Muere Toni Cruz, ex miembro de La Trinca y productor de televisión, a los 78 años

Canet de Mar y el despegue del turismo, el Rock Laietà, el eco del 68 que llegaba desde Francia, la beatlemanía, la tradición semisecreta del carnaval en el Mediterráneo, el catalanismo, el teatro del absurdo, la Orquestra Plateria en el Festival de Canet, Sisa y PauRiba, el mundo un poco lumpen de Terenci Moix, el music hall, el destape… En ese paisaje cultural nació La Trinca, el conjunto de teatro/música y humor que durante 20 años de carrera saltó de los teatros alternativos hasta la fama del Un, dos, tres y las listas de discos más vendidos. Toni Cruz, miembro de La Trinca junto a Josep Maria Mainat y Miquel Àngel Pasqual, murió este viernes a los 78 años, después de que la segunda mitad de su carrera se dedicara a los negocios y la producción. El paisaje de Cruz en el siglo XXI ha sido diferente: el Fútbol Club Barcelona, Joan Laporta, Gestmusic, Telefónica, Crónicas Marcianas, OperaciónTriunfo, Mira quién baila…

Cruz nació en Girona pero se crio en Sant Feliu de Guíxols y se fue con su familia a Canet del Mar cuando aún era niño. Según contaron los miembros fundadores de La Trinca, la amistad entre ellos nació en el andén de un tren. Mainat quiso subirse a un vagón ya en marcha y Cruz le abrió la puerta y le tendió una mano. Tenían 13, 14 años, los dos tocaban la guitarra un poco en broma un poco en serio y tenían amigos comunes como pasa en todos los pueblos. Poético comienzo. Montaron un grupo al que llamaron The Blue Cabritos y después The Vikings, Els Vikings y Els Enfants Terribles y fueron probando géneros musicales. Tocaron baladas, versiones de Elvis y de Lennon y McCartney, piezas de la música popular catalana y lo que Cruz llamó «canciones de borrachos», las tonadas que aprendían en los cámpings playeros que los contrataban. Esas canciones de borrachos acabaron por ser un tesoro para La Trinca porque dirigieron a sus miembros hacia su especialidad: la canción cómica, ya fuera de costumbres o de comentario político.En 1968, después de varias entradas y salidas en el grupo, Miquel Àngel Pasqual, otro chico de Canet un par de años más joven que Mainat y Cruz, entró en el grupo que recibió por fin el nombre de La Trinca. En 1969, Radioscope, un programa de Radio Barcelona presentado por Salvador Escamilla, incluyó al grupo en su elenco habitual. Así nació su éxito.

«Canción cómica, de costumbres o de comentario político», decíamos antes. Hay ejemplos que explican los temas de La Trinca: Quiero una novia pechugona suena hoy un poco incorrecta, pero, en el fondo, era un do woop casi tierno sobre la ingenuidad sexual: «Quiero una novia pechugona / Que sea maciza, que sea rolliza / Quiero una novia pechugona / Que cuando la abrace no la abarque / Más vale que sobre que no que falte». En cambio, Dansa del sabre empleaba la melodía frenética de Aram Jachaturián para narrar el golpe de Estado de 1981: «Però si guanya el del mostatxo / valdrà més estar borratxo / i deixar-se de punyetes / corre, agafa les maletes / i no paris fins a Perpinyà...

Los años de más éxito de La Trinca coincidieron con los del poder absoluto de Jordi Pujol. Como tantos catalanes de su generación, Cruz hizo en ese mundo el viaje desde la contracultura de los 70 a los negocios.En 1987, el trío empezó a producir sus shows ya vendérselos a TV3. Nació así Gestmusic, la marca que hizo ricos a los miembros de La Trinca. En el cambio de siglo, su mundo ya era Crónicas Marcianas y Operación Triunfo. Endemol (Telefónica) compró la marca en 2003 por 100 millones de euros para Mainat y Cruz. Pasqual ya había vendido sus acciones. Cruz, convertido desde entonces en un hombre influyente, reapareció en 2024 en la vida pública como asesor audiovisual del Fútbol Club Barcelona.