El nuevo centro turístico de Corea del Norte, el balneario costero de Wonshan Kalma, ha dejado de recibir turistas extranjeros apenas dos semanas después de su apertura oficial, anunciada el pasado 1 de julio. El complejo, promovido por el propio Kim Jong Un como una vitrina del potencial turístico del país, fue presentado por los medios estatales como un lujoso destino internacional, tal y como recoge la propia BBC.
Con una extensión de cuatro kilómetros frente al mar, el recinto incluye hoteles, restaurantes, centros comerciales y áreas de recreo, con capacidad para albergar hasta 20.000 visitantes. Sin embargo, la página web oficial DPR Korea Tour, gestionada por las autoridades norcoreanas, publicó recientemente un aviso en el que se prohíbe temporalmente la entrada de turistas extranjeros. La razón de esta decisión aún no ha sido compartida.
La restricción llega pocos días después de que un primer grupo de turistas rusos visitara el balneario, coincidiendo con la visita del ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, quien alagó el complejo calificándolo como una «buena atracción turística».
Pese a la ambiciosa campaña de imagen, el proyecto ha estado envuelto en polémica desde sus inicios en 2018. Organizaciones de derechos humanos han denunciado las duras condiciones laborales, largas jornadas y salarios irrisorios para los trabajadores implicados en la construcción del complejo. Por ahora, el resort queda cerrado a visitantes extranjeros, mientras se desconoce si la medida responde a cuestiones de seguridad, logística o motivos políticos.