Iván Romeo estrella en una curva todas sus ilusiones: «Podría haber sido mi primera etapa en el Tour de Francia»

La fatalidad de Iván Romeo es la de todo el ciclismo español, tan malencarado con el Tour, como si el hechizo pretérito hubiera sido roto. Valiente, poderoso a sus 21 años, protagonista en la fuga del día, la que iba a triunfar en Pontarlier bajo la lluvia, el vallisoletano se fue violentamente contra la acera en una curva a falta de 20 kilómetros. [Narración y clasificaciones]

Una caída fatal, traicionado por el ímpetu que le honra. Se levantó como un resorte, pero el del Movistar, con su maillot de campeón de España hecho pedazos, estaba herido, por fuera y por dentro, la rabia de quien lo ha intentado todo. El shock se adueñó de una fuga. En esa misma curva también cayó Gregoire, pero logró recomponerse. En mitad del caos, el sprinter Kaden Groves lanzó un ataque que le iba a llevar en solitario hasta la meta de Pontarlier. Una victoria única a añadir a las siete que posee en la Vuelta y las dos del Giro. La tercera para su equipo, el Alpecin de los retirados Philipsen y Van der Poel.

Desde el lago de Nantua y sus aguas azules de postal, donde los ciclistas ya calentaban en el rodillo bien temprano, no hubo respiro. En el Macizo del Jura aguardaba el último botín, tantos tipos desesperados, sin nada que echarse a la boca, poco más que sufrimiento durante tres semanas. Tal fue el ansia que la fuga del día tardó en conformarse. En ella estaba Jegat, al que le gritaban que no era bienvenido, pues hacía trabajar por detrás al Jayco para defender la décima plaza de Ben O’Connor. Migajas.

Ahí estaba ya Iván Romeo, tan activo en su Tour de debut, la Grande Boucle que jamás olvidará. Ya por la mañana le señalaban en el autobús del Movistar, jornada rompepiernas con cuatro pequeñas cotas, ideal para sus características de rodador y su hambre de primerizo.

Hicieron camino los 13, con Tim Wellens y Matteo Jorgenson como favoritos y la lluvia como elemento animador. Justo antes del accidente, en la última cota del día, Iván lo intentó con toda su fuerza. Estuvo a punto de lograrlo, de irse en solitario, pero al menos seleccionó el grupo aún más. Mientras guardaba fuerzas para otro arreón, en una curva a derechas traicionera a la que entró pasado, cayó y con él todas sus ilusiones. Una lección que no olvidará a quien el Tour aguarda en el futuro, el proyecto de un corredor de época.

Malherido, logró completar la etapa y, si las exploraciones confirman que no hay fracturas, completará el domingo en París su primer Tour. Entró a 22:33, acompañado de sus compañeros Iván García Cortina y Pablo Castrillo. «Hoy creo que podría haber sido mi primera etapa en el Tour, me estaba encontrando muy bien y tenía muchas balas», comentó en la meta de Pontarlier.