Son materias primas esenciales para varios sectores industriales y tecnológicos y se han convertido en moneda de cambio en las negociaciones comerciales y arancelarias. China decidió en abril poner límites a las exportaciones de las conocidas como tierras raras y eso ha provocado un terremoto entre las grandes compañías del sector automovilístico. Algunas, como la estadounidense Ford o la japonesa Suzuki, incluso han tenido que parar la producción de algunos modelos, aunque ahora hay cierto optimismo al ver que las negociaciones comerciales parecen encarriladas.
China es el principal productor de tierras raras del mundo –se calcula que puede controlar más del 90%– donde se engloban materias primas como el samario, gadolinio, terbio, disprosio, lutecio, escandio o itrio, entre otras. Hace semanas, después de que la Administración de Donald Trump anunciara una batería de aranceles, que en el caso chino ascendieron hasta el 145%, Pekín decidió poner freno a las exportaciones como medida de presión de cara a las negociaciones. En concreto, anunció que exigiría una licencia a los productores para vender fuera del país, lo que ha golpeado no sólo a la industria automovilística, también a la ligada a los componentes electrónicos y a la defensa.
En los últimos días, China ha dejado entrever que va a ser más flexible. El ministro de Comercio, Wang Wentao, defendió que las medidas de “control” sobre las exportaciones de tierras raras son “una práctica aceptada internacionalmente”. Sin embargo, se mostró a favor de agilizar las solicitudes de las exportaciones.
Ese indicio de optimismo no ha impedido que grandes nombres de la industria automovilística hayan tenido que parar su producción por no tener suficientes materias primas raras. Estas se emplean, por un lado, para la fabricación de coches eléctricos. Por otro, para componentes de todo tipo que se usan en los modelos de combustión. Por ejemplo, Ford tuvo que parar temporalmente la producción del Explorer en su fábrica de Chicago, según informó la cadena de televisión estadounidense CNN. En concreto, paró el ensamblaje alrededor de una semana. “Vamos día a día”, asumió este viernes su consejero delegado, Jim Farley en una entrevista con Bloomberg. “Hemos tenido que cerrar fábricas. Ahora mismo, vamos al día”. Algo similar ocurrió con la japonesa Suzuki y uno de sus modelos estrella, el Swift, según recoge Reuters, aunque en su caso preveía retomar la normalidad en los próximos días.
En las últimas horas ha sido el gigante Stellantis –dueño de marcas como Fiat, Peugeot, Citroën, Lancia, Opel, Jeep, Chrysler o Dodge– el que ha reconocido que ha pasado momentos difíciles. “Todo está bien para junio”, aseguraba este jueves en Turín a los medios de comunicación el responsable de operaciones para Europa de la multinacional, Jean-Philippe Imparato. “Pero déjenme decirles que hemos pasado horas difíciles”, resumió.
Negociaciones en marcha
Stellantis ha tenido que gestionar la posibilidad de quedarse sin materias primas esenciales para sus coches, como también han hecho otras multinacionales, como las asiáticas Nissan o Hyundai. En el caso de la primera –que vive meses convulsos, tras anunciar despidos y cambios en su dirección– ha indicado que ha intentado minimizar el control chino a las importaciones de tierras raras a través de negociaciones, en las que han participado tanto la patronal japonesa como el Gobierno nipón. “Es algo que va a tener impacto en la industria automovilística”, asumió su consejero delegado, el mexicano Iván Espinosa, en declaraciones a la televisión estadounidense CNBC.
Mientras, el grupo coreano Hyundai ha capeado las posibles dudas asegurando que tiene reservas de tierras paras para un año, porque adelantó las compras antes de que se pusieran en marcha las restricciones por parte de Pekín y que cuenta con margen de maniobra para no tener que parar su producción en el corto y medio plazo.
Las automovilísticas se han convertido en uno de los sectores más activos a la hora de defender en público sus intereses y criticar el efecto de los aranceles. También, a la hora de recalcar qué efecto tiene en la producción de coches cualquier corte en el suministro de tierras raras y de imanes, convertidos en arma comercial.
Así lo ha hecho la patronal europea que agrupa a los fabricantes de componentes, Clepa. “Con una cadena de suministro global profundamente entrelazada, las restricciones a la exportación de China ya están paralizando la producción en el sector de proveedores europeos”, explicó a través de un comunicado, donde también criticó las medidas de China para limitar las exportaciones. “Los procedimientos son opacos e inconsistentes en las distintas provincias. Algunas licencias se deniegan por motivos de procedimiento y otras exigen la divulgación de información sensible a la propiedad intelectual”.
Esta asociación de fabricantes de componentes también ha hecho un llamamiento a acelerar las negociaciones y a buscar mercados alternativos. “Las interrupciones sostenidas reforzarán los esfuerzos actuales en Europa por diversificar el abastecimiento e invertir en el desarrollo de motores eléctricos sin tierras raras. Sin embargo, estas medidas no ofrecen soluciones a corto plazo”. Además, “amenazan la producción automotriz y miles de empleos en la Unión Europea”.
Una postura parecida defendió la asociación alemana de fabricantes, la VDA, donde están todos los grandes nombres de la industria germana. “Si no se modifica la situación rápidamente, ya no se pueden descartar retrasos o incluso interrupciones de la producción”, aseguró.
De momento, las negociaciones entre las grandes potencias avanzan de forma positiva, pero no se han solucionado por completo los retrasos. “Estamos educando a la Administración. Estamos educando a los líderes chinos sobre lo importantes que son los empleos” que dependen del suministro de imanes de tierras raras, resumió el consejero delegado de Ford, una de las grandes automovilísticas de Detroit.