¿Recuerdan aquella frase de los abuelos de que cualquier tiempo pasado fue mejor? Los millenials y sus padres tienen que tener en sus recuerdos de adolescencia aquellos duelos entre FC Barcelona y Atlético de Madrid. Pantic, Pizzi, Caminero,Guardiola y otros futbolistas que convirtieron este duelo en uno de los mayores espectáculos de entonces en la Liga. La noche de este martes fue una oda al recuerdo, a la nostalgia, al fútbol de antes, valiente y con grandes opciones ofensivas. Y, como entonces, se lo llevó el Barça remontando el tanto inicial de los rojiblancos. [Narración y estadísticas, 3-1]
Qué partido se vio en el Camp Nou con dos equipos en la cumbre, con dos entrenadores buscando la victoria, incluso el Cholo, que los que no le conocen se quedarán con aquel equipo cimentado en una defensa amurallada. El Atlético ya no es eso y el Barcelona tampoco es el de Guardiola. Les gusta el toque, pero siempre hacia delante, como los toros. Lo que pasa es que en sus filas cuentan con un torero y cuando coge el balón, lo mima, lo mece, lo acuna y lo coloca donde pide el juego.
La vuelta de Pedri ha sido la vuelta del fútbol al Barça de Flick. Porque los blaugrana podían ganar sin él, pero su presencia en el césped da otro tempo al juego culé. El Atlético cometió el error de darle muchos metros en la primera parte y lo pagó con el tanto de Raphinha tras una asistencia del canario que penetró en la defensa rojiblanca como cuchillo en mantequilla. El brasileño luego resolvió bien recortando a Oblak. La pena para los culés es que no aguantó todo el partido y tuvo que ser sustituido por lo que parecía otra dolencia muscular.
Lo bueno para el Atlético es que la defensa del Barça sigue concediendo lo indecible y, tras sorprender a los cules los primeros veinte minutos con una gran presión, lo hicieron doblemente tras aprovechar un despiste de Gerard Martín. El canterano repitió de central tras su buena actuación ante el Alavés y se comió el pase en largo de Molina que aprovechó Baena de manera magistral ante Joan García. El de Roquetas tendría poco después un mano a mano similar, pero allí el que ganó el duelo fue el portero blaugrana.
Los primeros 45 minutos fueron un minipartido en sí mismos. Los rojiblancos salieron de la caseta a ahogar al Barça presionando arriba y los culés esperaban las contras lanzadas de manera maravillosa por la trivela de Lamine. Con el gol de Baena cambiaron las tornas y se vio cómo el conjunto de Flick retomó su control habitual y el Atlético se olvidó algo de amenazar a la espalda de los blaugrana. Lo justo fue el empate, que pudo no ser si Lewandowski no manda a las nubes un penaltito cometido sobre Olmo.
La primera amenaza del segundo tiempo volvió a ser de Baena, pese a que a la hora de partido se tuvo que retirar por lesión. Más profundo el almeriense que Julián Álvarez, desaparecido entre líneas, aunque una picadita suya casi sorprende a Joan García para ser el gol del partido. Un parcial que se inició con otro cambio del Cholo, Nico por Gallagher, más pierna fuerte. El primero fue obligado, el de Cardoso por Koke al principio del partido. No tiene suerte en el Atlético el estadounidense, sale de una y se mete en otra.
Lamine comenzó tímido, más focalizado en pasar el balón que en regatear rivales, pero en el segundo tiempo un eslalon suyo dejó sólo a Raphinha en el segundo palo que el brasileño no acertó a embocar. Con poco, el de Rocafonda, mostraba su aura en el Camp Nou, aunque Simeone le tenía siempre preparadas emboscadas de 2 contra uno para evitar sus peligrosas diagonales. Falló con estrépito en el minuto 68 una ocasión que le brindó un fallo en la salida de Giménez.
Aparición sorpresa
Cuando el partido parecía perder fuelle, en una jugada aislada que peleó Lewandowski, Olmo apareció para birlársela al polaco y colocarla en el ángulo de Oblak. La inercia del disparo provocó una caída al egarense que le sacó el hombro de sitio. Flick aprovechó para sustituir a los dos protagonistas de la jugada: Ferran por Olmo y Rashford por Lewandowski. Poco después fue cuando cayó Pedri. Accidentado duelo.
Y cuando las lesiones parecían haberle quitado electricidad al encuentro, un pase en profundidad de Hancko se encontró a Almada con tiempo para hacer de todo. Y lo hizo. Paró, regateó, se abrió espacio y, cuando le tocó rematar, la echó arriba. A Simeone le llevaban los demonios. Tocó asediar al final la portería de un seguro Joan García. La tuvo Sorloth, pero se embolicó y también el francés, que falló con estrépito. Y con un Atlético volcado, aprovechó Ferran para poner el tercero y cerrar el partido en el descuento. El líder tuvo suerte y temple. Primer duelo que gana a un grande este curso.
