Jordan Díaz, victoria y dudas en su vuelta tras un año lesionado

Son las 20:34 del domingo 3 de agosto de 2025. Estamos en Tarragona, en el Campeonato de España de atletismo. Y Jordan Alejandro Díaz Fortun arranca a correr por el pasillo del triple salto. Hace 359 días que falta de esa delgada franja de tartán rojizo que desemboca en un foso de arena. La última vez que la recorrió al galope fue el 9 de agosto de 2024, en los Juegos Olímpicos de París, y la arena del foso se transformó en polvo de oro.

Nadie sabe exactamente cómo se encuentra de forma. Parece que bien porque en su primer salto se plantó en 17,16, una buena marca dadas las circunstancias. Con la victoria asegurada, ya no saltó más. Dijo que ha pasado mucho tiempo desde su última competición y que se notó raro, aunque no mal. En fin, parece que imperó la cautela sobre cualquier otro sentimiento. Sea como fuere, bienvenido.

En la última prueba individual de la jornada, los 110 metros vallas, estuvo a punto de producirse un milagro. Quique Llopis corrió en 12.98. Un registro de máximo nivel internacional y por debajo del récord de España de Orlando Ortega (13.04). Pero, ¡ay!, el viento soplaba a favor con una fuerza de 2,3 metros por segundo. Sólo un poco más intensamente que los 2 metros permitidos. Pero la forma de Llopis llama a la ilusión a un futuro inmediato.

Los 800 metros femeninos, una prueba que ha explotado esta temporada, vio la victoria de Rocío Arroyo (2:01.02). Los masculinos resultaron un espectáculo monocolor a cargo de Mohamed Attaoui. En contra de su costumbre, y en vista de que nadie tomaba la iniciativa, se puso rápidamente en cabeza. Bien, algo un poco extraño, pero dentro de una cierta normalidad, según el desarrollo de la carrera.

Lo que ya no fue normal es que, en la contrarrecta, quizás aburrido, quizás impaciente, quizás experimental, aceleró como si lo persiguieran los demonios. Pero no lo perseguía nadie. Todos, sorprendidos hasta la parálisis por la violencia del ataque, no reaccionaron. Attaoui, pequeño, cabeza baja, con una altísima frecuencia a molinillo, volaba como si fuera a motor.

«La Moto» García, gripado, resignado, ya sólo pensó en el segundo puesto. Lo consiguió frente a Barroso. La lucha estaba por detrás. Attaoui, con media recta de ventaja, se relajó, saludó al atónito y maravillado respetable y terminó andando en un anecdótico 1:46.23. Está en una forma deslumbrante.

Jaël Bestué, también en una condición descollante, se llevó en soledad los 200 con 22.46. Por la mañana, y como es de rigor en un Campeonato, dos carreras muy tácticas de 1.500, la prueba fetiche del atletismo español, habían arrojado las victorias de Esther Guerrero y Adrián Ben, ambos provenientes hasta no hace mucho de la distancia inferior, los 800 metros. Guerrero, muy experimentada a sus 35 años, consciente de su peor velocidad final frente a Marta Pérez y Águeda Marqués, se entregó, a falta de 400 metros, anunciado a los 500, a un duro, progresivo y sostenido ataque que les limó las uñas. No pudieron atraparla. Ganó claramente (4:12.54) por delante de Marta (4:14.15) y Águeda (4:14.58). Las tres estarán en el Mundial de Tokio.

Ben, 27 años este lunes, siempre confiado en su «rush» final, y casi siempre un gran estratega, aguantó el ataque de Javier Mirón 200 metros antes de la meta. Lo rebasó en la curva y se fue hacia la victoria (3:41.26) oyendo a su espalda la jadeante respiración de Carlos Sáez (3:41.35) y Pol Oriach. Ben tiene la mínima World Athletics y, además, es el campeón. Irá a Tokio. Seguramente también Sáez y Oriach. Ignacio Fontes, decepcionante, parece fuera.