Muere Brian Wilson, líder de Beach Boys y gran genio del pop

El inicio de los Beach Boys, referente absoluto del pop de los 60, no se podría entender sin Brian Wilson, muerto este miércoles a los 82 años. Y, sin embargo, el nombre mismo de la formación ni siquiera fue suyo. Porque un jovencísimo chaval nacido en Inglewood, California, que se había quedado sordo de un oído por un golpe de su padre, que luego sufrió problemas de abuso de drogas y también de salud mental, decidió que el nombre que le daría al grupo que iba a formar con sus hermanos Carl y Dennis, su primo Mike Love y su amigo Al Jardine sería Pendletones.

Así se presentaron con el sello Candix Records en 1961, con el que lanzaron su primer single, Surfin’. Y fue precisamente la discográfica, sin permiso de los miembros del grupo, decidieron que esa nueva banda se llamaría The Beach Boys. Desde ahí directos hacia la leyenda de la mano de un Brian Wilson, que ha fallecido hoy, según ha anunciado su familia a través de sus perfiles en las redes sociales, tras unos años conviviendo con un trastorno neurocognitivo. «Nos duele el corazón al anunciar el fallecimiento de nuestro querido padre, Brian Wilson. Nos faltan las palabras. Por favor, respeten nuestra privacidad en estos momentos de duelo familiar. Compartimos nuestro dolor con el mundo».

Porque Brian Wilson es el inicio y el final de una formación que cuenta con uno de los álbumes más paradigmáticos de ese pop sesentero, ligado indiscutiblemente a la cultura del surf, al sol, a las playas y los descapotables californianos. Pet Sounds es historia absoluta de la música y God Only Knows es el himno que se ha bailado, con ese ritmillo tan alegre como pegajoso en las pistas de baile de todo el mundo. Solo los Beatles, y su omnipresente Paul McCartney, compiten en la historia de un género en el que ambos confluyeron y rivalizaron. Casi en paralelo a que Pet Sounds atronara desde California, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band lo hacía desde Liverpool.

Y, sin embargo, ese ritmillo de pura felicidad contrasta con la vida de penurias, hasta el punto de ser inmortalizada en la película ‘Love & mercy’ de 2014, quien fuera el fundador y el alma misma del grupo. Porque su infancia estuvo ligada a la figura de un padre violento que lo dejó sordo de un oído. Como una absurda ironía, ese chaval acabó convertido no solo en el gran genio del pop como vocalista sino como un productor fantástico. En los primeros años de los 60, The Beach Boys pusieron en el mercado Surfin Safari (1962), Little deuce coupe (1963) y, por supuesto, Surfin USA (1965). Precisamente el single que da nombre a este último álbum fue el primer número 1 que el grupo conseguiría en Estados Unidos. Detrás llegarían I get around, Help me, Rhonda y Good vibrations.

En paralelo, Brian Wilson ya sufría sus primeras crisis nerviosas, que le apartaron de los escenarios en 1964, y comenzaron sus problemas de drogadicción. Según relató él mismo en 1965 probó por primera vez el LSD viviendo una situación tan transformadora como aterradora. Luego llegarían las anfetaminas para mantenerse despierto en jornadas de creación maratonianas, los barbitúricos, el alcohol y también los episodios de paranoia, las alucinaciones y una imperante inestabilidad emocional. En mitad de ese cóctel, apareció su obra maestra, Pet Sounds, y también su aislamiento del resto de miembros de la banda. Él en solitario creó el álbum que acabaría convertido en cumbre de la historia del pop pese a que su recepción fue mala a nivel comercial y de crítica. En 2004, acabó siendo incluido en el Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos por su importancia cultural e histórica.

Wilson también comenzó a preparar Smile, que estaba previsto que fuera su gran obra maestra, nuevamente apartado de su banda y en mitad de una guerra con su sello, Capital Records. Tan precaria era la situación emocional que vivía y tan desaforado el consumo de sustancias que el proyecto quedó inconcluso hasta el año 2004. Durante las sesiones de grabación, Brian Wilson quiso que el disco se grabara en la playa. Mandó llenar con toneladas de arena el estudio de su casa para tocar allí descalzo. El estudio quedó inutilizable por días. El gran genio del pop, atrapado en una espiral de autodestrucción que no hizo más que profundizarse.

El número de situaciones rocambolescas de esos años son incontables. Durante la grabación de Smile lanzó un arpa y bombo al fondo de la piscina de su casa para ver cómo sonaban sumergidos. Pensaba que Phil Spector quería matarle y que el FBI le perseguía por la subversión de su música. La grabación de I Just Wasn’t Made for These Times con un piano desafinado en cuyo interior había meado su perro. Las brasas ardiendo en el estudio, la orquesta con el casco de bombero, para grabar Fire…

Fue, en ese momento, ya en un segundo plano dentro de la banda, cuando surgió la función de productor de Brian Wilson. Suyo fue el sonido de algunos trabajos de The Honeys, Spring o Jan and Dean, todos relacionados con ese surf rock de los años 60. Y, años después, sería también el encargado de producir álbumes tributo de Elton John, Eric Clapton y hasta tuvo alguna colaboración con Paul McCartney a quien le unía una cercana amistad. En 2002, durante una gala benéfica en Los Ángeles, ambos interpretaron God Only Knows de los Beach Boys y Let It Be de los Beatles.

Ya, entrada la década de los 70, la vida de Brian Wilson aún viviría una caída más profunda. Adicto a la cocaína, con un problema de obesidad, en 1975, su mujer, Marilyn, decidió contratar al psicólogo Eugene Landy para que le tratara. Este se convirtió en una figura dominante en el músico. Vivía con él, le sobremedicó, tomó las riendas de sus decisiones artísticas y financieras -se estima que le robó hasta 430.000 euros al año-, firmó canciones suyas como coautor… Fue despedido y en 1983 volvió a su lado aún con más poder. No fue hasta 1991 que la familia consiguió que un tribunal dictara una orden de alejamiento contra él y que la junta médica de California le retirara su licencia para ejercer. Ese episodio es el que explora principalmente la película Love and Mercy.