Varios tribunales italianos y el supervisor de la Competencia de ese país han puesto bajo la lupa a la industria textil, sobre todo a la del lujo. Cuestionan sus prácticas laborales, la supervisión de los contratos que sella con sus proveedores y la comunicación que realiza sobre estos cuando desglosa sus políticas de sostenibilidad.
Estas actuaciones ya han conllevado multas y la intervención judicial en la gestión de algunas de estas enseñas, que suelen hacer gala de la exclusividad de sus productos. Entre ellas están firmas como Giorgio Armani, Dior o Loro Piana. Estas dos últimas forman parte del gigante francés Moët Hennessy Louis Vuitton (LVMH).
La última decisión centrada en el sector del lujo afecta a uno de los emblemas de la industria transalpina: Giorgio Armani. La Autorità Garante della Concorrenza e del Mercato (AGCM), el equivalente a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) española, ha sancionado con 3,5 millones de euros a dos sociedades del grupo textil que lleva el nombre del diseñador que lo fundó.
El supervisor considera que Giorgio Armani SpA y GA Operations SpA han llevado a cabo “prácticas comerciales engañosas” y realizaron “afirmaciones falsas” sobre su política de sostenibilidad. La investigación que, como en el caso de otras empresas, data de hace meses, refleja que sus comunicaciones sobre la responsabilidad ética de su cadena de producción no se correspondían con la realidad laboral de sus proveedores. En cuanto a estos últimos, no se desvela su identidad.
La autoridad de Competencia explica que estas sociedades de Armani “optaron por externalizar gran parte de su producción de bolsos y de accesorios” y que los subcontratistas que, finalmente, producían esos artículos llegaron a retirar “los dispositivos de seguridad de la maquinaria” de fabricación de las prendas “para aumentar la capacidad de producción, lo que ponía en peligro la salud y la seguridad de los trabajadores”.
También se señala que “las condiciones de higiene y saneamiento eran inadecuadas y, a menudo, los trabajadores eran contratados, total o parcialmente, de forma ilegal”, según recoge en un comunicado.
Respeto a la salud de los trabajadores
“En este contexto es evidente que el respecto de los derechos y de la salud de los trabajadores no se corresponde con lo reflejado en las declaraciones de responsabilidad ética y social realizadas por Giorgio Armani Spa y GA Operations SpA”, concluye la autoridad de Competencia.
Armani niega estas acusaciones y asegura que “siempre ha actuado con la máxima equidad y transparencia hacia los consumidores, el mercado y las partes interesadas, como lo demuestra la historia del grupo”, según recoge Reuters. También afirma que recurrirá la multa ante un tribunal administrativo regional.
La gestión de estas divisiones del grupo de lujo ya estuvo bajo supervisión judicial durante varios meses –entre mediados de 2024 y febrero de 2025–. En ese caso, sí se concretó que fue por las prácticas laborales de sus proveedores en China. Esta medida se levantó porque un tribunal consideró que la compañía había roto su relación con los proveedores cuestionados “con extrema rapidez” y desarrolló varias mejoras en las prácticas de contratación y de supervisión.
La actuación del grupo Armani coincide con lo que también le ha ocurrido a Loro Piana, una de las marcas del grupo LVMH, que va a estar un año bajo supervisión de un tribunal milanés. Este consideró que la firma del grupo controlado por Bernard Arnault encargó su producción a través de dos empresas intermediarias que, en realidad, no tenían capacidad de producción y que subcontrataban en China.
En esta cascada de intermediarios, Loro Piana “falló” a la hora de supervisar a quienes fabricaban para ella. Es decir, el tribunal considera que la marca es responsable por no controlar su cadena de suministro, por no poner freno a los contratos en China donde no se respetaban los derechos laborales de los trabajadores.
En cambio, sí mantuvo sus márgenes de beneficio por cada una de las prendas que producían y que llegaban a superar los 1.000 euros por producto. La empresa italiana, que sigue teniendo a la familia fundadora entre sus accionistas, se defendió argumentando que en ningún momento tuvo conocimiento de las condiciones laborales de los proveedores subcontratados, según recoge la prensa italiana.
Esta situación es muy similar a la ocurrida con Dior, que también forma parte del grupo LVMH. A diferencia de los casos anteriores, aquí sí hay detalles sobre sus procedimientos judiciales en el último informe anual del gigante francés. La empresa francesa explica que, en junio de 2024, su filial italiana Manufactures Dior “fue declarada en concurso de acreedores” por un tribunal “como consecuencia de hechos anómalos y aislados”.
En esa memoria, LVMH argumenta que el concurso es una “medida de protección” que se “inició tras el descubrimiento por parte de las autoridades de infracciones de la normativa aplicable en materia de condiciones de trabajo por parte de dos subcontratistas” de esa filial.
“En este contexto, los equipos de Dior colaboraron plenamente con el administrador concursal, quien documentó en informes las medidas implementadas por la empresa para supervisar su cadena de valor”. También, que “debido a su carácter excepcional y aislado, así como a los sistemas de control existentes y reforzados”, estas medidas de supervisión se levantaron en febrero de este año. Sin embargo, como ha ocurrido con Armani, la Autoridad de Competencia italiana también ha puesto en marcha su propio procedimiento.
Multa de un millón a Shein
Y no es solo el lujo. La AGCM italiana también acaba de sancionar al gigante del comercio electrónico Shein. En este caso la multa es de un millón de euros por considerar que ha utilizado “información engañosa” en la “promoción y venta de ropa”.
Este organismo supervisor del mercado italiano entiende que las declaraciones ambientales del gigante asiático han sido “vagas, genéricas o demasiado enfáticas”, y, en otros casos, “omitidas o engañosas”. “Las afirmaciones utilizadas por Shein para presentar, describir y promocionar la línea de ropa ‘evoluSHEIN by Design’ enfatizan el uso de fibras ‘verdes’ sin indicar de forma clara los beneficios ambientales de los productos a lo largo de su ciclo de vida y sin especificar que esta línea de productos aún es marginal en comparación con el total de productos de la marca Shein”, explica el organismo italiano.
Además, la AGCM subraya que “estas afirmaciones pueden inducir a los consumidores a creer no solo que la colección ‘evoluSHEIN by Design’ está fabricada exclusivamente con materiales ecológicos, sino también que los productos de esta colección son completamente reciclables, lo cual, considerando las fibras utilizadas y los sistemas de reciclaje existentes, es falso”, sentencia.