El Índice de Precios al Consumo (IPC) cerró noviembre en el 3%, una décima menos que en octubre, gracias a la bajada de la electricidad, que subió en el mismo mes del año pasado, y a pesar de que los precios de los alimentos, los carburantes y los paquetes turísticos presionaron esta referencia al alza.
Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística confirman la cifra adelantada hace dos semanas, con una leve moderación de la inflación en la última etapa del año, aunque se mantiene en niveles todavía elevados. Desde la vuelta de verano, el IPC se mantiene por encima del 3%.
La tasa subyacente, que se calcula sin tener en cuenta los precios más volátiles de la energía o los alimentos frescos, repuntó una décima hasta el 2,6%. Muchos economistas hablan de esta referencia como la inflación “núcleo” del tejido productivo y alcanzó su nivel más alto en once meses, por lo que las últimas subidas de los costes de alimentos y la energía ya se están trasladando a la economía en general.
El dato del IPC de noviembre es clave, ya que con la media del IPC entre diciembre y noviembre se calcula la tasa con la que se revalorizarán las pensiones en el siguiente ejercicio. Este año será un 2,7%.
