Fernando Costa: «El mundo del rap ha sido durante mucho tiempo un campo de nabos»

A Fernando Costa (Ibiza, 1995) el mundo se le paró en una llamada, en pleno proceso de construcción de Amor de barrio, su último álbum. Camino de Sevilla para colaborar con Zatu y SFDK, sonó el teléfono y, al otro lado, una voz le anunció que su madre había sufrido un ictus, que había sido trasladada en un avión al hospital de Palma de Mallorca y que el estado era grave. Y su proyecto, el de uno de los grandes nombres del rap nacional, quedó congelado, sin fecha clara para retomarlo.

«No hay nada más importante en mi vida que la salud de mi familia y más la de la mujer que me ha llevado dentro y ha luchado por darme siempre lo mejor. La música, los tiempos, los videoclips… todo pasa a un segundo plano. En aquel momento me imaginé en el funeral de mi madre porque estaba muy jodida». Quien habla es Fernando Costa que, apenas unos meses después, entra por la puerta de su agencia de representación, Taste The Floor, agarrado al carrito de su bebé recién nacido con su pareja. Su álbum acaba de salir y su gira por España ya tiene fechas para 2026. Tras tres años de parón, está de vuelta.

«El parón era necesario para todos, para el público y para mí. Ha sido una fase de creación en la que he tenido muchas ideas, la intención de innovar, de no hacer siempre lo mismo». Porque Amor de barrio mantiene el rap canónico del balear, pero al mismo tiempo va fusionado con temas más melódicos como Guapa o Por si te vas –en colaboración con Lia Kali– y con bases electrónicas como homenaje a su isla natal. «Lo comercial sería quedarme en la fórmula que funciona, yo sé que tengo un séquito de fans que siempre están ahí. Pero estoy contento de haberle dado una vuelta y me sigue poniendo nervioso presentarlo».

¿Por qué le asaltan esos nervios?
Porque soy una persona que no me creo lo que estoy viviendo, siempre he pensado que no me merezco todo lo que me ha pasado. Pienso que hay gente que lo hace mejor que yo y no tiene mi repercusión. Me frustra pensar en por qué yo sí y otros no. Yo estoy llenando a full de gente y personas que yo admiro están luchando por meter 100 personas en una sala. Las inseguridades y la ansiedad juegan mucho en mi contra.
¿Venir de un barrio humilde y una familia obrera le puede estar llevando a tener ese pensamiento?
A mí el rap de Siete notas, siete colores y el GTA San Andreas me cambiaron la vida porque supe dónde quería estar. Nunca soñé con ser un artista que llenaba conciertos a full o que me pararan por la calle para pedirme fotos. Creo que el no haber soñado nunca con ser un rapero de éxito es lo que hace que piense que no me lo merezco. Pero cuando veo las pancartas, los tatuajes con mis frases, la gente diciendo que les he salvado, incluso en momentos de internamiento en el hospital o cuando su madre también ha sufrido cáncer como la mía, me reafirmo en que por algo estoy aquí y que no tengo que ser tan negativo.
En su tema ‘Hoy vuelvo a empezar’ hace bastante hincapié en ese tema, ¿alguna vez pensó que no iba a llegar a nada, que su vida estaba acabada antes de empezar?
Si no hubiera sido por la música, realmente no sé qué sería de mí, de mi futuro. Yo venía dándoles muchas comeduras de cabeza a mis padres y tampoco sé qué habría sido de ellos si yo hubiera seguido por un mal camino. No fui un adolescente fácil, sobre todo cuando mi madre se puso enferma de cáncer, quería que todo el mundo pagara lo que estaba sufriendo. Que todo el mundo pagara mi frustración, mi rabia, mi pena, mi tristeza. Y no estoy orgulloso de lo mal que me he portado, pero sin eso no sería quien soy hoy.
Precisamente a su madre hay una canción dedicada en este disco.
Si alguien desestructuró mi familia, fui yo en esa época. Así que me he dado cuenta de que les tengo que devolver a mis padres todo lo que me han dado. Y no hablo de lo económico, hablo de sentimientos. Hemos pasado muchos altibajos como familia y ahora quiero pedirles perdón. Sobre todo a mi madre, que sepa que siempre voy a estar ahí. Mi madre tuvo un ictus, pensé que la iba a perder y quería como mínimo darle las gracias por lo que ha hecho por mí y por esta familia.
En este disco están su madre y su abuela, también colabora Lia Kali en un momento en que bastantes mujeres están entrando fuerte en el mundo del rap. ¿Se ha olvidado el género durante años de ellas?
El rap ha sido un campo de nabos durante demasiado tiempo. Yo estoy muy atento a Lia Kali, Las Ninyas del Corro, La Blackie y me crie escuchando a la Mala Rodríguez. Hay muchas tías que molan y esto tenía que pasar, pero es difícil entrar en un campo de nabos. No sé si es que no se les ha dado credibilidad, pero yo siempre he estado buscando esa mujer rapera que me flipe y que me cuente las cosas crudas y tengo un ojo encima para ver qué sale.
¿Cuánto le ha cambiado la paternidad a Fernando Costa y su forma de hacer música? La canción Guapa está dedicada a esa.
Lo típico que dice todo el mundo es que te cambia la vida porque una persona depende de ti. Pero yo estoy más preocupado por el futuro. Antes vivía más al día, no pensaba en las consecuencias de mis actos, de mi estilo de vida, de dormir poco, de estar de aquí a allá… Por eso me parece importante disfrutar del proceso porque un día llegarás a viejo, mirarás atrás y por mucho éxito que hayas tenido no vas a ver nada. La paternidad me ha cambiado en disfrutar más de la vida, de la música y no pienso en ir más allá.
¿Y a la hora de hacer música?
Yo no puedo estar todo el rato pensando en hacer música que mi hijo pueda escuchar cuando tenga seis años, no me voy a dejar influenciar por haber sido padre. Si me tengo que preocupar de hacer música que mi hijo pueda escuchar a cualquier edad me estoy capando y yo no quiero hacer música de jardín de infancia aunque tenga un hijo. Mi hijo escuchará luego mis canciones y verá que todo eso formaba parte de mí y no tengo nada por qué esconderme. Además somos nosotros los que tenemos que inculcarle valores, no la música.
Usted fue uno de los que colaboró con Ayax, ¿cómo ha vivido las denuncias por acoso sexual?
En mi vida, durante todo este tiempo, han pasado muchas cosas buenas: la salida del disco, el nacimiento de mi hijo, la visita de la familia de mi mujer desde Uruguay… Estoy en un momento muy feliz de mi vida, pero eso fue duro y me duele. Si ha sido así espero que la justicia haga lo que tenga que hacer porque no estoy a favor de ningún tipo de abuso.
¿Por qué este canto de amor al barrio ahora?
Quiero demostrarle a la gente que por más años que pasen, por más festivales en los que toque o por más éxitos que tenga no me olvido de mis inicios haciendo freestyle en el barrio. Creo que nos pasa a nosotros y al público. Quiero seguir teniendo el hambre de mis inicios y no pensar tanto en las reglas que nos imponen de lo que mide una canción o de que tiene que retener la atención al principio. Amor de barrio es Fernando entrando al estudio y haciendo lo que le gusta.
¿Cómo era el Fernando Costa chavalín que soñaba con ser rapero y cuánto ha cambiado en este proceso?
Era mucho más atrevido y más inocente, más espontáneo a la hora de escribir y no pensaba tanto en lo que pensaba el resto. Eso es madurar, cada vez me sigue más gente y tengo que tener cuidado para no tocar temáticas viejas, para no ser un artista lineal. Pero me gustaría decirle al Fernando de mis inicios que no fuera tan ingenuo.
¿En qué era ingenuo? ¿Tuvo malas experiencias
Era ingenuo en confiar demasiado en la gente, en lo personal y en lo musical, y en que no fuera a lo loco. Aunque eso es una dualidad que está en mi cabeza porque le diría que no hiciera todo tan a lo loco, pero eso me ha traído hasta aquí y no tengo nada de que arrepentirme. Yo me he sentido traicionado por gente que estaba a mi alrededor.
Usted es de los pocos raperos que ha decidido mantener su nombre, ¿quién es el verdadero Fernando Costa?
Fernando Costa es un chaval de Ibiza, de una familia humilde de trabajadores al que han sostenido unas mujeres como pilares, un chaval que intenta disfrutar porque tiene muchos demonios en la cabeza que intentan todo el rato llevarle por los malos pensamiento y al que su mente no le juega buenas pasadas. Pero quiero dejar un legado en la música, que la gente me recuerde con alegría, con el sentimiento de que lo di todo, de que intenté expresar en todo momento lo que me pasaba por la cabeza. Tanto bueno como malo. Y, sobre todo, ahora soy un tío feliz que quiere dejarle el mejor futuro posible a su hijo.