroteadas por las tropas israelíes cuando intentaban obtener ayuda humanitaria, con lo que ascienden a 1.157 los muertos y 7.758 los heridos durante las últimas ocho semanas de operaciones de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), respaldada por Estados Unidos e Israel.
Además, ha cifrado en 147 los palestinos muertos por hambre o desnutrición, incluidos 88 niños, después de que durante las últimas 24 horas se registraran 14 nuevas muertes por esta causa, en medio de las restricciones israelíes a la entrada de ayuda en el enclave palestino.
Según el recuento del Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por el grupo islamista Hamás, más de 59.000 personas han muerto y otras 145.000 han resultado heridas en Gaza desde que comenzó la ofensiva israelí, tras los ataques del 7-O.