Multinacionales y bancos aceleran sus emisiones de ‘stablecoins’

La Administración Trump ha activado un doble resorte legislativo con el que pretende dar vuelo a una maltrecha economía, asolada por la escalada arancelaria y sometida a una incierta espiral inflacionaria, mientras acomete mínimos y cosméticos ajustes presupuestarios que eludan las ambiciosas dotaciones destinadas a Defensa y a cualquier segmento productivo que se pueda identificar con la seguridad nacional. La primera iniciativa, cargada de rebajas y exenciones a los beneficios empresariales y grandes fortunas, con nulos gestos de austeridad fiscal, responde al rimbombante nombre de One Big Beautilful Bill Act (BBB). La segunda, con la que busca espolear a las como nuevo estandarte monetario del sector privado dentro de una estrategia MAGA para catapultar la tecnología americana en la era de la IA y del Big Data, ha sido bautizada con otra designación grandilocuente: Genius Act.

Es en este contexto, que coincide con el valor del dólar más bajo desde 1973 y sometido a varias vías de agua de presión global- es en el que las , divisas con alma cripto y curso legal en EEUU después de sus pioneras reglas de juego oficiales en el mundo, han empezado a florecer en las mesas de los consejos de administración de varias multinacionales y entidades financieras que dominan Wall Street. A pesar de que este cripto-arsenal monetario, concedido por la Casa Blanca a sus empresas para que gestionen sus flujos de caja y de liquidez, haya despertado voces críticas en el mercado que alertan del enorme riesgo tanto para el sistema financiero como para los consumidores de unas monedas virtuales que más tarde o más temprano acecharán al medio de pago hegemónico en el mundo: el billete verde (…) precisamente americano.

La Ley Ingeniosa recién aprobada por el Congreso de mayoría republicana va a transformar un valor en un medio de pago con una mínima regulación, aducen quienes se preguntan si serán las en vez de los BRICS + y sus pretensiones monetarias las que firmarán el acta de defunción del dólar como divisa hegemónica mundial.

Puede que suene aún a exagerado, pero existen no pocas señales de alarma; y no precisamente recientes. La , asumen tecnólogos y economistas, tiene el potencial de agilizar y de hacer más eficientes los pagos. Pero contiene un lado oculto, la volatilidad, poco transparente, asociado al hecho de que las criptomonedas no son una reserva de valor estable y, por tanto, no resultan un método de transferencia recomendable. De igual manera, pueden ser un probable foco de colapso crediticio futuro. No por casualidad, las entidades emisoras de ya se han convertido en una fuente de demanda de bonos americanos.

Tether compró más de 33.000 millones de dólares en 2024 y ya posee más títulos del Tesoro de EEUU que Alemania. De forma que, si este mercado continúa su despegue -dicen ciertos bancos de inversión-, los tenedores de se convertirían en compradores cautivos de billones de dólares sus bonos soberanos y, en caso de desencadenarse otra fuga masiva de capitales, el espectro de otra crisis financiera volvería a merodear por los parqués bursátiles y la reaparición de un billonario rescate federal sería inevitable.

El sector privado vela por sus criptos

Aun así, varios emporios norteamericanos podrían lanzar pronto sus propias monedas estables a la estela de la Ley Ingeniosa. habla abiertamente de las intenciones de Amazon y Walmart de iniciar el proceso de emisión de sus propias monedas estables, vinculadas a un valor fiduciario, en este caso, de manera general, el dólar americano, tal y como lo utilizan las firmas de criptodivisas para adquirir tokens. Aunque desde sus páginas editoriales advierte de que la instauración de este método de pagos atenta contra los pilares del comercio y supone un cambio radical en el ecosistema de transacciones mercantiles nacionales e internacionales.

Allison Schrager, columnista en Bloomberg, rememora la historia de las criptomonedas de la que dice que siempre “siempre ha presentado un halo de incertidumbre”. La tiene el potencial de agilizar y hacer más eficientes los pagos, pero su gran obstáculo es la volatilidad, ya que nunca han adquirido el estatus de reserva de valor estable y, por lo tanto, no son un medio de pago útil. Las stablecoins solucionan este problema buscando mantener una vinculación con el dólar, que pueden lograr de varias maneras, la más común de las cuales es utilizar activos de bajo riesgo como las letras del Tesoro como respaldo.

A su juicio, con la Ley Genius, la Administración Trump ha generado un clima similar a la que se instaló en EEUU en 1830. Cuando los bancos emitieron sus propias divisas bajo regulación de los distintos estados de la Unión. En esta ocasión, las empresas que opten por emisiones inferiores a 10.000 millones de dólares estarían fiscalizadas por los estados, mientras que las operaciones que rebasen ese umbral pasarían a estar supervisadas por la Reserva Federal. Pero subyace una misma cuestión que entonces llevó al sistema financiero a tambalearse: los daños directos sobre el consumidor ante los vaivenes en la cotización de su activo matriz, el dólar. Bien es cierto que en el Siglo XIX -admite Schrager- el caos regulatorio entre estados era la norma. Como tampoco el billete verde americano era una moneda fiduciaria universal ampliamente disponible. Pero el consumidor sigue siendo la parte más débil del eslabón token.

En un momento en el que los mercados sufren una especial volatilidad y una incertidumbre que se ha instalado en el clima inversor no solo por el temor a una estanflación insuflada por un alza de aranceles que dañará el comercio y la producción industrial, sino por el voltaje geopolítico imperante. No en vano, las ventas al exterior de las compañías que conforman el S&P 500 se acercan al 28% de los 17 billones de dólares de sus ingresos en 2024, con elevadas exposiciones en sus negocios de Asia-Pacífico (10%) y Europa (5%). Y sus firmas del sector tecnológico, las que acaparan más de la mitad del valor de su indicador, recaudan en el exterior el 56% de sus ventas.

Para , y a pesar de la recuperación de la última semana por la sucesión de acuerdos con EEUU en materia arancelaria, la debilidad del dólar se mantiene por encima de los dobles dígitos desde el comienzo de la versión Trump 2.0. Bajo otra premisa legislativa del universo MAGA: la apuesta por la IA generativa para revitalizar la hegemonía tecnológica de EEUU.

Todo ello ha propiciado un caldo de cultivo idóneo para la inversión en criptodivisas. Los activos de una pyme americana se dispararon esta semana un 3.000% por su estrategia de acumular un gran volumen de Ethereum, la plata en el pódium cripto, tras el indiscutible reinado del bitcoin, y la creencia -casi dogma de fe- de los inversores minoristas de que este cambio de régimen en el orden monetario ahorrará cantidades significativas en comisiones de tarjetas de crédito a los usuarios que las usen como método de pago.

La banca se suma a la cruzada token

De poner en marcha sus propias monedas, Walmart y Amazon -y se supone que una larga lista de compañías que sopesan implantar esta fórmula transaccional- darían un gran golpe de efecto a Visa y Mastercard. “Si una fracción de su base de clientes comienza a usar una moneda estable emitida por una tienda en lugar de una tarjeta respaldada por Visa, se perderán varios miles de millones de dólares en comisiones de intercambio de la noche a la mañana”, declara Will Reeves, director ejecutivo de la aplicación de recompensas de bitcoin Fold, a .

Aunque la puntilla podría venir de los grandes bancos de inversión, que ya han adoptado planes corporativos con stablecoins. El director ejecutivo de Bank of America, Brian Moynihan, constata que su firma está desarrollando su propia criptodivisa, aunque aún sin un calendario específico para su lanzamiento, que se realizará “en el momento oportuno y probablemente en comandita con otros actores del sector”.

Igualmente, su homóloga de Citigroup, Jane Fraser, también ha expresado su interés en lanzar una moneda estable para facilitar los pagos digitales tras avanzar hace unas fechas las ganancias del segundo trimestre, así como su puesta por entrar en el sector de depósitos , por explorar “nuevas soluciones con monedas estables en gestión de reservas o prestaciones de los servicios de custodia”.

Morgan Stanley, según su directora financiera, Sharon Yeshaya, reconoce posibles usos futuros para sus clientes con criptodivisa propia, al igual que JP Morgan, a pesar del escepticismo que la medida despierta en su máximo ejecutivo, Jamie Dimon, por su tenue regulación, o Goldman Sachs, cuyo número uno, David Salomon admite la existencia de un “grupo de trabajo operativo que está concentrado en su evolución”.

También Meta acaba de renovar sus votos a favor de su cripto-divisa. La compañía que fundara y dirige Mark Zuckerberg ya mostró su deseo de lanzar Libra en 2019, cuando aún se hacía llamar Facebook, de rebautizarla como Diem en 2020 al comienzo de la legislatura de Joe Biden, que redobló la supervisión de la SEC sobre estos activos, avanzó en mayo su intención de rescatar el proyecto de las cenizas.

En cualquier caso, los mensajes de alerta se suceden. Bill Smead, un reputado inversor, dueño y señor de Smead Capital Management, muestra en reciente nota a clientes una relación directa entre “la línea de la muerte” dibujada por los indicadores de rentabilidad del S&P 500 durante la crisis de las , hace ahora 25 años, y su trayectoria actual ajustada a la inflación. Hay algo en el clima de Wall Street que huele al año 2000 y que se agudiza con Trump haciendo un daño casi irreparable al dólar.

Aunque, quizás, el mensaje más demoledor haya sido la del gobernador del Banco de Inglaterra (BoE), Andrew Bailey, quien alerta a la gran banca que no emitan sus propias monedas estables, pese al riesgo de provocar un conflicto con la Casa Blanca por su respaldo a los activos digitales. “Preferiría que los bancos asumieran las versiones digitales del dinero tradicional, los conocidos como depósitos tokenizados, en lugar de stablecoins que amenazan con sacar dinero del sistema bancario y dejar menos fondos disponibles para préstamos, afirma en una entrevista en