Nunca es tarde para que la vida te conceda segundas oportunidades, aunque tengas 55 años. «Obviamente me arrepiento de haber hecho las cosas mal, de comportarme mal y de muchas cosas que no debería haber hecho», cuenta Ángel Cabrera (Córdoba, Argentina, 1969), quien pasó casi tres años en dos cárceles de Brasil y Argentina. El primer latinoamericano campeón del Masters de Augusta (2009) fue detenido hace cuatro años en Brasil tras ser denunciado por dos ex parejas y finalmente condenado por coacción y lesiones leves, amenazas y desobediencia a la autoridad.
Después del infierno de 32 meses entre rejas, esta semana vuelve a cruzar Magnolia Lane envuelto en cierta polémica. «Condenamos cualquier forma de violencia doméstica. Ángel ha cumplido la sentencia de la justicia argentina, es campeón aquí y por eso está invitado», zanjó Fred Riley, presidente de Augusta National a propósito de las protestas de algunas organizaciones de mujeres. «Respeto a la gente que piense que no merezco estar aquí», respondía sincero Cabrera. «Gané el Masters, ¿por qué no?», se preguntaba el argentino, que en 2007 también ganó el US Open en el exigente Oakmont.
El torrente de emociones de la semana viene amplificado por el triunfo de hace sólo unos días en el Champions Tour, el circuito de leyendas del PGA Tour donde Cabrera logró, gracias a la victoria en Florida, una categoría para medirse cada semana junto a Miguel Ángel Jiménez o José María Olazábal.
El abuelo Pato
Cabrera era el segundo suplente y, a pesar de eso, decidió viajar desde Córdoba (Argentina) el mismo martes, horas antes del comienzo del torneo. En su escala en Panamá se enteró de que podría jugar. Llegó con el título debajo del brazo y también con su familia. Tras la jornada de pares tres que compartió al lado de Olazábal, no podía el argentino contener todas las emociones, especialmente cuando su nieta Delfina, de sólo 11 años y vestida con el clásico mono blanco de los caddies, se refería al abuelo Pato (así le llaman desde joven por su forma de andar). «Estoy muy emocionada y orgullosa», decía la pequeña, rompiendo a toda la familia, también a su padre Ángel Jr., que hará de caddie al patriarca estos días.
La semana pasada fue el primer torneo al que Delfina acudió y vio ganar al abuelo. Augusta es el segundo. «Me siento muy agradecido, el recibimiento ha sido muy bueno», contestaba Cabrera, que sigue necesitando un traductor ante las preguntas de la prensa americana. «La vida me ha dado otra oportunidad y quiero disfrutarla y tratar de hacer todo bien», concluía arropado por Olazábal, su confidente durante la cena de campeones de ayer, con la gran ausencia de Tiger Woods. No faltó tampoco el sudafricano Gary Player, el único que mantuvo comunicación con Cabrera cuando el argentino estuvo en la cárcel. «Siempre me decía que todo pasa y volvería a la normalidad, y así fue».
A la línea de salida de este Masters llegan cuatro españoles. Aunque el foco de mayor presión será para Josele Ballester. El castellonense saldrá a las 10:15 hora local junto al número uno del mundo, Scottie Scheffler, y el que lo fuera hace algunos años, Justin Thomas. Tras siete rondas en el Augusta National, Josele está preparado para hacer historia. No será por falta de padrinos; si el lunes compartió recorrido con Olazábal, Jon Rahm y Sergio García, ayer jugó los segundos nueve hoyos al lado de Joaquín Niemann y Viktor Hovland.
Olazábal rezaba para que el sol y el viento secaran un poco más el campo y se le hiciera un «poco menos largo». Intentará repetir la épica de pasar el corte, como ya hiciera el año pasado. El vasco saldrá a las 11:10 hora local (17:10 en España) con Thriston Lawrence y Brian Campbell.
García, por su parte, parece ser el español que mejor llega a la primera gran cita del año, sobre todo mentalmente: es el único que ha ganado en esta temporada. Su triunfo en el LIV de Hong Kong siempre estuvo acompañado de la consistencia. Desde las 12:22 (18:22) hará su salida con Lucas Glover y Daniel Berger. Finalmente, Rahm saldrá en el penúltimo partido a las 13:34 (19:34) con Wyndham Clark y Tommy Fleetwood. El de Barrika siempre es favorito, si bien es cierto que su preparación de cara a esta gran cita genera dudas.