A la compañía danesa Ørsted, líder mundial en el sector de la energía eólica marina y controlada por el Estado danés, los vientos le están soplando muy en contra. Esta semana, el gigante energético ha pedido a sus inversores una ampliación de capital de 8.037 millones de euros, (equivalente al 46% del valor actual de la firma) para compensar el fracaso de su proyecto estrella, que actualmente está construyendo en Estados Unidos, y en un contexto de abierta hostilidad de Donald Trump contra este sector.
Frente a la costa de Nueva York, el Estado del que es oriundo el actual presidente estadounidense, Ørsted está desarrollando el parque eólico Sunrise Wind, con una potencia estimada en 924 megavatios (MW) y capacidad para proporcionar energía sostenible a 630.000 hogares de la Gran Manzana. Sin embargo, la empresa no encuentra a inversores que quieran comprar partes de este proyecto, por lo que la construcción del parque eólico se ha convertido en un agujero financiero para la compañía.
Junto a este contratiempo, la compañía, como otras de su sector, lleva meses arrastrando los problemas derivados de la inflación y el aumento de los tipos de interés, lo que ha afectado a la rentabilidad de sus proyectos planeados, sobre todo en los EEUU. A todo esto, la mayor empresa de energía eólica de Europa también se enfrenta a la particular cruzada contra los aerogeneradores marinos por parte de la administración de Trump, lo que ha hecho menguar la confianza de los inversores en la empresa.
En un comunicado emitido el pasado lunes, el director ejecutivo, Rasmus Errboe, expresó: “Ørsted y nuestra industria se encuentran en una situación extraordinaria debido al desarrollo adverso del mercado en Estados Unidos, sumado a los desafíos macroeconómicos y a los problemas en la cadena de suministro de los últimos años”, dijo para justificar la gran ampliación de capital.
“Dado el desarrollo regulatorio sin precedentes en EEUU, hemos realizado una evaluación exhaustiva de todas las opciones, y el consejo de administración de Orsted ha concluido que la emisión de derechos prevista es la mejor opción para la empresa y sus accionistas”, defendió por su parte Lene Skole, presidenta del consejo de administración de Ørsted, para quien esta fortalecerá la estructura de capital de la empresa y proporcionará solidez financiera entre 2025 y 2027.
Pero a pesar de las explicaciones de la compañía, el anuncio pidiendo más dinero no gustó a los inversores, lo que se materializó con una caída histórica de casi el 30% en las acciones de la empresa el lunes. Al cierre de los mercados, la cotización de Ørsted era inferior al precio de su salida en bolsa en el año 2016. Este descalabro bursátil no se pudo frenar ni con los sólidos resultados semestrales que la compañía acaba de presentar, con un beneficio neto de 1.098 millones de euros, un salto de más de 970 millones respecto al mismo período en el año anterior.
Salvavidas financiero
El Gobierno danés es el principal accionista de Ørsted (50,1%), en un país que alberga también a uno de los principales grupos de eólica convencional, Vestas. En el caso de Ørsted, el Estado nórdico ya se ha comprometido a aportar la mitad del capital que necesita la empresa, es decir, 30.000 millones de coronas (4.018 millones de euros).
Una cifra que, según informaba la agencia , representa más de la mitad del presupuesto de defensa para este año de Dinamarca. Hace unos meses, el país nórdico contempló con estupefacción la ofensiva de Trump, nada más volver a la Casa Blanca, para quedarse con Groenlandia, territorio de la Corona danesa muy rico en tierras raras, que son clave para el despliegue de la tecnología o las propias renovables, eólica incluida.
La danesa Ørested ha sido la empresa pionera mundial en la construcción de parques eólicos marinos, lo que representa un sector estratégico para la política energética de Dinamarca. De este modo, el ministro de finanzas, Nicolai Wammen, ha calificado la decisión del gobierno como una “inyección necesaria de capital extraordinaria” a pesar de las críticas que ha recibido la medida por parte del bloque conservador del parlamento.
La animadversión de Donald Trump hacia los aerogeneradores marinos no es ningún secreto. Hace pocas semanas el presidente norteamericano afirmó que los parques eólicos no se deberían permitir porque generan “la peor forma de energía, la más cara” y además “matan a las aves”, unas afirmaciones que han sido refutadas por los expertos.
Sin embargo, los analistas apuntan que las políticas y la retórica de Trump han asustado a los posibles inversores del proyecto Sunrise Wind llevado a cabo por Ørsted: “Donald Trump ha debilitado muy seriamente el mercado eólico marino en los EEUU y prácticamente ha liderado una cruzada contra la industria”, decía Jacob Pedersen, analista financiero del en una entrevista para la televisión pública danesa DR.
La política de aranceles más altos sobre los componentes de los aerogeneradores importados y la subida de los tipos de interés han encarecido los proyectos para la construcción de parques eólicos en los EEUU. Pero más allá de eso, el sector sufrió una auténtica conmoción cuando en el pasado mes de abril la administración Trump ordenó la detención inmediata de la construcción del parque eólico marino Empire Wind en Nueva York, desarrollado en este caso por la empresa noruega Equinor.
La decisión se tomó a pesar de que la compañía ya tenía todos los permisos de construcción y había invertido miles de millones de dólares. Tuvo que pasar un mes hasta que se le permitió a Equinor reanudar el proyecto, “pero el caso ha enfriado el mercado y ha minado el interés para invertir en energía eólica marina”, explicaba el CEO de Ørsted, Rasmus Errboe, en declaraciones al periódico danés .
Menos lucrativo de lo esperado
De todas formas, no es la primera vez que la inversión en un proyecto en EEUU sale mal para Ørsted. En 2023 ya tuvo que cancelar el desarrollo de dos parques eólicos en el país, el Ocean Wind 1 y 2, lo que significó unas pérdidas millonarias para la empresa.
De hecho, desde 2021 la compañía danesa ha perdido un 80% de su valor en el mercado, en parte por las dificultades que atraviesan sus proyectos en EEUU. Para intentar enderezar este rumbo, en el mes de enero la empresa despidió al anterior CEO, Mads Nipper, aunque parece que el nuevo director ejecutivo ha heredado los mismos problemas.
Como señala el economista en el danés Concito, Torsten Hasforth, el mercado de la energía eólica “está bajo presión, tanto para Ørsted como para sus competidores. Esto se debe a que con el actual marco económico es menos lucrativo construir aerogeneradores marinos, comparado con la situación antes de la guerra en Ucrania y la subida de los tipos de interés”, termina diciendo el experto.