Y Alemania reaccionó. Después de meses denunciando la masacre perpetrada por el Gobierno israelí sobre la población civil de Gaza, en medio de su campaña de invasión del enclave palestino por los brutales atentados de Hamás del 7-O, el Ejecutivo del conservador Friedrich Merz pasa de las advertencias y toques de atención a tomar medidas reales.
Berlín ha suspendido todo envío de armamento a Israel que pueda ser empleado en la Franja de Gaza -si bien todavía no está claro a qué tipo de armas y tecnología afectan-, en represalia por la decisión del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de apoderarse militarmente del territorio desplazando a 800.000 palestinos que actualmente malviven hacinados en tiendas de campaña, y de marcarse como fecha la propia efeméride del ataque de Hamás como plazo para controlar Ciudad de Gaza.
Con todo, la decisión germana que aunque no es completa y total supone uno de los mayores temores en Tel Aviv. El motivo de que esta sea una medida de peso pasa porque Alemania es el principal país europeo exportador de armamento a Israel -EEUU es su gran aliado en esta materia y suministrador de explosivos y repuestos para aviones de combate-. «En estas circunstancias el Gobierno Federal no aprobará hasta nuevo aviso ninguna exportación de material militar que pudiera utilizarse en la Franja de Gaza», ha asegurado el propio Merz.
Para hacerse una idea, en 2023, las exportaciones de armas convencionales a Israel desde Alemania suponían el 47% de todas las que recibe, siendo el segundo mayor exportador tras EEUU. Eso con un canciller socialdemócrata y cuando era Merz quien se interesaba por si se mantenían aquellas ventas. A principios del pasado mes de junio, fue el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Johann Wadephul, el que confirmaba que seguirían los envíos. Tras una pregunta parlamentaria de la izquierda de Die Linke, trascendió que Berlín había autorizado exportaciones por valor de 500 millones de euros desde el 7 de octubre de 2023 hasta el pasado mes de mayo.
Una decisión entre la pared de la presión del reconocimiento… y la espada israelí de siempre
La decisión llega en la misma jornada en la que se ha concretado y confirmado oficialmente que los planes de Netanyahu y los halcones israelíes más ultras se llevarán a cabo. Los principales países europeos ya han mostrado su rechazo, al igual que ha advertido la ONU de un nuevo desplazamiento masivo forzado que se traducirá «en más asesinatos, más sufrimiento insoportable, destrucción sin sentido y crímenes atroces». Palabras del alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk.
No obstante, lo que está marcado en rojo en el calendario es directamente el mes de septiembre. Ése es el plazo que le han dado a Israel una serie de países que históricamente han constituido su apoyo y aliados diplomáticos, pero que tras más de 60.000 palestinos muertos -la gran mayoría mujeres y niños- también se han visto forzados a seguir la estela de otros países. Como la de España, Irlanda o Noruega de reconocer al Estado palestino.
Precisamente, serán Reino Unido, Francia y Canadá los que darán ese mismo paso, durante el próximo mes. No, no son países cualquiera adoptando una decisión básica para poder recorrer la senda señalada por la mayoría de naciones del mundo, la solución de los dos Estados. Los tres pertenecen al selecto club del G7 e integran el Consejo de Seguridad de la ONU, asientos estériles en este caso ante la constante postura de EEUU de vetar todo lo que vaya en contra de los intereses de Israel.
Un eventual reconocimiento germano del Estado palestino es un asunto muy espinoso en la política doméstica alemana por el trauma histórico derivado de lo ocurrido durante la Alemania nazi y la Segunda Guerra Mundial. Por ese motivo no es difícil interpretar que el Ejecutivo de Merz -que gobierna en coalición con los socialdemócrata del SpD- necesitaba un gesto contundente con el que sumarse a la presión internacional sobre Netanyahu y los ultras.