Eslovenia ha dado un paso sin precedentes en el seno de la Unión Europea tras anunciar este jueves que va a prohibir el comercio de armas con Israel. El primer ministro esloveno, Robert Golob, ha justificado la decisión de su Ejecutivo por las «graves violaciones del Derecho Internacional» que está cometiendo el Ejército israelí en Gaza y acusa a la Unión Europea (UE) de haber renunciado a actuar frente a lo que considera un genocidio que ha dejado, por el momento, más de 60.200 muertos en la población palestina. “El resultado es vergonzoso: la gente de Gaza se está muriendo porque se les niega sistemáticamente la ayuda humanitaria”, ha sentenciado el jefe del Gobierno.
La decisión, adoptada después de la reunión semanal del Consejo de Ministros esloveno, incluye la suspensión de las exportaciones, las importaciones o el tránsito de armamento o de equipos militares, tanto en sentido de entrada como a la inversa. La medida entrará en vigor inmediatamente y se produce semanas después de que el propio Robert Golob advirtiese que su país actuaría por su cuenta si la Unión Europea no adoptaba sanciones concretas contra Israel antes del final de julio. “Por culpa de los desacuerdos internos y la desunión, la UE no puede cumplir con esta tarea”, reza un comunicado del Ejecutivo.
El Ejecutivo esloveno ha defendido que, en las circunstancias actuales, “cualquier Estado responsable tiene el deber de actuar, incluso si eso significa adelantarse a los demás” y ha reiterado su compromiso con la protección de los derechos humanos y el respeto del Derecho Internacional. Según Liubliana, su decisión sobre el embargo no responde a un gesto simbólico o aislado sino que forma parte de una política exterior “coherente con los principios fundacionales de la Unión Europea” que, a su juicio, no puede seguir apelando a la legalidad internacional cuando mantiene acuerdos estratégicos en materia comercial y de defensa con un Estado acusado de vulnerarla de forma sistemática. “No basta con expresar preocupación. Hay que actuar en consecuencia”, subraya el Gabinete de Golob.
Eslovenia, que en junio de 2024 reconoció oficialmente al Estado palestino, declaró hace dos semanas como personas non gratas a dos ministros israelíes de ultraderecha: Itamar Ben Gvir, el líder del partido ultranacionalista Poder Judío, y Bezalel Smotrich, al frente de Sionismo Religioso. Ambos forman parte de la coalición que forma parte del Gobierno de Benjamín Netanyahu y han sido señalados por promover discursos de odio. Según explicó la ministra de Exteriores eslovena, Tanja Fajon, ambos «incitan a la violencia extrema”»y “promueven públicamente la limpieza étnica” en Cisjordania y en la Franja de Gaza.
“Se trata de dos ministros que abogan por la expansión de los asentamientos ilegales, los desalojos forzosos y los ataques contra civiles palestinos”, aseguró el Gobierno esloveno. Liubliana se apoya en la opinión de la Corte Internacional de Justicia de julio de 2024, que declaró ilegal la ocupación israelí y exigió el desmantelamiento de esos asentamientos.
Bloqueo en Bruselas, presión desde Madrid
La ruptura eslovena llega apenas dos días después de que los Veintisiete fracasaran, una vez más, en su intento de imponer medidas comunes contra Israel. La propuesta de la Comisión Europea de suspender parte de la participación israelí en el programa científico Horizonte Europa no logró la mayoría cualificada necesaria para su aprobación, después de que varios Estados miembros reclamasen más tiempo o su escepticismo sobre una medida que sí han apoyado España, Suecia y otros países del bloque favorable.
El Gobierno español, que respalda la medida de Bruselas, considera aún así que se queda corta. De acuerdo con el Ministerio de Asuntos Exteriores, “España cree que la gravedad de la violación de los derechos humanos en Gaza, constatada por el informe de la Comisión Europea, exige ir más allá y suspender la totalidad del Acuerdo de Asociación UE-Israel, como solicita España desde hace tiempo”. Tanto el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han reclamado en reiteradas ocasiones la suspensión del acuerdo por el incumplimiento del artículo que obliga al respeto de los derechos humanos. Ambos han denunciado el doble rasero que, a su juicio, aplica la UE con Israel, en comparación con las sanciones impuestas a Rusia.
La propuesta de la Comisión Europea, que aún sigue sobre la mesa, prevé suspender solo el acceso de las entidades israelíes a las ayudas del Acelerador del Consejo Europeo de Innovación (EIC), centradas en las startups con potencial de doble uso, civil y militar. No afectaría, por ahora, a la colaboración científica con las universidades ni a los proyectos colaborativos del programa Horizonte Europa. Bruselas insiste en que se trataría de una medida “proporcionada” y “reversible”, según evolucione la situación en la Franja de Gaza.
De momento, ningún otro país de la Unión Europea ha replicado la decisión de Eslovenia. Robert Golob, sin embargo, defiende que no se trata de convertirse en líderes de ningún bloque, sino de no mirar hacia otro lado: “Actuamos conforme a nuestros principios”.
Más grietas en el apoyo de Occidente
La decisión eslovena sobre el comercio de armas se produce en un contexto de creciente presión internacional sobre Israel. Francia, Reino Unido –con una condición– y Canadá han prometido que en septiembre reconocerán el Estado de Palestina, algo que ha provocado una respuesta airada por parte del Gobierno de Benjamín Netanyahu que, desde Tel Aviv, insiste en que ese gesto equivaldría a premiar a Hamás por el ataque del 7 de octubre.
Además, el nuevo ministro de Exteriores alemán, Johann Wadephul, ha advertido de que “Israel corre el riesgo de quedar cada vez más aislado” y ha reclamado un alto el fuego inmediato en Gaza. “Las pausas no son suficientes. Es hora de poner fin a esta guerra”, ha declarado tras reunirse este jueves con Netanyahu, el presidente israelí Isaac Herzog y su homólogo Gideon Saar. Wadephul ha calificado de “inaceptable” la situación humanitaria en el enclave gazatí y ha subrayado que Alemania tiene “la responsabilidad de evitar ese aislamiento” diplomático, mientras en la UE crece el debate sobre posibles sanciones y el reconocimiento pleno del Estado palestino.
También Estados Unidos intenta reactivar las negociaciones de alto el fuego y frenar el desastre humanitario en la Franja de Gaza, donde ya han muerto más de 60.200 personas por los ataques de Israel y otras 150 lo han hecho por hambre o desnutrición. El enviado especial Steve Witkoff se ha reunido es jueves con Benjamin Netanyahu para abordar la entrega urgente de ayuda humanitaria en un encuentro que la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha calificado de “muy productivo”, mientras ha defendido que “Trump es un humanitario de gran corazón” que envió a Witkoff “a salvar vidas y acabar con la crisis”.
Witkoff viajará este viernes a la Franja de Gaza junto al embajador Mike Huckabee para inspeccionar los puntos de reparto, reunirse con la población civil y concretar un nuevo plan de distribución de alimentos, que será remitido directamente al presidente. La visita coincide con una nueva jornada sangrienta: unas 91 personas han muerto a disparos del Ejército israelí en las colas del reparto de ayuda y otras dos por desnutrición. Ayer, Trump reiteró en su red social, Truth Social, que “la manera más rápida de poner fin a esta crisis humanitaria en Gaza es que Hamás se entregue y libere a los rehenes”.