‘Chico’ Conceiçao, el agitador de Portugal: apellido ilustre, respaldo de Cristiano e «inspiración» para goles decisivos

«Necesitamos jugadores capaces de decidir partidos en momentos puntuales, y Francisco lo es». No son palabras de Roberto Martínez después de su gol en la semifinal de la Nations League ante Alemania, cinco minutos después de entrar al campo, iniciara la remontada de Portugal. Tampoco de Sergio Conceiçao, su padre y primer entrenador profesional, que inoculó en su hijo la verticalidad de los extremos antiguos. Francisco, Chico, Conceiçao (Coimbra, 2002) lleva en los genes la agitación del último portugués que en la Eurocopa de 200o le endosó un hat trick. Quien sorprendió en Múnich ni había nacido.

Es la reflexión de quien no quiere perder a un jugador diferente, un puñal por las dos bandas, capaz de electrizar a un equipo. La frase es de otro técnico, André Villas-Boas, pero esta vez en su rol de presidente del Oporto. Chico es una perla que quiere mantener o vender a precio de oro después de dos cesiones al Ajax y a la Juventus que le han reportado al club 20 millones de euros y han hecho al jugador ganar experiencia… y hueco en la selección, con la que suma diez partidos y dos goles inolvidables.

Roberto Martínez lo reclutó en la última ventana antes de la Eurocopa. Debutó en marzo con buenos datos en el Oporto tras regresar de una etapa en Países Bajos no demasiado provechosa. Se bajó un 60% el sueldo para volver a O Dragao y que el club le compensó con un 20% de una futura venta. No pudo acertar más. Se convirtió en internacional absoluto y cerró el curso con 43 partidos, ocho goles y ocho asistencias. Lo que no imaginaba es que su aparición con Portugal iba a tener un momento de impacto similar al de su debut con el Oporto.

En febrero de 2021, con el Covid aún haciendo estragos, su padre le convocó para jugar con el primer equipo dos partidos: ante el Benfica, en el que no tuvo minutos, y el derbi con el Boavista. En el minuto 77, perdían 1-2 y Conceiçao padre miró al banquillo. Era el momento de cambiar el partido y Chico era su arma. No se equivocó. El Oporto empató de penalti y el chaval provocó otro que Oliveira, esta vez, estrelló en el palo. El joven Conceiçao no se arrugó y siguió buscando hasta que en el 89 soltó un disparo raso que salvó el portero pero no evitó que Evanilson lo empujara a gol. Los Conceiçao, padre e hijo, se fundieron en un abrazo repleto de lágrimas. Sergio tenía en uno de sus cuatro hijos, todos futbolistas, el mejor de sus herederos. Sin embargo, el VAR apareció para enturbiar y anuló el tanto. Aún así, para el entrenador fue una tarde de orgullo. «Era su función, entrar y hacer lo que hizo», se limitó a valorar.

Lo mismo podría haber dicho el seleccionador de este «agitador por naturaleza» en el duelo entre Portugal y la República Checa en la Eurocopa. No habían ganado los luso aún y Roberto Martínez buscó lo que esperaba de él: «Tiene ojo para el gol. Es muy vertical y tiene mucha chispa». Que no estaba en Alemania por su apellido lo demostró cuando lo mandó al campo en el minuto 90 y en el 92 marcó el gol que daba la victoria. Icónica fue la imagen del abrazo que le dio Cristiano Ronaldo aquella noche en Leipzig. Su remate le daba vida al astro, que debutó como profesional el mismo año que nació Chico, y que intuía que podía ser su último gran torneo.

Dudas de la Juventus y Mundial de Clubes

En esta Nations League, de la que se ha perdido partidos por lesión, ha logrado pocas titularidades a pesar de una notable campaña en la Juventus, donde fue cedido tras el campeonato europeo por diez millones. Ha jugado en 37 partidos y ha marcado cinco goles. Quiso probar suerte en la Serie A, como hizo su padre en el Lazio y el Inter, pero está en el aire su continuidad. Los italianos querían quedárselo, pero ahora no ven claro pagar 30 millones, por lo que podría volver a orillas del Duero.

El mercado acaba de abrirse Conceiçao tiene por delante un Mundial de Clubes -que jugará con la Juventus- en el que su gol ante Alemania le ha colocado en el grupo de seguimiento. «Fue un momento de inspiración», reconoció el extremo que, jugó 32 minutos, los suficientes para estimular una remontada que cerró Cristiano Ronaldo, que volvió a abrazarle como si fuera un hermano pequeño.

En la final tendrá enfrente a dos terremotos como Nico Williams y Lamine Yamal. Con la estrella del Barça se cruzó en octubre de 2023 en la derrota del Oporto ante el Barça en la fase de grupos (1-0). Aquella noche el gol fue del ausente Ferran Torres.