A los grandes equipos les miden no solo las victorias sino la recuperación a las grandes derrotas. El PSG se llevó una monumental en Miami, sepultando el sueño de su técnico de hacerse con el septete, un hito histórico que el Chelsea arrebató hace justo un mes. Los franceses debían mostrar en Udine que se habían repuesto psicológicamente a ese varapalo, porque físicamente, con siete entrenamientos es imposible. Y lo cierto es que mostraron una resiliencia maravillosa levantando un 0-2 en el tiempo de descuento y luego también se repusieron al fallo de Vitinha en la tanda. La resistencia francesa.
Los de Luis Enrique empezaron lentos y fallones. Como es lógico con la pretemporada atípica que han sufrido los participantes del Mundial de clubes y, especialmente, los que llegaron lejos como el PSG. El Tottenham le generó las primeras ocasiones de peligro gracias a un fútbol sencillo, desde el balón parado y a través de presiones altas y finalizaciones rápidas, exhibiendo más físico que los galos.
La primera posesión larga del campeón de Champions terminó con un mal disparo de Kvaratskhelia. En 10 minutos ambos equipos habían enseñado su sello, pero a los de Luis Enrique les faltaba el de morder arriba, una característica que les brindó no pocas victorias el año pasado tanto en Europa como en Ligue 1. El asturiano convenció a todos la temporada pasada y falta saber si por físico o por actitud, el equipo no lo mostró en el primer partido de la siguiente.
Otra de las incógnitas de los franceses era la portería. Con la segura salida de Donnarumma, faltaba saber el rendimiento que podía brindar Chevalier, un guardameta que llegó del Lille por 40 millones de euros más 15 en variables. Su primera intervención fue meritoria ante un disparo potentísimo de Richarlison que le encaraba tras una gran contra conducida por Kudus, un futbolista omnipresente en todas las partes del campo.
Sin embargo, el guardameta francés no pudo evitar el primer tanto de los británicos. Fue a balón parado, el elemento más peligroso de los ingleses en el duelo. Un saque de falta rematado en vuelo por Palhinha se encontró una gran mano de Chevalier, que no pudo evitar el posterior remate a bocajarro de Van de Ven. Empezaba cuesta arriba el primer título para los franceses, como lo hizo el último, pero el final fue diferente.
Al PSG se le vio un equipo más roto, toda vez que le faltaron de inicio dos de los elementos que ayudan a Vitinha a cimentar el mediocampo. Neves, sancionado dos partidos por tirar del pelo a Cucurella en la final del Mundial de clubes, no pudo comparecer. Fabián, en cambio, no estuvo de inicio por decisión técnica y salió en el 60 por un desaparecido Kvaratskhelia. Zaïre- Emery y Doué no tienen los automatismos de los otros dos nombres.
Para mayor drama, recién comenzada la segunda mitad, el Cuti Romero, objeto de deseo de Simeone, duplicó la ventaja de los ingleses en otra jugada a balón parado. Una falta botada por Porro se encontró con el testarazo del argentino al que pudo responder mejor Chevalier. Parecía que la depresión del PSG tras Miami continuaba vigente. No necesitó mucho fútbol el Tottenham de Frank para conseguir su ventaja.
Espíritu de remontada
El PSG se volcó en la última media hora para intentar recomponer su estado anímico. Tuvo un gol anulado por fuera de juego de Hakimi y varias acciones de mérito de Vitinha, pero los ingleses aguantaban a pie quieto. No obstante, la presión sobre los británicos fue intensa hasta que poco a poco fue medrando el ánimo de los de Frank.
Lee les metió la primera chinita en el zapato con un gran disparo cruzado y Ramos consiguió igualar la contienda en el descuento para desesperación de un equipo, el Tottenham, que no supo como gestionar una ventaja ante un gigante herido y, sobre todo, cansado. La final se iría a los penaltis y Frank se frotaba los ojos.
Como lo haría Luis Enrique con el fallo de Vitinha. Menos mal que Van de Ven, el primer goleador, erraría el suyo para igualar la tanda y Tel dejaría a los franceses la iniciativa. Nuno Mendes haría el definitivo para los de Luis Enrique y conseguiría levantar el título y el calendario. Una locura con siete entrenamientos