Cinco horas de Ejecutiva: respaldo a Sánchez, Gobierno hasta 2027 y voces que reclaman más cambios en el PSOE

“Lo que quiero, sobre todo, es escucharos. Que me digáis cómo lo veis y que seáis sinceros”. Con esa invitación al debate abrió Pedro Sánchez la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE que se celebró este lunes en unos de los momentos políticos más delicados para el partido que se recuerdan en años. Tras el escándalo de Santos Cerdán, que la semana pasada puso patas arriba a las filas socialistas e hizo crujir incluso los cimientos del Gobierno, el presidente pasó el fin de semana con su círculo de colaboradores más cercanos, junto a los que estudió todas las opciones de salida de una crisis mayúscula. Y al cónclave de Ferraz llegó para compartir unas conclusiones ya prefijadas y también con la intención de testar los ánimos.

Su primera intervención a puerta cerrada fue escueta, según los asistentes consultados. Sánchez trasladó su idea de una secretaría de organización “coral” que asuma las competencias del exnúmero 3 hasta el comité federal del 5 de julio, en el que será oficialmente nombrada la persona que lo sustituya. También compartió iniciativas como una comparecencia a petición propia en el Congreso para dar explicaciones, así como una comisión de investigación sobre el escándalo. Y llegó a hablar de la “traición” de personas como Cerdán al que, según varios de los presentes, no dedicó mucho tiempo.

“Ha sido breve. Asume que este caso en concreto tiene un impacto enorme, aunque no ha usado términos gruesos contra él. Sí ha hablado de decepción y de traición. Pero ha sido muy escueto, ha pedido esperar a lo que dictamine la justicia y ha puesto en valor que se hayan tomado decisiones drásticas teniendo sobre la mesa solo un informe, sin que haya todavía una sentencia”, cuenta a elDiario.es uno de los dirigentes que participó en la Ejecutiva sobre la mención del presidente al hombre que, entre otras cosas, negoció la ley de amnistía con Carles Puigdemont para su última investidura. Otro de los testigos de la intervención de Sánchez destaca el malestar que expresó sobre las actitudes machistas del trío Ábalos-Koldo-Cerdán, que llegó a calificar de “comentarios repulsivos”.

Durante los turnos de palabra, muy numerosos entre los 24 asistentes, se produjeron dos rotundos consensos. El primero, un respaldo expreso a la intención del presidente de sostener la legislatura, si es posible, hasta 2027. Y el segundo, un apoyo explícito también a su liderazgo tras el desgaste personal que supone la implicación en graves casos de corrupción de dos hombres de su máxima confianza, y a quienes él mismo aupó hasta las mayores cuotas de poder en el Gobierno y en el partido.

“Sabemos que hay unos pocos que, de manera interesada, han intentado forzar un debate sobre el liderazgo del presidente. Pero es que eso no está en cuestión. Ni el partido cuestiona a Pedro Sánchez ni la militancia tampoco. Eso lo tenemos bastante claro. Y también ha sido unánime la conclusión de que no se nos pasa por la cabeza ni un segundo regalarle el Gobierno al PP y a Vox”, narra una dirigente.

Otro miembro de la Ejecutiva pone el énfasis en la necesidad de proteger el legado del Gobierno progresista que se abordó en la reunión. “Si el PP y Vox quieren gobernar, que presenten una moción de censura, que se curren los votos en el Congreso y que vayan y den la cara ante los españoles para explicarles cuál es su plan. De lo que se pueden ir olvidando es de que nosotros les regalemos el Gobierno, porque eso sería además una tremenda irresponsabilidad hacia la gente que nos eligió por las implicaciones que tendría la entrada de la ultraderecha”, explica ese dirigente sobre la reflexión que se expuso durante la reunión.

Sí hubo discrepancias, sin embargo, sobre la profundidad de las medidas a adoptar. A varios dirigentes que pertenecen a la Ejecutiva del PSOE consultados por este periódico les parecen abiertamente “escasas” las decisiones impulsadas. Y hubo incluso varios turnos de palabra en los que se pidió la celebración de un congreso federal extraordinario, una propuesta que contó, entre otros, con el apoyo expreso del expresidente extremeño Guillermo Fernández Vara.

Quienes defendieron esa iniciativa señalaron, según otro de los asistentes, la necesidad de “enganchar a la militancia” y hacerla partícipe de cambios de mayor calado a la altura de la crisis política que se afronta. Una “gran reestructuración” avalada por las bases para involucrarlas en toda la toma de decisiones. Pero la inmensa mayoría de los asistentes no validó la propuesta.

“Un congreso extraordinario ahora solo serviría para hablar de nuestros líos internos, que es justo lo que nos alejaría aún más de la gente”, opina uno de los dirigentes que rechazó de plano la propuesta. Una crítica que secunda otro miembro de la Ejecutiva. “¿Un congreso para qué? ¿Para discutir sobre nombres? ¿Para hablar de personas? No estamos en ese debate y además avivaría otra vez las refriegas de los territorios. Un congreso se monta para otras cosas, no para elegir a un Secretario de Organización. Para eso está el comité federal, que es un órgano legítimo y de la mayor transcendencia”, opina.

Otras voces propusieron otros foros que sirvan de impulso político, principalmente de cara al otoño, para un inicio de curso que la mayoría de dirigentes consultados ven tan lejano y con tantas incertidumbres de por medio que ya considerarían un éxito volver del verano con capacidad de dar la batalla al PP. “Hay compañeros que han propuesto una conferencia política y otros que han planteado asambleas sectoriales con la militancia. Para acercarnos, para buscar un impulso después del golpe”, explica uno de los asistentes.

En su intervención de cierre, Pedro Sánchez no rechazó expresamente ninguna de las opciones puestas sobre la mesa, aunque pidió tiempo para actuar. “El presidente ha defendido las medidas adoptadas, pero no se ha cerrado a nada. Sí ha dicho que en estos momentos la gente no entendería que nos metiéramos en líos nuestros, en referencia al congreso. Y que la prioridad ahora es volcarse en la consolidación del Gobierno de progreso. Pero también ha dejado la puerta abierta a tomar más decisiones en el futuro, según transcurran los acontecimientos, y ha dicho que no había que dar ahora todos los pasos”, explica otro miembro de la dirección.

La intención ahora es que las medidas anunciadas, junto a la interlocución con los socios de la coalición y del Congreso, sirvan al menos como torniquete para una herida que muchos en el partido pensaban a finales de la semana pasada que resultaría mortal. La sensación tras la Ejecutiva es que las decisiones del presidente han servido, de momento, para sobrevivir a las horas más críticas. Pero que habrá que hacer mucho más para plantearse, siquiera, un futuro a medio plazo que, en todo caso, queda a expensas de las próximas noticias que puedan llegar desde los tribunales.