El camino de Dean Huijsen: una conexión con Sergio Ramos, las pipas del Mercadona y el «no» al Madrid en cadetes

En agosto de 2005, Sergio Ramos se convirtió en el defensa más caro en la historia del fútbol español cuando el Real Madrid pagó al Sevilla 27 millones de euros. Tenía 19 años y marcó una época en Chamartín. 20 años después, Dean Huijsen, que nació en abril de aquel año y cuyo ídolo es el central de Camas, aterriza en Valdebebas después de que el Madrid doblara la apuesta económica de Ramos hasta los 58 millones de euros, la cláusula de rescisión que tenía el defensa en el Bournemouth y el precio más alto que se ha visto en el fútbol español por un zaguero. Así es el destino del balón.

Con el número 24 a la espalda porque el 4 es su número favorito y no estaba libre, propiedad de Alaba, como tampoco el 14 de Tchouaméni, Huijsen llega al Madrid para asumir el costado izquierdo del centro de la defensa blanca, lastrada por las lesiones en los últimos meses y pendiente todavía de ver cómo se recuperan Carvajal, Militao, Alaba y Mendy. La cronología de su fichaje es simple y la resumió de forma contundente el propio jugador ayer en su presentación: «Desde que llamó el Madrid no tenía ojos para otros equipos».

Esa frase se refería a este año, porque hace cuatro, en 2021 y todavía en edad cadete, Huijsen visitó Valdebebas junto a su padre, invitado por el Madrid, que estaba interesado en su fichaje, pero terminó cambiando la cantera del Málaga por la Juventus ante una oferta económica irrechazable. Dijo «no» en ese momento para crecer en Italia, primero en Turín y luego en Roma, para volar después a Bournemouth y firmar de blanco ahora, ya consagrado como uno de los mejores centrales jóvenes del continente.

«Muy extrovertido»

«Muchos de los grandes clubes de Europa te querían, pero has decidido cumplir tu sueño de niño», dijo Florentino Pérez, que recordó que «tu pasión por el fútbol te la inculcó tu padre Donny«. Y es que el mayor de los Huijsen fue futbolista en Países Bajos vistiendo la camiseta del AZ y el Ajax, entre otros, hasta que cambiaron su residencia a Marbella, donde el niño Dean creció desde los cinco años, asumiendo un acento andaluz que proyectó también en su presentación.

Jugó en las categorías inferiores de la selección neerlandesa, pero cuando llegó el turno de la absoluta, la Federación española consiguió convencerle y él, acento andaluz mediante, no dudó. Se sentía y se siente español: «Debutar con mi país es un sueño», declaró ayer ante los medios. Habla cuatro idiomas, inglés, español, italiano y neerlandés, y en la Federación hablan de él como un chico «con mucho carisma» y «muy extrovertido». En la selección ha hecho piña con Lamine Yamal, Nico Williams y Samu Aghehowa, los adolescentes de la convocatoria unidos por la edad y por los bailes de TikTok, y a pesar de ser uno de los nuevos ha tenido casi más desparpajo que el adolescente del Barcelona.

En Inglaterra, y bajo las órdenes de Andoni Iraola, ha conseguido explotar del todo, siendo nominado a mejor jugador joven de la Premier League y al Golden Boy de este curso, aunque con una pequeña ‘ayuda’ española: en cada viaje a Marbella se llevaba de vuelta en la maleta decenas de paquetes de frutos secos del Mercadona, especialmente pipas, una de sus grandes debilidades.

Su conexión temporal con Ramos es tan interesante que el mismo día del anuncio de su fichaje por el Madrid, el central de Camas escribió a Huijsen para felicitarle. «Para mí es el mejor central de la historia, mi máximo ídolo». No ha podido heredar el 4, de momento, pero el Madrid ve en él al futuro líder de la defensa del Madrid. Un futbolista al que no le da miedo el precio que han pagado por él: «Me da igual la cifra, no pienso en eso. Yo voy a vivir mi vida, intentando ser humilde y creo que nos esperan años bonitos», dijo con cierta timidez ante los medios.

A unos metros esperaba su padre Donny, padre y también agente desde que rompiera con la empresa que llevaba su carrera cuando estaba en Málaga. Ahora todo queda en familia, padre, hijo, dos hermanos mayores y una madre, Mascha, que se mudarán a Madrid para acompañar a Dean en su nueva aventura.