No le interesa ser una gran estrella. No está trascendiendo al juego como lo hizo Tiger Woods. No lo está llevando a gente ajena al golf. «No quiere hacer lo que muchos de nosotros hacemos», dice Jordan Spieth, una de las más prometedoras estrellas que ha dado el golf en los últimos años. Él, con 24 años, ganó tres majors, y hoy, con 31, ha visto cómo Scottie Scheffler, que nunca fue ni prometedor ni estrella, le ha adelantado por la derecha y sin avisar. «Nadie lo veía venir», reflexionó Rory McIlroy, reciente ganador del Grand Slam de golf y que en los últimos grandes peleó por el segundo puesto. Scheffler es la nueva superestrella del golf, pero nunca persiguió ese rol. Él sólo quiere ganar.
«Hay muchas cosas que podría decir de Scheffler. Lo está haciendo todo bien, pero quizás no se habla lo suficiente del buen juego de corte que tiene. Y si juntas a uno de los mejores de tee a green con el juego corto y con lo que ha mejorado mentalmente…», analizaba Jon Rahm.
El dominio del texano en estos últimos tres años es tan apabullante que las cuatro victorias en majors las ha conseguido con tres o más golpes de ventaja. Habría que remontarse a John Henry Taylor, nacido en 1871, para encontrar un récord similar, y el golf entonces era muy diferente y menos competitivo.
Cuestiones cabalísticas
Scheffler es el octavo jugador en la historia en lograr cuatro grandes antes de los 30 y el cuarto, junto a Tiger Woods, Gary Player y Jack Nicklaus, en conquistar Masters, PGA Championship y The Open. Una similitud con Tiger que parece un caso de brujería: el californiano necesitó 1.197 días para hacerlo. ¿Adivinan cuántos días han pasado entre la victoria de Scheffler en el Masters 2022 (su primer major) y el del domingo, su cuarto? Sí. 1.197. El redoble de tambores es que el US Open 2026, que tendrá lugar en Shinnecock Hills, el torneo que le faltaría para completar el Grand Slam, concluiría el 21 de junio, el día en el que Scheffler cumplirá 30 años.
Nunca fue un niño prodigio. Fue un jugador normal, trabajador y con carácter. Cuando empezó a trabajar con el caddie Ted Scott, lo hizo con la condición impuesta por su asistente de que controlaría su genio en el campo. Lo hizo. Y fue cumpliendo las etapas normales: college, Korn Ferry Tour y PGA Tour. Para muchos su swing, con un movimiento de piernas basculante muy exagerado, no sería nunca lo suficientemente bueno para aguantar la presión de la élite.
Hace sólo un par de temporadas, estaba fuera de los 150 primeros en la estadística de golpes ganados con el putter en el PGA Tour. Decidió entonces tomar cartas en el asunto y justo antes de la Ryder Cup de Roma comenzó a trabajar con el famoso instructor de putt Phil Kenyon. El año pasado dio un importante salto hasta el puesto 77 en esta misma estadística, pero no era suficiente, y este año dio un paso más. A finales de 2024 decidió cambiar el grip de putt y tirar los putts cortos con la empuñadura tipo pinza. El salto de calidad no se ha hecho esperar y llegó a este Open en el puesto 25. Pero lo de la semana pasada en Portrush fue un verdadero espectáculo de pateo.
Rozando la perfección
Ha ganado más de ocho golpes en los greenes con respecto a la media del torneo, el segundo registro más bajo en toda la semana, sólo por detrás de Harris English (segundo clasificado con -13). Durante todo el torneo, Scheffler embocó 13 putts por encima de los cuatro metros. En una estadística donde normalmente la media del PGA es un 56% de acierto, él se ha acercado a un 80% durante los cuatro días de torneo.
Para acompañar a sus estelares números en los greenes, lideró la estadística de golpes ganados de approach y fue el tercer jugador que más greenes en regulación ha cogido en todo el torneo, es decir, números cercanos a la imposible perfección en este deporte. Los diez últimos torneos donde ha llegado como líder a la última jornada no ha perdonado, ganándose la fama de depredador con una apariencia plácida y de una persona normal. «Su apetivo competitivo es voraz», dijo en un reciente entrevista su entrenador Randy Smith. Sólo quedan 259 días para el Masters de Augusta.