Israel sopesa llevar la ofensiva en Gaza a una nueva fase para ocupar la Franja definitivamente

Israel valora llevar su ofensiva en Gaza a una nueva fase tras el colapso de las negociaciones indirectas con Hamás, celebradas en Doha, que buscaban pactar un alto el fuego temporal. Según ha informado la agencia Reuters, Benjamin Netanyahu ha convocado esta semana al gabinete de seguridad para decidir los próximos pasos, en un contexto de presión creciente por parte de sus socios ultranacionalistas. “Se está imponiendo la idea de que Hamás no quiere llegar a un acuerdo”, afirmó el domingo un alto cargo israelí. “Por tanto, el primer ministro está presionando para liberar a los rehenes mediante la derrota militar del grupo”.

El diario Yedioth Ahronoth expone que «Tanto en Israel como en Washington se entiende que la organización terrorista no quiere un acuerdo». El gabinete de seguridad aún no se ha reunido, incluso tras la publicación de los horribles vídeos del cautiverio de Evyatar David y Rom Breslavski, pero funcionarios en Tel Aviv aclararon a este medio que Netanyahu está manteniendo conversaciones sobre la continuación de la guerra. «La suerte está echada», afirma el medio, que dice que se «avanza hacia la ocupación total de la Franja de Gaza y la derrota de Hamás». Pero, a la vez, afirma: «sin embargo, es posible que esto forme parte de una táctica de negociación para presionar a Hamás».

El canal 12 de la televisión israelí fue otro de los medios en indicar que Netanyahu se inclina por “ampliar la operación y tomar el control de toda la Franja”. La propuesta no es nueva, pero ha cobrado fuerza en los últimos días. En el núcleo duro del Gobierno, los ministros Bezalel Smotrich (Finanzas) e Itamar Ben-Gvir (Seguridad Nacional) exigen anexionar territorios e imponer una administración militar directa, con el objetivo último de reactivar los asentamientos evacuados en 2005.

Frente al ímpetu político, el Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) mantiene una postura más cautelosa. Dos altos cargos de Defensa han confirmado que el Ejército presentará esta semana un abanico de opciones que incluyen incursiones en zonas de Gaza donde aún no se ha desplegado. La cúpula militar recela de una ampliación sin objetivos definidos y teme que una ofensiva sin restricciones ponga en peligro a los 20 rehenes que continúan con vida.

Según la radio militar israelí, el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, ha expresado en privado su frustración por la “falta de claridad estratégica” del Gobierno. Sus allegados temen que la ausencia de un plan político lleve al país a una guerra de desgaste sin horizonte de salida. “Tenemos diferentes formas de combatir a esta organización terrorista, y eso es lo que hará el Ejército”, ha declarado el portavoz de las IDF, el teniente coronel Nadav Shoshani, sin desvelar detalles.

La nueva fase se cobra decenas de vidas

También según datos de Reuters, al menos 40 palestinos murieron este lunes por bombardeos y disparos del Ejército israelí en Gaza, incluidos diez que intentaban acceder a centros de distribución de ayuda. Otros cinco fallecieron por hambre en el marco de lo que las agencias humanitarias describen ya como una hambruna incipiente.

Los diez fallecidos se encontraban cerca de puntos de entrega gestionados por la fundación Gaza Humanitarian Foundation (GHF), respaldada por Estados Unidos, en el centro y sur del enclave, según fuentes médicas locales. La ONU asegura que desde que GHF comenzó a operar en mayo, más de 1.000 personas han muerto mientras intentaban conseguir ayuda humanitaria, la mayoría por disparos de soldados israelíes apostados cerca de sus instalaciones.

En el hospital Al Shifa de Ciudad de Gaza, decenas de personas recogían este lunes los cuerpos de los fallecidos. “Todo el que va a por ayuda, vuelve con una bolsa de harina o en una camilla, muerto o herido. Nadie vuelve sano”, denunció Bilal Thari, de 40 años. El domingo, otros 13 palestinos murieron mientras esperaban la llegada de camiones de ayuda de Naciones Unidas en el paso de Zikim, en el norte de la Franja, según las autoridades sanitarias locales.

La escasez de suministros también afecta a los rituales funerarios: en muchos casos los cuerpos son envueltos en mantas porque no quedan sudarios blancos, tradicionales en los entierros islámicos, debido a las restricciones fronterizas impuestas por Israel y al número creciente de muertes diarias.

Israel niega su implicación directa en los disparos del lunes y asegura estar facilitando el acceso a la ayuda. Según la oficina militar COGAT, en la última semana han entrado en Gaza más de 23.000 toneladas de alimentos y productos esenciales en 1.200 camiones. Sin embargo, cientos de esos vehículos no han llegado a los puntos de distribución gestionados por la ONU. En paralelo, varios países han lanzado paquetes con ayuda desde el aire en coordinación con el Ejército israelí.

A pesar del alivio parcial en las restricciones desde finales de julio, Naciones Unidas insiste en que la ayuda que entra sigue siendo insuficiente. Según cálculos de la ONU y de responsables palestinos, el enclave necesita al menos 600 camiones diarios para cubrir las necesidades básicas de la población, una cifra que coincide con la entrada previa a la guerra. Testigos y fuentes locales han denunciado saqueos de camiones por parte de desplazados desesperados y grupos armados.

La vía diplomática, en punto muerto

La visita del emisario estadounidense Steve Witkoff el pasado sábado generó expectativas que apenas han durado 48 horas. El plan que defendía contemplaba una tregua de 60 días, con entrada de ayuda humanitaria y liberación escalonada de rehenes a cambio de prisioneros palestinos. Tras reunirse con Netanyahu, Witkoff afirmó que existía “un principio de entendimiento” para avanzar hacia un acuerdo integral que incluyera tres condiciones clave para Israel: liberación de todos los rehenes, desarme de Hamás y desmilitarización completa de Gaza.

Pero el domingo por la noche, un alto funcionario israelí zanjó cualquier posibilidad inmediata: “El esfuerzo ya no tiene sentido”, declaró. El colapso de las negociaciones devuelve la iniciativa al plano militar, aunque sin descartar por completo futuras vías diplomáticas.

Este martes, Qatar y Egipto respaldaron una declaración conjunta de Francia y Arabia Saudí que aboga por una solución de dos Estados y exige a Hamás entregar las armas a la Autoridad Nacional Palestina. La organización islamista ha rechazado reiteradamente esa opción. No obstante, tres de sus dirigentes aseguraron a Reuters que estarían dispuestos a abandonar el poder en Gaza si se crea un “órgano de gobierno no partidista”, siempre que el nuevo marco sea pactado entre palestinos y no impuesto desde fuera.

El ministro israelí de Exteriores, Gideon Saar, reconoció este lunes que las posiciones siguen alejadas. “Queremos recuperar a todos nuestros rehenes. Queremos que esta guerra acabe. Siempre preferimos una vía diplomática, si es posible. Pero, claro, la gran cuestión es: ¿cuáles serán las condiciones para que eso ocurra?”, declaró en Jerusalén.

Mientras la diplomacia se diluye y las operaciones sobre el terreno continúan, el número de víctimas no deja de crecer. Desde el 7 de octubre, cuando Hamás mató a 1.200 personas y tomó 251 rehenes en el sur de Israel, la ofensiva israelí ha acabado con la vida de más de 60.000 palestinos, según datos del Ministerio de Sanidad de Gaza, que no distingue entre civiles y combatientes. De los 50 rehenes que aún permanecen en el enclave, Israel estima que solo 20 siguen con vida.