La UE aguanta la respiración a la espera de un principio de acuerdo con Trump sobre aranceles

La UE espera un acuerdo inminente sobre aranceles con Donald Trump. Tras la zozobra inicial por la ampliación del plazo de negociación hasta el 1 de agosto, más allá de la fecha límite que se había situado en este 9 de julio, en Bruselas están convencidos de que “en los próximos días” se dará a conocer un principio de acuerdo con la Casa Blanca que evite los gravámenes a cerca del 70% de las transacciones comerciales con EEUU. El presidente de EEUU aseguró el martes que daría a conocer los aranceles a la UE “en unos dos días”. Por lo que el nuevo día marcado en rojo en el calendario es este jueves.

¿Por qué el lío de las fechas?

Cuando Donald Trump desató su guerra arancelaria en el denominado ‘Día de la liberación’ el 2 de abril, anunció la entrada en vigor de aranceles masivos al resto del mundo. Incluida la UE. Pero después decidió dar una tregua y suspender la parte específica para cada país de los nuevos gravámenes (y dejar un 10% universal). Y los 27 actuaron en consecuencia suspendiendo 90 días la entrada en vigor de las contramedidas que había preparado en respuesta como gesto de buena fe ante la negociación.

El plazo para negociar era entre el 9 de abril y el 9 de julio, pero Trump decidió este lunes ampliar ese plazo de negociación hasta el 1 de agosto, que será la fecha en la que entren en vigor los aranceles que imponga EEUU al resto de países.

La UE quería en todo momento cerrar el acuerdo cuanto antes para dar certidumbre a las industrias y los mercados. Y la nueva fecha de Trump les cogió con el pie cambiado en un momento en el que las negociaciones se habían intensificado.

“Cuanto más rápido logremos un acuerdo, mejor, porque eso eliminaría la incertidumbre que rodea esta cuestión de los aranceles y vemos que está pesando ya sobre la economía y las decisiones empresariales”, expresó el comisario de Economía, Valdis Dombroviskis, tras reunirse con los ministros de los 27, y horas antes de que Trump señalara este jueves –“en unos dos días”, dijo el presidente de EEUU este martes– como fecha para anunciar los aranceles a la UE.

Un acuerdo para seguir negociando

La dialéctica es distinta en el caso de la UE, que habla de un “principio de acuerdo” con la Casa Blanca en el que está trabajando el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, que este miércoles tenía una nueva llamada con el asesor comercial de Trump, Jamieson Greer, a la espera de la respuesta de EEUU a la última propuesta que le envió la UE. “Mi entendimiento es que no vamos a recibir una carta”, respondió el portavoz de comercio comunitario, Olof Gill, en referencia a la presión que el presidente de EEUU está haciendo al resto de países con nuevos aranceles a partir del 1 de agosto.

La UE considera que “en los próximos días” se dará a conocer “la declaración conjunta del principio de acuerdo”, según ha explicado Sefcovic este miércoles en el Parlamento Europeo. Ese texto supondría una base sobre la que seguir negociando el detalle, sector por sector: “Proporcionaría un marco sobre el que podríamos seguir construyendo, definiendo los parámetros exactos del acuerdo posterior”. “Lo veo como un marco fundacional que allana el camino para un futuro acuerdo comercial UE-EEUU en toda regla”, apuntaló el comisario.

“Buscamos un marco claro, desde el que podamos seguir construyendo”, había dicho previamente la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que el domingo habló por teléfono con Trump.

La UE asume más aranceles

Lo que se da por hecho en la UE es que una parte de los aranceles que Trump impuso han llegado para quedarse y que el gravamen universal del 10% permanecerá, aunque es inferior al 20% que Trump anunció a principios de abril. La tasa podría llegar al 17% para los productos agrícolas, según publicó El País.

Los esfuerzos negociadores de Bruselas se han centrado en los últimos días en lograr exenciones que ‘salven’ a la industria alemana, el vino y la fabricación de los aviones comerciales, pensando especialmente en Airbus. De hecho, el canciller alemán, Friedrich Merz, apretó en la recta final de la negociación para que se cerrara un acuerdo cuanto antes, con el objetivo de dar certidumbre a las empresas y a los mercados, y que se perfilaran los detalles más adelante.

¿Y el reequilibrio?

La gran incógnita por ahora es cómo responderá la UE al incremento de los aranceles que da por hecho, ya que desde el punto de vista comunitario la situación estaba más o menos equilibrada y podría haberse resuelto con algunos flecos, como la compra de más gas a EEUU o los aranceles cero por cero a los productos industriales, así como una reducción en el caso de los vehículos. Pero la introducción de un gravamen general choca con lo que hasta ahora la UE había considerado justo.

“Hemos abordado esta tarea con un enfoque láser para equilibrar las exigencias de EEUU con nuestras propias prioridades y garantizar que nuestra autonomía reglamentaria permanezca intacta. Pero permítanme ser claro: aunque seguimos comprometidos con la consecución de un acuerdo satisfactorio, debemos reconocer que seguirá habiendo cierto grado de reequilibrio”, expresó Sefcovic.

Y ahí habrá una nueva discusión en el seno de la UE, que lleva meses preparando la posible respuesta a la entrada en vigor de los aranceles de Trump y tiene un paquete de hasta 95.000 millones de euros preparado. “Estamos listos para todos los escenarios”, ha dicho Von der Leyen este miércoles.

Amenazas que ¿se cumplen?

Hay mucha gente que ya no se fía de la palabra de Donald Trump, que considera que nunca termina de cumplir sus amenazas relacionadas con los aranceles. Y por eso lo han bautizado como TACO, es decir, —Trump siempre se raja—, un mote del que el presidente de EEUU se enteró hace unas semanas durante una comparecencia ante la prensa en la Casa Blanca.

Y lo cierto es que los aranceles no han dejado de ser una montaña rusa: anuncios y rectificaciones, fechas límite y prórrogas, una cifra y luego otra.

Es más, este mismo lunes por la noche, al ser preguntado si las cartas enviadas este lunes a 14 países eran una “oferta final”, Trump respondió: “Sí, pero si llaman con una oferta diferente y me gusta, la aceptaremos”. Y sobre la nueva fecha del 1 de agosto, dijo que era “firme, pero no 100% firme”.

A raíz de ese patrón, el TACO se cocinó el 2 de mayo. Aquel día, el columnista del Financial Times Robert Armstrong escribía: “El reciente repunte económico tiene mucho que ver con que los mercados han llegado a la conclusión de que la administración estadounidense no tiene un umbral muy alto de tolerancia al dolor económico y de los mercados, y que se echará atrás rápidamente cuando los aranceles empiecen a causar estragos. A esto se le ha llamado la teoría del TACO: —Trump siempre se acobarda—”.

El concepto, escondido en medio de un análisis sobre la coyuntura económica, comenzó a crecer hasta estallar en la Casa Blanca la semana pasada, cuando la periodista de CNBC, Megan Cassella, coge el micrófono y le pregunta a Trump. “¿Que me echo atrás? ¿Que me acobardo? Nunca había oído eso”, responde Trump enfurecido, “y tú vienes con una pregunta tan desagradable como esa… Se llama negociar. No vuelvas a decir eso. Es una pregunta muy desagradable. Es de las más desagradables que me han hecho”.

Dos días después de esa respuesta, Trump anunció que duplicaba los aranceles al acero y al aluminio, del 25% al 50%. Pero también es cierto que, después de anunciar aranceles desorbitados —pendientes del proceso judicial— el 2 de abril, en el llamado “día de la liberación”, los dejó finalmente en el 10%; y que tras anunciar un 145% a China, lo rebajó al 30% mientras se negocia, algo parecido a lo que ocurrió con Canadá y México.

Trump, además, ha anunciado un arancel del 50% al cobre, en la línea de lo aplicado para el acero y el aluminio.

Y ahora, cuando las negociaciones que arrancaron en abril debían concluir el 9 de julio –“90 acuerdos en 90 días”–, resulta que este lunes anunció que la fecha límite se prorrogaba hasta el 1 de agosto.

¿Trump siempre se raja? De momento, lo que sí hace es generar mucha confusión.

¿Está España en problemas?

Y parte de esa incertidumbre por los vaivenes de Trump tiene que ver con España después de que Trump amenazara con castigar específicamente al país con más aranceles por la negativa de Pedro Sánchez a subir el gasto militar al 5% del PIB, como impuso EEUU al resto de aliados de la OTAN. En Bruselas no han emitido ninguna señal que permita haga pensar que esa situación ha dificultado la negociación o que vaya a hacerse realidad.

En cualquier caso, Trump no puede atacar a España en exclusiva y la respuesta sería de toda la UE, que es la que tiene las competencias en materia de comercio.

El Gobierno ha estado relativamente tranquilo hasta ahora con la guerra comercial bajo el argumento de que no hay una enorme dependencia de EEUU. España importa más de EEUU de lo que exporta y su relación representa en torno al 1,3% del PIB, muy por debajo de lo que supone para otras economías, como Alemania o Italia.