Michael B. Jordan y Ryan Coogler, la pareja de los 2.600 millones que ahora revienta la taquilla con Los pecadores

El pasado 16 de abril, sin previo aviso, Sinners detonó en la cartelera como un misil de largo alcance. En su primer fin de semana ganó 61 millones de dólares en las taquillas de todo el mundo, 48 en Estados Unidos. En el segundo sumó otros 45 millones en las salas norteamericanas, la menor caída para una película entre sus dos primeras semanas desde Avatar en 2009. Apenas pasados 20 días desde su estreno, su recaudación ya supera los 156 millones en su país de origen y los 207 a nivel global.

El fenómeno es incontestable y fruto de la unión del director Ryan Coogler y el actor Michael B. Jordan. Esta es la quinta película del cineasta y la quinta que protagoniza su intérprete fetiche desde Fruitvale Station en 2013. «Michael es mi quarterback estrella», reconocía Coogler en una entrevista conjunta el día del estreno en el programa matinal de CBS. «Siempre me ha dado vibraciones de ser mi hermano mayor aunque somos de la misma edad. Es alguien hacia quien siento admiración», respondía Jordan.

Y es que juntos suman unos 2.605 millones de dólares recaudados con la taquilla de sus cinco proyectos, una cantidad enorme, a la espera de hasta donde pueda llegar Sinners, traducida al español como Los pecadores, y con un crecimiento imparable semana a semana. El thriller de vampiros de Coogler es ya un taquillazo; ha conquistado a Tom Cruise, que se ha convertido en su gran valedor; se reestrenará en nueve cines estadounidenses en formato 70 milímetros el próximo 15 de mayo, y su elevado presupuesto, unos 90 millones, es ahora una cifra irrisoria. Según informaba Vulture, Warner, el estudio que asumió esa cantidad, había fijado 170 millones como el límite para empezar a obtener beneficios. En menos de tres semanas ya lo ha superado sobradamente y además las críticas son fantásticas tanto para la cinta como para la actuación de Michael B. Jordan, que se ha embarcado en el doble papel de los gemelos Elijah y Elias Moore.

Hace 12 años que la relación del director y el actor empezó con una película, Fruitvale Station, cuyo presupuesto ni siquiera llegó al millón de dólares. Los derechos de esta película los acabó adquiriendo el estudio de Harvey Weinstein por dos millones y el proyecto salió aplaudido del Festival de Cannes -se presentó en la sección Un certain regard– y también del Sundance, que fue donde se presentó. Esa cinta acabó ganando en las salas 17 millones de dólares y permitió que Coogler diera el salto hacia un cine más comercial. En su primera experiencia tras ese salto, el director volvió a contar con Michael B. Jordan para que se metiera en la piel de Adonis Creed, el hijo del eterno rival de Rocky Balboa, en el spin off Creed. Y, de nuevo, el éxito de taquilla. La película recaudó más de 173 millones de dólares..

Aunque el verdadero pelotazo les llegó con la saga de Black Panther, donde Jordan era el villano. La primera entrega, que se estrenó en 2018, recaudó unos 1.350 millones de dólares y aún hoy está en el 19º puesto de películas que más han recaudado en la historia del cine. Por ponerlo en contexto, de las infinitas sagas que Marvel ha llevado a las salas solo Los vengadores y la última película de Spiderman, No way home, han tenido mejor resultado comercial. Además la segunda entrega, Wakanda Forever, marcó unos nada desdeñables 859 millones de dólares como recaudación. Más de 2.000 millones solo con dos proyectos.

Dentro de ese idilio comercial, Sinners es solo el último -por ahora- eslabón del tándem de éxito que han armado Coogler y Jordan. Y eso que el thriller sobre vampiros tuvo serias complicaciones para encontrar un estudio que aceptara las condiciones que el cineasta y su equipo ponían para llevarlo adelante. Porque exigían un porcentaje de los ingresos de taquilla desde el estreno en cines y antes incluso de que el estudio obtuviera ganancias; la autoridad para decidir cómo se estrenaría su película, un símbolo de poder que solo tienen grandes nombres de la industria como Steven Spielberg o Martin Scorsese, y, sobre todo, que los derechos de la cinta serían suyos a los 25 años. Este último punto fue el que más controversias generó a la hora de aceptar la película porque choca frontalmente contra uno de los activos principales de los estudios cinematográficos: su catálogo.

De hecho, solo Warner aceptó la última condición. Y ahora el éxito de Coogler y Jordan también lleva su firma.