El artista conceptual Francesc Torres, Premio Velázquez 2024

«El arte es lo que hago, el arte no es el problema», dice Francesc Torres, artista barcelonés con «50 años en el trullo», que es la manera en la que se refiera a tener una carrera. «Empecé en la escultura, pasé al arte conceptual, de ahí al multimedia, que quizá sea la obra por la que soy más conocido, a la fotografía, a la obra plana y al comisariado». Ese recorrido ha justificado que Torres haya recibido hoy el Premio Velázquez, el equivalente de los premios nacionales para las artes plásticas, organizado por el Ministerio de Cultura y dotado con 100.000 euros. «No sé quién está en el jurado del Premio. Les agradezco mucho que me hayan elegido, se lo agradezco a ellos y a la ciudadanía española que es la que está detrás».

El arte no es el problema porque lo que a Torres le preocupa, según explica a EL MUNDO, «está siempre fuera del campo artístico. El problema es la ideología, la Historia, la política, todas las maneras en que nos relacionamos unos con otros. Mi trabajo siempre está condicionado por el contenido. Es arte narrativo, cuenta algo, explica algo».

Eso no significa que el arte sea sólo un medio. «El arte es un lenguaje en el que tengo que explorar hasta el límite. El arte es una manera de estar en el mundo», explica el creador barcelonés. ¿Cuál es entonces la medida de la satisfacción con el trabajo hecho? «Haber hecho lo que quería hacer. Nadie nos pide que hagamos arte. No hay que esperar que nadie nos reciba con los brazos abiertos al final del proceso. Estamos solos corriendo con la pelota».

El fallo del Premio Velázquez explica entre sus argumentos que «la obra de Francesc Torres se caracteriza por su reflexión profunda sobre el contexto social y político. A lo largo de su carrera, de proyección internacional, Torres ha abordado temas esenciales en nuestro tiempo como la guerra, la identidad, la memoria histórica y el impacto de los medios de comunicación en la percepción del mundo, explorando las intersecciones entre arte y política. Torres es también reconocido por su compromiso con la enseñanza, habiendo sido profesor en diversas instituciones académicas y contribuyendo al desarrollo de nuevas generaciones de artistas».

Según la nota informativa del Ministerio de Cultura, el nuevo Premio Velázquez trabajó de aprendiz en el taller de impresión de su padre y se formó como artista gráfico. Continuó sus estudios en la École des Beaux Arts de París en 1967 y se convirtió en asistente del artista Piotr Kowalski. Durante este período, empezó su obra de línea industrial, que seguiría las estrategias formales y materiales del minimalismo. A partir de mayo del 68 redirigió sus actividades y trabajó en carteles para el movimiento de obreros y estudiantes.

En 1970, Torres regresó a Barcelona para hacer el servicio militar obligatorio, una experiencia que afrontó como fuente de información de primera mano sobre el comportamiento militar y que sería de utilidad para su obra posterior. Poco tiempo después se trasladó a Chicago, y más tarde a Nueva York, donde residió hasta el 2001. En los años 70 y 80 expuso en Estados Unidos en instituciones como Illinois Center (Chicago), Whitney Museum of American Art (Nueva York) o Los Angeles Institute of Contemporary Art. En 1991 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid) le dedicó la exposición retrospectiva La cabeza del dragón. A partir del 2001 volvió a vivir en Barcelona y, desde entonces, su obra se ha podido ver en exposiciones en el Espai d’Art Contemporani de Castelló (EACC), Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA); Artium Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo o Museo Guggenheim Bilbao.