Apenas había transcurrido una semana. Los dirigentes de Movimiento Sumar clausuraron su congreso el 30 de marzo con una llamada amplia a la unidad de la izquierda. El proyecto de Yolanda Díaz, reconvertido en partido pero tocando la música de sus inicios. La respuesta de Podemos tardó siete días en llegar. “Quiero pedirte que te pongas a liderar ya una candidatura para las elecciones generales”, le dijo Ione Belarra a Irene Montero en un acto del partido. Una previa de la asamblea que aprovecharon para profundizar su brecha con el Gobierno y con los partidos de Sumar. La coalición de Yolanda Díaz opta por evitar la confrontación y reivindica las políticas de sus ministros.
La Quinta Asamblea Ciudadana del partido, el pasado 11 y 12 de abril, fue la puesta en escena de la estrategia con la que Podemos planea volver a liderar el espacio de la izquierda: diferenciarse de todo lo que representa el proyecto de la vicepresidenta segunda. La tesis que planea sobre todos sus discursos es que el Ejecutivo que lidera Pedro Sánchez ha entrado en una deriva conservadora en la que los partidos de Sumar son un mero apéndice que no sirve para cambiar el rumbo. La futura candidata del partido, Irene Montero, ha pedido al Partido Socialista que haga la unidad con algunos sectores de Sumar. Los epítetos se suceden: la izquierda cuqui, riquiña, dócil…
En general, los partidos de Sumar han evitado entrar al choque con Podemos. Todos excepto Más Madrid. Su líder, la ministra de Sanidad, Mónica García, aprovechó unas preguntas de la prensa la semana pasada en los pasillos del Senado para responder con dureza a las críticas del partido de Ione Belarra. “Yo estoy un poquito harta ya de que me diga el señor Pablo Iglesias y la señora [Irene] Montero lo que tenemos que hacer”, dijo. “Estamos hartos de que nos den lecciones, nos critiquen, nos insulten y se vayan cada vez pareciendo más a lo que pretende el Partido Popular, que es echar a este Gobierno para presentarse ellos como los salvadores del país”, insistió. Horas más tarde, el portavoz adjunto de la formación Eduardo Fernández Rubiño protagonizó un tenso debate con Pablo Iglesias en TVE, donde dijo del anterior líder de Podemos que le recordaba al papel de ex de Felipe González.
Son palabras atípicas dentro del universo Sumar, que desde que Podemos decidiera salirse del grupo parlamentario ha evitado la confrontación directa con el partido de Ione Belarra. De hecho, fuentes de diferentes partidos consultadas por este medio consideran que es preferible mantener la estrategia de las últimas semanas: mano tendida a la unidad y defensa de las políticas que está llevando a cabo el Gobierno de coalición con Sumar dentro.
“Yo no me confundo de enemigo”, respondía en los últimos días una persona con ascendencia en la coalición preguntada por las palabras de Podemos. El diagnóstico para la mayoría de partidos que conforman el grupo parlamentario sigue siendo el mismo: para revalidar el Gobierno de coalición y evitar que lleguen a Moncloa la derecha y la extrema derecha, la izquierda alternativa tiene que concurrir unida.
Esas fuentes reconocen que es prácticamente una quimera imaginar una candidatura unitaria forjada desde la reconciliación de todas las partes, el objetivo fallido que se propuso Yolanda Díaz cuando lanzó Sumar. Ya no se trata de eso, al menos en el corto plazo, sino de tejer una candidatura instrumental que evite la dispersión del voto en los agujeros del sistema d’Hont, que castiga a los partidos pequeños especialmente en las circunscripciones medias y pequeñas.
Mientras tanto, desde Podemos recrudecen los ataques al Gobierno y tras llamar “señor de la guerra” a Pedro Sánchez, esta misma semana acusaron al Ejecutivo de ejercer de “lamebotas de Trump”.
A la espera de una convocatoria electoral que ven muy lejana, las principales formaciones políticas que se integran en Sumar coinciden en los pasos a seguir: centrarse en la tarea de Gobierno desde los cinco ministerios y el trabajo del grupo parlamentario y mantener abierto el diálogo con todas las formaciones políticas a pesar del pesimismo que arrojan los ataques de Podemos a la hora de pensar en una candidatura unitaria.
En Movimiento Sumar prefieren responder con las medidas que han impulsado sus ministros. Pablo Bustinduy, al frente de Derechos Sociales, impulsó esta misma semana una limitación de los alimentos no saludables en los menús escolares, señalan las voces consultadas, que recuerdan que el Ministerio de Trabajo ya ultima los pasos para que la reducción de la jornada llegue por fin al Congreso.
El partido encaja así la respuesta de Podemos a la llamada a la unidad que marcó la última jornada de la asamblea, en boca incluso de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. “Yo sé que hay agoreros de todo tenor. Pero lo tengo claro. La receta es clara. La llevo defendiendo hace muchísimo tiempo. Mistura. La gente no quiere que pensemos igual. Somos maravillosas siendo más verdes, más pacifistas, más diversas, la gente quiere que caminemos juntas. Lo hemos hecho el pasado 23 de julio”, dijo en el mitin de cierre en el Teatro Alcázar de Madrid.
“Tenemos que entrar en un marco discursivo sobre las medidas del Gobierno, donde podamos establecer coincidencias con el resto de fuerzas políticos y no políticas. No un marco de confrontación de partidos de izquierda, sino de propuestas políticas ante los problemas de los votantes”, señala por su parte un dirigente de Izquierda Unida, uno de los partidos que más ha apostado por la unidad en los últimos meses.
Este dirigente cree que las palabras de Montero y Belarra, y también las del exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, van encaminadas a evitar una confluencia en las generales. “Como desde una posición racional oponerse a procesos de unidad hace aguas, introducen una serie de fracturas emocionales. Dan un portazo para que sea difícil abrir esa puerta”, reflexiona. Por eso pide evitar entrar en las provocaciones y alejarse de una estrategia que, por otro lado, cree que solo tiene sentido si Pedro Sánchez convoca elecciones rápido. “Si no hay adelanto, habrá gente dentro que pueda decir que qué estamos haciendo. Eso no aguanta dos años”, dice.
En los comuns, el partido que lideran desde noviembre Candela López y Gemma Tarafa, evitan también entrar al choque y a la respuesta de los ataques, y como el resto de partidos piden centrarse “en mejorar la vida de la gente”. “Todavía faltan más de dos años para las elecciones”, sostienen fuentes de la formación consultadas por este diario, que piden a todas las fuerzas progresistas que contribuyan a sacar adelante medidas como la reducción de la jornada laboral o la regulación de los alquileres de temporada.
La formación catalana defiende un diálogo “amplio y honesto” con el resto de fuerzas y considera que es “imprescindible” volver a encontrar una fórmula que permita frenar la llegada de la extrema derecha al Gobierno. De hecho, las dos nuevas líderes iniciaron hace unas semanas una ronda de contactos con todas las fuerzas políticas del espacio progresista.
“Somos un espacio de confluencia diversa y estable, que ha sabido integrar trayectorias políticas plurales y compartir objetivos comunes. En Catalunya, personas provenientes de Podem también han encontrado su lugar en este proyecto. Y seguimos trabajando con normalidad con Podem en numerosos municipios del país. Nuestra voluntad es seguir transformando, desde lo concreto y desde el compromiso con la mejora de la vida cotidiana”, sostienen esas fuentes.
Podemos de hecho invitó a los comuns, así como a EH Bildu y a Izquierda Unida a su asamblea. En el caso de IU, Belarra envió la carta directamente a su líder, Antonio Maíllo. Algunas personas del espacio político han interpretado ese movimiento de interpelar directamente a esas fuerzas como un intento por parte de Podemos de romper la unidad dentro de la coalición de Sumar de cara a una nueva alianza que excluya al proyecto de Yolanda Díaz y también el de Más Madrid. Si esos movimientos son reales, difícilmente contarán con la colaboración de los de Maíllo. “La lógica de ruptura no es la que invita a IU a sumarse a un espacio de frente amplio”, sostiene un miembro de la dirección de esa organización, que cree además que todos estos gestos van mucho más dirigidos a la militancia propia que al resto de partidos de la izquierda.
Izquierda Unida ha esbozado ya una propuesta clara sobre la unidad de la izquierda. La Coordinadora Federal aprobó hace unos meses un documento en el que llama a todos los partidos a conformar una candidatura de cara a las próximas generales sin los vetos que marcaron la coalición del 23 de julio, en las últimas generales. “Todos dentro, sin vetos cruzados”, fue el mensaje que lanzó Maíllo al máximo órgano de dirección entre congresos como forma de explicitar su visión sobre cómo deben darse las alianzas a partir de ahora. “Nosotros no estamos de acuerdo con ningún veto, con ninguno. Pero no vayamos ahora a devolver vetos”, dijo más tarde en una entrevista con este diario preguntado por las declaraciones de Irene Montero en las que pedía al PSOE que asumiera “los restos de los proyectos políticos” que impulsó “para destruir a Podemos”, en referencia a Más País o a Sumar.
Las negociaciones en Andalucía
En Movimiento Sumar diagnostican que las “cuestiones personales” que flotan en el aire pueden estar “incidiendo políticamente” en los movimientos de Podemos de las últimas semanas, pero creen también que más allá de los discursos hay diferentes espacios donde las izquierdas ya están trabajando juntas. No solo en el grupo parlamentario andaluz, también dentro del Gobierno de Navarra, recuerdan. Begoña Alfaro, de Podemos aunque enfrentada con la dirección, lideró la candidatura unitaria Contigo-Zurekin, y consiguió entrar en el Ejecutivo autonómico como vicepresidenta tercera y consejera de Vivienda, Juventud y Políticas Migratorias.
Pero el territorio más simbólico es el andaluz, porque allí el grupo parlamentario de Por Andalucía, en el que se integran las principales fuerzas estatales de la izquierda alternativa, también Podemos, ha logrado aceitar sus relaciones, después del desastroso periplo que alumbró la coalición. Con un posible adelanto electoral de esas elecciones en la mente, los partidos de esa alianza ya han comenzado a negociar una nueva candidatura y se han puesto como límite el próximo junio para un primer esbozo.
Para que esa candidatura unitaria tenga éxito, la dirección estatal de Podemos tiene que dar el visto bueno. Esa es la principal incógnita que sobrevuela esas negociaciones. Hay dirigentes del espacio político que consideran que un éxito en esa alianza puede suponer un espaldarazo a la estrategia de la unidad de cara a las próximas generales, pese al clima de desconfianza que han generado los últimos movimientos de Podemos.