Desde España hasta Alemania y los ‘frugales’: el presupuesto de Von der Leyen enfada a todo el mundo

De norte a sur, de este a oeste. Desde la derecha hasta la izquierda parlamentaria. El nuevo presupuesto comunitario presentado por Ursula von der Leyen ha enfadado a todo el mundo. La UE se encamina a una negociación similar a la de un “zoco de alfombras de Marrakech”, según lo ha definido el ex primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, en la que cada partida cuenta. La Comisión Europea ha elaborado una propuesta del Marco Financiero Plurianual para el periodo 2028-2034 que supone un cambio radical en el modelo actual, centraliza el desembolso del dinero y recorta programas emblemáticos como la cohesión o la Política Agrícola Común (PAC). Por motivos distintos, pero el planteamiento de Bruselas ha recibido críticas de los 27 y de los grupos que sustentan al gobierno comunitario anticipando una durísima batalla en los próximos meses.

Los recortes en la PAC y la amenaza de centralización de los fondos de cohesión –que supondrá un 20% menos de la asignación para España– son el centro de las críticas de la mayoría de países, y también de populares, socialistas y liberales. “La UE debe dotarse de una PAC firme para garantizar la soberanía alimentaria europea”, señaló el ministro delegado de Asuntos Europeos de Francia, Benjamin Haddad, que advirtió de que su país “peleará por cada céntimo de la PAC”. En términos similares se pronunció el responsable de Agricultura español, Luis Planas: “Nos vamos a oponer con absoluta firmeza”. La inmensa mayoría de países europeos, desde Irlanda hasta los bálticos pasando por Polonia, Grecia o Italia, se quejaron de la intención de Bruselas de ‘fusionar’ esas políticas. Los agricultores y las regiones también están en pie de guerra.

La propuesta de la Comisión Europea es que el grueso del presupuesto (865.000 millones de euros) se gestione como una suerte de macrofondo que aglutine las principales políticas europeas y que, aparte de las asignaciones individuales, los estados miembros accedan a través de “planes nacionales y regionales” basados en hitos y reformas con un funcionamiento similar al de los fondos de recuperación de la pandemia. Varios países, entre ellos España, Italia o Letonia, entre otros, han dejado clara su oposición a ese mecanismo “excesivamente complejo”.

A partir de ahí, se aprecia la tradicional discrepancia norte-sur ante un presupuesto que más o menos se mantiene igual respecto al periodo anterior. En términos absolutos se trata de unos dos billones de euros, compuestos por el 1,26% de la renta nacional bruta del bloque. No obstante, la cifra cae al 1,15% descontando el pago de la deuda de los fondos Next Generation (unos 25.000 millones de euros al año), que suponen solo dos centésimas del tamaño actual (1,13%).

Los frugales apelan a “decisiones dolorosas” por el gasto militar

Alemania y los frugales han liderado el rechazo a esa expansión del presupuesto y quieren recortarlo. “Hay determinadas políticas que ya no se van a poder financiar como hasta la fecha. Hay que ser sinceros y reflexionar, en este momento y en esta tesitura, qué es lo importante en un momento en que hay guerra en Europa. Hay que determinar qué es menos prioritario”, defendió el ministro germano, Gunther Krichbaum, en el primer análisis del presupuesto que tuvo lugar este viernes en la reunión del Consejo de Asuntos Generales de la UE: “El margen de maniobra es muy reducido, por eso el volumen y dotación que se ha previsto en algunos casos es demasiado elevado teniendo en cuenta que los presupuestos nacionales están sometidos a una enorme presión”.

“La financiación de la UE debe mantenerse en el 1% del PIB”, agregó su homóloga sueca, Jessica Rosencrantz. En esa posición están también Austria, Finlandia, Dinamarca (aunque no interviene por ostentar la presidencia del Consejo) y Países Bajos. “El tamaño propuesto es demasiado elevado”, dijo el holandés Pieter Jan Kleiweg de Zwaan, que apeló a la necesidad de tomar “decisiones dolorosas”.

La justificación que encuentran ahora esos países, que siempre se han opuesto a la expansión del gasto, es el aumento del gasto militar al que se han comprometido la mayoría de países de la UE en el seno de la OTAN que, empujada por Donald Trump y la connivencia de los del este, decidió marcar un nuevo objetivo del 5% del PIB.

La otra gran queja de Alemania y los frugales es la puerta que abre Von der Leyen a financiar una parte de las necesidades con deuda conjunta, a través de préstamos. En concreto, la herramienta de 400.000 millones de euros para hacer frente a posibles crisis que surjan en el próximo ejercicio o los 150.000 millones que plantea para que los estados miembros puedan aumentar sus asignaciones nacionales para financiar prioridades europeas. El otro caballo de batalla es la intención de aumentar los recursos propios de la UE a través de impuestos, especialmente la propuesta de gravar a las empresas con ingresos por encima de los 100 millones. “Esta propuesta ha muerto antes de nacer, no existe una base jurídica”, dijo el alemán, que avisó de que empresas como Volkswagen podrían irse de la UE en un momento en el que una de las prioridades del bloque comunitario es reforzar su competitividad frente a potencias como China o EEUU.

España quiere más presupuesto y más deuda común

España está en el lado opuesto y es el país que lo ha defendido con más vehemencia. “Lamentamos que el nivel de la ambición global de la propuesta de la Comisión Europea no esté a la altura de los retos de la UE. Hace falta que las cifras estén a la altura de la ambición”, ha señalado en el debate el secretario de Estado, Fernando Sampedro, que celebró la “emisión de más deuda conjunta”, aunque lamentó que las cantidades “son bajas y destinadas solo a préstamos”.

“Se desaprovecha la oportunidad de crear margen fiscal”, agregó en línea con la posición defendida en los meses previos por Moncloa, que apostaba por la emisión de deuda conjunta y por duplicar el presupuesto comunitario hasta el 2% del PIB. “El presupuesto para defensa no debería lograrse a expensas de otros bienes públicos”, advirtió Sampedro sobre la intención de multiplicar por cinco esa partida mientras que se eliminan partidas como el programa LIFE, dedicado a invertir en acciones beneficiosas para el medioambiente, la naturaleza o el clima, y que ya no aparece como programa independiente en el Marco Financiero Plurianual, según la Agencia EFE.

El encaje de bolillos en la negociación del presupuesto es uno de los más complejos de la UE. Necesita de la unanimidad de los estados miembros, pero también pasa por el filtro de los grupos en el Parlamento Europeo. Y los que tienen que apoyar a la Comisión Europea han rechazado de plano la propuesta. “Con la creación de los llamados ‘Planes de asociación nacionales y regionales’ en la forma en que se han diseñado y presentado, que en su diseño actual podrían obstaculizar la dimensión europea. El Parlamento Europeo no aceptará ninguna reducción de la supervisión parlamentaria y del legítimo control y escrutinio democrático sobre el gasto de la UE o, peor aún, renacionalizar políticas emblemáticas de la Unión”, advirtieron en un comunicado conjunto PPE, socialdemócratas, liberales y verdes.