Estos días se ha producido un punto de inflexión en la región fronteriza de Kursk, donde las fuerzas ucranianas han lanzado una ofensiva relámpago que ha dejado a las tropas rusas al borde del colapso. El ejército ruso, atrapado entre el fuego cruzado y la superioridad aérea ucraniana, enfrenta una situación crítica en la ciudad de Tyotkino.
Las tropas rusas se vieron paralizadas por un intenso bombardeo de artillería ucraniana, mientras unidades mecanizadas flanqueaban las defensas por los extremos norte y este, informa Euromaidan. Dos compañías rusas, unos 250 soldados, fueron rodeadas y los intentos de enviar refuerzos terminaron en una emboscada ucraniana devastadora.
El asalto se vio acompañado por una campaña aérea implacable. La aviación ucraniana, equipada con cazas F-16 y respaldada por el sistema sueco S-100 Argus AWACS, ha lanzado al menos 15 ataques aéreos documentados en las últimas dos semanas. Solo en la zona de Tyotkino, estas ofensivas habrían causado hasta 300 bajas entre las tropas rusas y abierto brechas críticas en sus líneas defensivas.
La situación se agravó con el reciente derribo de un Su-35 ruso cerca de la frontera. Gracias al radar avanzado del AWACS, los ucranianos pudieron detectar al caza enemigo mucho antes de entrar en combate visual. Un misil AIM-120 AMRAAM, lanzado desde gran distancia, impactó al avión ruso, obligando al piloto a eyectarse.
El control del espacio aéreo ha sido clave para Ucrania, que ahora domina la zona alrededor de Tyotkino y gran parte del oeste de Kursk. La vigilancia constante con drones ha convertido todas las rutas de entrada y salida en pasillos mortales, impidiendo la llegada de refuerzos y obstaculizando la evacuación de las unidades rusas atrapadas.
Mientras tanto, un convoy ruso enviado desde Rylsk para reforzar Tyotkino fue completamente destruido por un ataque de precisión ucraniano con sistemas HIMARS. Los medios rusos, al parecer, volvieron a exponer sin querer los movimientos de la columna, permitiendo a las fuerzas ucranianas rastrear y eliminar a las tropas antes de que pudieran entrar en combate.
Los mandos militares rusos, concentrados en una ofensiva paralela en el óblast de Sumi, habían descuidado la defensa de Tyotkino. Ahora, con sus fuerzas agotadas y sus rutas logísticas comprometidas, enfrentan la posibilidad real de perder una ciudad clave que podría dar a Ucrania una posición táctica dominante en la región de Kursk.