Como si tener cerca a Sergio Scariolo fuera una bendición para Willy Hernangómez, toda la temporada en entredicho, tantas veces hasta fuera de la rotación y las cuentas de Joan Peñarroya, gigante ante el Mónaco en un partido a vida o muerte. Apostó el Barça por la rebelión, por no rendirse ante un rival que le había abrumado en los dos primeros envites. Y logró una victoria para seguir creyendo en esta temporada repleta de baches. [100-89: Narración y estadísticas]
Como en aquella semifinal del Eurobasket 2022, Willy fue un coloso ante Daniel Theis. Pero no sólo el pívot madrileño; a la tarea azulgrana se sumaron casi todos los disponibles, que no son tantos, en la rotación azulgrana. Un golpe en la mesa en el segundo cuarto y un ejercicio de resistencia después para forzar el cuarto encuentro de la serie, el viernes de nuevo en el Palau.
El Barça se había sentido golpeado en sus dos noches en la Gaston Medecin la semana pasada. Dos derrotas duras, amplias, dos batallas en las que hubo más que baloncesto. No sólo se trataba de mantener con vida la eliminatoria, también de saldar cuentas pendientes con un rival a veces demasiado agresivo, consciente de su superioridad física.
Pero el abismo era enorme para un equipo que, siguiendo la tradición de todo el curso, no iba a contar con Jan Vesely para este duelo en el que una derrota era el adiós a Europa, otro título más en el limbo. Y, sin embargo, también tradición, cuanto más herido, más amor propio muestra el colectivo de Peñarroya.
Tras los preámbulos del primer acto, con intercambio ofensivo y un Mike James poderoso, el Barça se desató en el segundo. Fue un huracán en el Palau, un tramo de 20-2 en el que el Mónaco se tambaleaba como un boxeador sonado. Willy Hernangómez dominaba ya la pintura (iba a acabar con su tope de valoración en Euroliga, 31), Abrines y Brizuela eran puñales, Joel Parra y Justin Anderson todo pujanza -para mayor alegría del seleccionador Scariolo, presente en primera fila como comentarista de Movistar-.
Se disparó el Barça (44-29) y aguantó el tirón hasta el descanso, la reacción visitante con cuatro triples sin fallo de Alpha Diallo. Lo logró a base de acierto y dominio del rebote, velocidad y la inteligencia baloncestística que pedía Peñarroya en la previa para contrarrestar el poderío atlético de los de Vassilis Spanoulis.
Lo que iba a seguir a la vuelta, donde pujaba el Mónaco por meterse en la batalla, por inyectar algo de pavor en el Barça. Mike James enhebró 11 puntos de carrerilla, Okobo tampoco paró de anotar, pero enfrente estaba la resistencia, pese a la cuarta de Brizuela o el cansancio de Punter. Un triple sobre la bocina, desequilibrado, de Jabari Parker, otro de Joel Parra nada más comenzar el acto definitivo: todos se sumaban a la fiesta.
Que fue total cuando Willy, Jabari y Kevin Punter no temblaron en la recta de meta. Una merecida vida extra.