Nuevo golpe de Trump contra el colectivo LGTBIQ+. El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dado luz verde este miércoles a la ley del estado de Tennessee que prohíbe el acceso de los menores de edad transexuales a terapias hormonales y bloqueadores de pubertad. Una decisión que, según consideran los jueces liberales, traerá «daños incalculables», y que se une a las medidas ya aprobadas por la mayoría republicana desde 2020 contra el colectivo.
La decisión— que supone un duro golpe para las personas trans— salió favorable después de que los seis jueces conservadores de la Corte Suprema avalasen ratificar la ley, mientras que tres magistradas liberales del panel se opusieron (Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Ketanji Brown). Según defendió el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, el fallo se justifica principalmente en la argumentación de los jueces de que la norma no viola la cláusula de protección igualitaria y que, según él, no hay constancia de los efectos que pueden suponer estos tratamientos sobre los menores.
«Este caso conlleva el peso de intensos debates científicos y políticos sobre la seguridad, eficacia y pertenencia de los tratamientos médicos en un campo en constante evolución. Las voces en estos debates plantean sinceras preocupaciones; las implicaciones para todos son profundas», destacó Roberts. «Dejemos las preguntas sobre su política en manos de la ciudadanía, sus representantes electos y el proceso democrático», agregó.
Sin embargo, voces como la de la magistrada Sotomayor, lamentan el fallo, pues «hasta un tercio de los menores trans intentan suicidarse a lo largo de un año escolar«. «La disposición del Tribunal a actuar de este modo causa un daño irreparable a la Cláusula de Igual Protección y abre la puerta a que los legisladores incurran en discriminación, ocultando clasificaciones sexuales evidentes a plena vista. Además, autoriza, sin reparo alguno, un daño incalculable a los niños transgénero y a los padres y familias que los aman», criticó la liberal.
Los tratamientos que se han vetado son aquellos que permiten a los menores de edad que comiencen la pubertad en función de su identidad de género y no con el género asignado e impuesto al nacer. Estos, además, se utilizan con otros pacientes, como en «menores con defectos congénitos, pubertad precoz u otras afecciones», por lo que su prohibición denota el sesgo tránsfobo detrás de la medida.
Cabe destacar que, desde 2021, unos 26 estados han llevado a cabo la prohibición de la atención médica que ayuda en esta cuestión a los menores de 18 años, lo que ha afectado a casi el 40% de los jóvenes trans de Estados Unidos. También 26 estados prohíben a los niños trans que participen en equipos deportivos contrarios a su género impuesto al nacer (es decir, aquellos que corresponden con su identidad de género).
A pesar de que es cierto de que en algunos de estos estados finalmente las medidas no han salido adelante, la decisión que ahora ha tomado el tribunal supremo podría sentar precedentes para el resto de menores que se encuentran en esta situación, teniendo graves consecuencias para su salud. De hecho, tal y como señalan en un estudio del Proyecto Trevor, las leyes antitransgénero se encuentran relacionadas con el incremento del 72% en los intentos de suicidio entre jóvenes no binarios y trans.
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