Carlos Cuerpo llega este lunes a Bruselas sin casi probabilidades de ser elegido presidente del Eurogrupo, pero el ministro de Economía decidió dar un paso al frente y postularse para liderar ese organismo, que en los últimos años ha perdido fuelle, y que se encarga de orientar la política económica de la zona euro. El actual presidente, Paschal Donohoe, parte como favorito al contar con el respaldo de sus correligionarios de la familia popular europea, que tiene un enorme peso en los gobiernos de la UE. El camino de Cuerpo se ha empinado aún más ante la rivalidad del ministro lituano, Rimantas Šadžius, también socialista, y con la inestabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez, que no es ningún secreto para el resto de países europeos.
El viento sopla en favor del irlandés, que aspira a repetir un tercer mandato, según reconocen todas las fuentes consultadas. Donohoe se impuso a la entonces vicepresidenta económica, Nadia Calviño, en 2020. En una primera votación, se quedó con nueve de los once votos que necesitaba y, en la segunda, con la retirada del aspirante luxemburgués, cayó frente al irlandés. En esta ocasión, sólo con los gobiernos de derechas que hay en la mesa del Eurogrupo Donohoe superaría los once votos que se necesitan para ser elegido presidente del organismo.
En total, la derecha o la ultraderecha lideran los gobiernos de trece de los veinte países de la zona euro. Otros dos (Francia y Estonia) están en manos de los liberales. Aunque algunos de esos países no estén capitaneados por la familia popular, no se percibe mucho apetito de gobiernos como el de Países Bajos de impulsar a España, que tiene una posición antagónica en materia económica. El Gobierno de Pedro Sánchez, por ejemplo, defiende con vehemencia la emisión de deuda conjunta para enfrentar desafíos de la UE, como el gasto militar, y choca de lleno con los ‘frugales’ y partidarios de la ortodoxia fiscal. Holanda, Malta, Luxemburgo y Chipre estuvieron con Donohoe hace cinco años, y en ese caso, tampoco operó la norma de la sintonía ideológica, ya que el Gobierno maltés era (y es) socialista.
Cuerpo, por tanto, tampoco tiene ventaja con muchos de los países del sur, que tradicionalmente podrían haberse alineado con España. Nadie espera que la ultraderechista italiana Giorgia Meloni haga un ‘favor’ al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Tampoco parece que Grecia se vaya a posicionar con Cuerpo frente a su colega irlandés, con el que comparten filiación política.
Tampoco está garantizado que los gobiernos liderados por la derecha actúen como un bloque granítico, porque también entra en juego el componente geográfico. Por ejemplo, Portugal históricamente se alinea con España. Y hay gobiernos de coalición, como el alemán o el chipriota, cuyas carteras de economía recaen en socialdemócratas. Dar el apoyo a Cuerpo podría ser, por tanto, una decisión colegiada del Gobierno, del primer ministro o del ministro de Economía. Ahí tendría un cierto margen, pero no es determinante para inclinar la balanza a su favor.
En ese sentido, la rivalidad con otro ministro socialista, el lituano Rimantas Šadžius, también le resta opciones, porque los pocos socialistas en la mesa pueden dividirse. De hecho, los socialdemócratas tienen muy limitada la campaña precisamente por esa competición interna. No obstante, Šadžius puede arrancar votos del este de Europa en detrimento, fundamentalmente, de Donohoe.
Una fuente diplomática apunta otros dos factores de debilidad para Cuerpo: las recetas de España para los grandes desafíos económicos de la UE, que chocan en gran parte con la deriva de derechización del continente, respecto al gasto militar, la deuda común para financiarlo, etc., así como la inestabilidad del Gobierno de Sánchez, que a nadie le resulta ajena. La presidencia del Eurogrupo tiene un mandato de dos años y medio y la tiene que ostentar el ministro de Economía en un momento en el que España se encamina a su tercera prórroga presupuestaria y los socios de coalición han dado una suerte de ultimátum.
Otro de los puntos débiles es que España ya tiene una importante representación en puestos europeos con la vicepresidenta de la Comisión Teresa Ribera; Nadia Calviño al frente del Banco Europeo de Inversiones, y Luis de Guindos como vicepresidente del BCE. De hecho, estos últimos pugnaron sin éxito en su momento por presidir el Eurogrupo. Algunas fuentes ven en el movimiento de Cuerpo un intento por posicionarse en la UE de cara al futuro.
En su equipo aseguran que ninguno de estos factores tiene que ver con la candidatura: ni los puestos que ya tiene España, ni los equilibrios geográficos, ni las afinidades ideológicas. “En los contactos nos centramos en el Eurogrupo y su programa”, aseguran en el Ministerio de Economía. “Ha llegado el momento de pasar del debate a la acción”, dice Cuerpo en su carta de motivación, para intentar convencer a los países críticos con el inmovilismo del actual presidente.
“Agradezco el apoyo que estoy recibiendo de los colegas”, dijo Donohoe a su llegada a la reunión del Eurogrupo en Luxemburgo en junio. Por su parte, en el equipo de Cuerpo aseguran que su candidatura ha tenido “una buena acogida que invita al optimismo”. Este lunes los 20 ministros de Economía de la zona euro escribirán el nombre de su preferido en un papel y los servicios del Consejo de la UE contarán cuántos ha recibido cada uno y se lo comunicarán individualmente. Fuentes del ministerio apuntan a la posibilidad de que el candidato que tenga menos apoyos retire su candidatura, como ocurrió en 2020 con el luxemburgués, y que la pelea quede entre dos. La votación se repite hasta que uno de los aspirantes logre la mayoría simple de los votos.