La guerra entre el FC Barcelona y Ter Stegen, de capitán a repudiado

En un año, las cosas han cambiado mucho para Marc-André ter Stegen en el Barça. De primer capitán, ha pasado a repudiado. A Hansi Flick no le sentaron demasiado bien la retahíla de desplantes con las que se destapó a finales de la temporada pasada y, desde entonces, tiene puesta la cruz.

Su calidad no se discute. Su actitud, en cambio, ha sido lo que ha llevado al técnico a apostar tanto por Joan García, un portero de presente y futuro, como por un Wojciech Szczesny que aterrizó muy de pie en el vestuario azulgrana como veterano de emergencia y acabó siendo también más que determinante para que el equipo lograra levantar tres títulos y se plantara en las semifinales de la Liga de Campeones. Ni el germano ni Iñaki Peña entran en principio en sus planes, si bien la salida del alicantino solo podrá producirse en cuanto sus dos opciones principales puedan ser convenientemente inscritas en la Liga.

Tanto el hecho de que Ter Stegen agitara el avispero para postularse como titular justo cuando el equipo iba a jugarse los títulos y tras varios meses alejado de los terrenos de juego como el desplante en el último partido en casa, cuando, en principio, según ha trascendido en el entorno barcelonista, debía hablar ante la afición y se borró después de que el equipo cayera por 2-3 frente al Villarreal, fueron reacciones que no le gustaron en absoluto a un Flick que se esforzó mucho por lograr que el vestuario fuera una piña.

Tampoco sentó nada bien cuando, después de viajar a Sevilla e incluso entrar en la convocatoria para que pudiera levantar la Copa del Rey, el guardameta decidió no desplazarse a Milán para apoyar a sus compañeros en una vuelta de las semifinales de la máxima competición europea frente al Inter con desenlace cruel para los azulgrana. La comparación con el francés Jules Koundé, quien incluso viajó por su cuenta estando lesionado para estar con sus compañeros en tan trascendental cita, es por lo menos digna de sonrojo.

El arquero está más acostumbrado a dar ultimátums que a recibirlos. Bien puede atestiguarlo Claudio Bravo. En el curso 2016-17, el tercero con Luis Enrique al frente del banquillo azulgrana, el mensaje a la directiva fue alto y claro: o él o yo. El Manchester City de Pep Guardiola estaba más que dispuesto a hacerse con sus servicios pero, al final, quien acabó recalando en sus filas fue el chileno, por quien el asturiano había apostado como titular en la Liga en sus dos primeras campañas al mando del equipo, después de que en la 2014-15 una lesión en la espalda tras un golpe de Alex Song en las lumbares provocara que el técnico apostara por el ex meta de la Real Sociedad para arrancar el curso.

Por eso, en cuanto le comunicaron que sus opciones de jugar si seguía iban a ser mínimas, tal vez, apostó por cerrarse en banda. No en vano, su contrato no termina hasta dentro de tres años. En las primeras sesiones, con todo, estuvo lejos del césped. El motivo: unas molestias de nuevo en la zona lumbar, de las que ya se operó en el año 2023, que le han obligado a volver a pasar por el quirófano.

Para el club, en principio, la intervención parecía la tabla de salvación a la que agarrarse, dado que no podrá buscarle una salida hasta enero. Si está de baja por más de cuatro meses, puede aprovechar un 80% de su salario, uno de los más altos, para inscribir futbolistas. Ter Stegen, no obstante, puso más palos en las ruedas asegurando en sus redes sociales que iba a estar tres meses alejado de los terrenos de juego.

LaLiga como juez

Al final, será la Comisión Médica de la Liga la que, en función de los informes presentados por el club, siempre y cuando el futbolista dé su visto bueno a compartir dicha información, la que determine cuánto tiempo deberá estar en el dique seco. Una vez reciba toda la información, la Comisión de la Liga emitirá su informe en 24 horas. El club, por lo pronto, evitó pronunciarse públicamente tras la operación, asegurando que la evolución del jugador marcaría su disponibilidad. Algo habitual, de hecho, en todos los comunicados médicos que hace públicos la entidad.

La actitud de Ter Stegen podría costarle la capitanía. Una decisión que Flick puso en manos del vestuario. Y, también, su deseo de defender la portería de Alemania en el próximo Mundial. Por lo pronto, el actual seleccionador germano, Julian Nagelsmann, fue contundente: «Al final, será nuestro número uno si está sano y es el número uno de su club. Y él lo sabe». Por lo menos, sí le quitó un peso de encima al descartar el retorno de Manuel Neuer a la Mannschaft, por mucho que el portero del Bayern se hubiera mostrado más que dispuesto a ello.