Nuevas imágenes satelitales tomadas por la Agencia Espacial Europea (ESA) han salido a la luz esta semana, dando cuenta de la expansión de las bases navales desde donde la Armada de China planifica desplegar su creciente flota de portaaviones. No es algo menos, sino que es una ampliación clave en la estrategia de Pekín para ampliar su influencia en la región del Indo-Pacífico, que tanto preocupa a Estados Unidos.
En concreto, se trataría de la Base Naval Yuchi, en la ciudad de Qingdao, la misma que en la actualidad aloja al primer portaaviones de la fuerza, el CNS Liaoning, según informa la web especializada Zona Militar.
Analistas chinos consultados por diversos medios sostienen que las obras incluyen la construcción de cuatro nuevos muelles, capaces todos ellos de recibir buques de gran tamaño. El más grande de los observados desde el espacio tendría un ancho estimado en unos cien metros, lo que implica que sería capaz de albergar a un portaaviones de las características del Liaoning (de unos 73 metros de manga) sin mayores dificultades. En su defecto, puede albergar a grandes buques de reabastecimiento de la Armada china. Los otros tres muelles serían de unos 40 metros cada uno, por lo que se estima que son construidos para destructores, fragatas u otros tipos de buques de superficie de menor tamaño que conformen al resto de un potencial Grupo de Ataque de Portaaviones.
Los trabajos de ampliación detectados permitirían «distribuir de mejor manera sus tres portaaviones actuales», considerando que el más moderno de ellos, el Fujian (003) aún no cuenta con un puerto base estable. Actualmente, se encuentra atracado en un astillero de Shanghái. Por su parte, el segundo portaaviones de la fuerza comunista, el Shandong, tiene su asiento fijo en la Base Naval de Yulin en Sanya.
Las inteligencias occidentales y diversos tanques de pensamiento llevan meses avisando de que China está remozando sus naves y ampliando las capacidades de su Armada, que hoy se calcula que es la más grande del mundo en número, con 370 barcos. Sin embargo, falta por saber el calado de su fuerza, «la escala en la que estos se desplegarán». De ahí que las imágenes de la ESA sean importantes para calcular parte de ese nuevo potencial.
El medio Escenario Mundial añade a esta información que la expansión de las bases chinas tiene una «directa relación con la búsqueda del Gobierno para contrarrestar a su principal rival geopolítico, a saber, los Estados Unidos». Aún así, las fuerzas están hoy descompensadas: frente a los tres portaaviones chinos (dos de ellos en servicio), la Armada estadounidense cuenta con 11. Uno de ellos suele estar desplegado en rotación junto a su correspondiente Grupo de Ataque en el Pacífico, sin perder de vista los movimientos que ordene Pekín.
Específicamente, Washington dispone de cuatro grandes bases capaces de albergar este tipo de embarcaciones: en la Estación Aérea Naval de North Island (California), la Base Naval de Kitsap (Washington), la Estación Naval de Norfolk (Virginia) y la Base Naval de Yokosuka (en Japón). La zona siempre ha sido una obsesión en la Casa Blanca, especialmente en los mandatos de Joe Biden y Donald Trump.