A punto de cumplirse un año del arranque de las líneas de montaje de la extinta Nissan en la Zona Franca de Barcelona, Ebro se prepara para pisar el acelerador. El arranque de la producción del s400, el vehículo llamado a convertirse en el de mayor volumen de ventas de la gama, y el avance hacia el ensamblaje completo de vehículos, se está traduciendo en la contratación de más personal para la puesta en marcha de un tercer turno.
El objetivo de la factoría es reducir la cadencia de fabricación y pasar de un coche cada diez minutos, que es el ritmo actual, a uno cada tres, lo que se traduce en 120 vehículos al día, según ha explicado a elDiario.es el presidente de Ebro EV Motors, Rafael Ruiz.
La empresa acaba de incorporar a 75 trabajadores, necesarios para activar el turno de noche entre finales de agosto y principios de septiembre, con lo que la plantilla superará los 900 puestos de trabajo directos tras el verano. Proceden de la bolsa de empleo de Nissan, con 1.250 personas afectadas por el cierre de 2021, una cifra que podría alcanzarse a finales de año y que constituiría un hito de una gran carga simbólica.
Fuentes sindicales explican que a partir de octubre está previsto que vayan incorporándose alrededor de 200 personas más. Lo harán de forma escalonada, a medida que la factoría vaya aumentando la carga de trabajo, según un acuerdo firmado hace unas semanas entre los representantes de los trabajadores y la dirección.
El acelerón de Ebro se debe básicamente a tres motivos, al tirón de las ventas, que en los siete primeros meses del año superaron las 5.000 unidades, a la incorporación de un nuevo modelo a la gama en el segmento de mayor tirada en España, y a la adecuación de las instalaciones para ensamblar vehículos al completo lo antes posible.
Ya se están incorporando robots de última generación en la línea M1, lo que permitirá optimizar los procesos de soldadura, montaje y pintura, gracias a una inversión de alrededor de 100 millones de euros. Esta infraestructura añadirá una capacidad de 100.000 vehículos al año, que se suman a los 30.000 actuales, con margen de crecimiento hasta los 180.000.
“Este proyecto nació con una clara vocación industrial y social, y estamos cumpliendo con lo prometido. Los trabajadores son fundamentales para el éxito de nuestra ambiciosa estrategia de producción y para consolidar a Ebro como un referente en automoción”, se enorgullece Ruiz.
Menos China, más Barcelona
Ebro EV Motors produce gracias a la alianza con el gigante chino Chery, en la que la empresa catalana tiene la mayoría de la con el 60%. Actualmente ensambla dos modelos, ambos (todocamino), el s700 y el s800, en un formato industrial conocido como DKD (, en sus siglas en inglés): los coches llegan semimontados desde China, casi enteros, y se finalizan aquí.
Pero el cambio de paradigma llegará en otoño. Será a partir de entonces cuando se planea pasar a la producción en CKD (): los vehículos vendrán totalmente desmontados, lo que exigirá soldadura de carrocería, pintura y montaje en Barcelona. Un nivel de desmontaje más alto requiere más trabajo para volver a ensamblar los vehículos, lo cual implica más puestos de trabajo y creación de valor local en el mercado que importa.
A la espera de moldear también la chapa —el sueño de una producción 100% local—, el paso al CKD marca un salto cualitativo. Ebro estima que en estos momentos genera ya alrededor de 2.500 puestos de trabajo, sumando los indirectos, en los más de 200 proveedores locales que desarrollan tanto componentes como tareas de inversión.
El híbrido s400 se suma a los otros dos híbridos y de combustión y debe protagonizar parte del despegue de Ebro, al suponer en torno al 38% del total de la producción.
Pero en la Zona Franca se espera con ganas el inicio de la producción de otro el Omoda 5 (de Chery) que estaba previsto para hace un año, pero que el grupo con sede en Wuhu (Anhui), el primer exportador de vehículos del país, retrasó por los aranceles europeos a los coches eléctricos fabricados en China. El Omoda 5 es el superventas de Chery en España, con casi 6.100 unidades entregadas entre enero y julio.
El objetivo es que pueda entrar en la línea de montaje antes de que finalice el año, pero fuentes del sector no lo aseguran. Su incorporación será clave para alcanzar los objetivos de volumen planteados por la compañía, especialmente mirando a futuro.
La producción prevista para este año es 20.000 unidades, pero la de 2029 quita el hipo cuando se compara con los paupérrimos volúmenes de los últimos años de Nissan. En la firma del acuerdo de reindustrialización, en abril de 2024, Ebro EV Motors y Chery se pusieron como objetivo ensamblar 150.000 coches al año en Barcelona en cinco años, con posibilidad de escalar hasta 200.000 unidades.
Ebro prevé cerrar el ejercicio en curso con una facturación de 333 millones de euros y un Ebitda (beneficio bruto de explotación) de 20 millones. En 2026, la cifra de negocio subiría a 600 millones con 60 millones de Ebitda y para 2027 dibuja en el horizonte el salto a los 1.000 millones de facturación.
Por ahora, el mercado se lo cree. En otoño pasado, casi al mismo tiempo que con una mano daba al botón del encendido de las líneas de montaje en la Zona Franca, con la otra tocaba la campana de su debut en Bolsa. Se estrenó en el indicador Ibex Growth Market 15, que cuenta con las 15 empresas de mayor volumen de negociación del BME Growth, el mercado bursátil alternativo para medianas empresas y de baja capitalización. El precio de salida fue de 6,88 euros por acción y el primer día se disparó un 20%. Hoy roza los 8,30 euros, lo que supone una capitalización bursátil en torno a los 400 millones de euros.
“Ebro es un proyecto sólido. Las relaciones con Chery son buenas, firmamos un buen acuerdo con un gran socio tecnológico y con el que compartimos un ADN de crecimiento exponencial”, explica Rafael Ruiz.