Los ataques israelíes contra la Franja de Gaza han matado a más de un centenar de palestinos desde el lunes, según el último recuento del Ministerio de Sanidad del enclave palestino. Además, otros cinco cuerpos fueron recuperados de entre los escombros en las últimas horas, informó Sanidad.
Las autoridades palestinas cifraron la semana pasada en 2.500 los cadáveres que todavía permanecen entre los escombros, a los que los equipos de defensa civil no pueden acceder, en la mayoría de los casos, porque se encuentran bajo órdenes de desplazamiento forzoso.
La intensidad de los ataques israelíes y la falta de maquinaria pesada también complica estas tareas de rescate, que se agilizarían si llegara un alto el fuego, como indicó recientemente a EFE el director de la unidad a cargo del recuento de fallecidos de Sanidad, Zaher Al Waheidi.
En cuanto a los heridos, en las últimas 24 horas han llegado más de 200 a los pocos hospitales que siguen funcionando en la Franja, pues en la región norte no queda ninguno operativo, de acuerdo con una nota de Sanidad.
A primera hora de este martes, las tropas israelíes han lanzado bombardeos contra diferentes barrios de Ciudad de Gaza, la capital del enclave, matando a más de una decena de personas.
Entre las víctimas se encuentran tres civiles que murieron en un ataque con drones israelíes cerca de la escuela Shaaban al Rayyes, en el barrio de Al Tuffah, al este de la capital gazatí, según la agencia de noticias palestina, Wafa.
En el mismo barrio, al menos otras 14 personas quedaron atrapadas entre los escombros tras un ataque israelí contra una vivienda, indicaron los equipos de defensa civil.
En Rafah, en el extremo sur de la Franja, según Wafa, dos mujeres fueron asesinadas a tiros por las fuerzas israelíes cerca de uno de los polémicos centros de distribución de comida gestionado por la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), respaldada por Estados Unidos e Israel.
Desde el inicio de la ofensiva israelí, más de 58.479 gazatíes han muerto, la mayoría mujeres y niños, y más de 139.355 han quedado heridos, muchos con mutilaciones y lesiones de por vida, según Sanidad.
El calor, un extra
Además, wn toda la Franja de Gaza, el calor abrasador ha agravado la crisis humanitaria y la escasez de agua, las deficiencias del saneamiento y la falta de espacio amenazan la salud pública, cuando más de 1,7 millones de palestinos desplazados ya sufren una grave escasez de atención médica, alimentos y suministros básicos tras meses de guerra entre Israel y Hamás.
Los trabajadores médicos afirman que el aumento de las temperaturas está empeorando el estado de los pacientes que se refugian en los hacinados campamentos de tiendas de campaña, donde el acceso al tratamiento es limitado y muchos carecen de alivio contra el calor.
La situación es especialmente grave para miles de personas que necesitan atención continuada por quemaduras y otras lesiones graves. Mohammed al Mamlouka, que resultó herido a principios del conflicto, afirma que cada sesión de tratamiento se convierte en un calvario doloroso, ya que los equipos médicos se enfrentan a la escasez de analgésicos y suministros médicos. «El dolor del calor del verano es insoportable. Si fuera invierno no sentiría el dolor, simplemente podría dormir después de tomar mi medicación. Ahora necesito una dosis mayor, pero los hospitales no la tienen», dijo. «Es una situación muy dura. Ni siquiera tenemos ventilador. Sufrimos la falta de cuidados en esta tienda, no es lugar para un paciente», explica en Euronews.
Ahmad Awad, otro desplazado que se recupera de la operación de una grave lesión en el pie, dijo que la curación parece imposible. «Siento un calor extremo en los pies, a veces me los rasco hasta desgarrarme la piel sólo para aliviar el dolor», dijo. «La tienda es increíblemente calurosa y, como pueden ver, apenas cabemos mis hijos y yo».
El personal médico afirma que el calor está dificultando la recuperación de muchos pacientes, sobre todo los que sufren quemaduras, que requerirían meses de cuidados en condiciones clínicas adecuadas. «El calor del verano retrasa la curación de las quemaduras, ya que la temperatura empeora las lesiones. Aconsejamos a los pacientes que eviten las fuentes de calor, pero dentro de las tiendas eso es imposible», explica la doctora Haya Salman.
«El calor y la humedad provocan sudor, que acelera el crecimiento bacteriano, lo que retrasa la recuperación. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos, pero con el cierre de las fronteras, muchas herramientas esenciales simplemente no están disponibles», añade.
Los médicos afirman que las tasas de supervivencia de los pacientes con quemaduras que cubren el 70% del cuerpo pueden superar el 50%, pero que esta cifra ha descendido aún más durante la guerra. Citan la falta de quirófanos especializados, el acceso limitado a los injertos de piel y la necesidad de racionar la atención en medio del aumento de víctimas.
El abrasador verano coincide con la falta de agua potable para la mayoría de la población de Gaza, que vive desplazada en comunidades de tiendas de campaña. Muchos palestinos del enclave deben caminar largas distancias para recoger agua y racionar cada gota.
Israel había bloqueado la entrada en Gaza de alimentos, combustible, medicinas y todos los demás suministros durante casi tres meses, antes de que en mayo empezara a permitir la entrada en la Franja de una ayuda limitada, en lo que dijo que era un intento de impedir que los militantes de Hamás se aprovecharan de la guerra y fortalecieran al grupo.