El Chelsea, campeón del Mundial de clubes, tuvo casi 50 futbolistas en su plantilla la temporada pasada, y tuvo que ceder a 21 para poder gestionar un vestuario que parecía la ONU. El Mirandés, por el contrario, tenía sólo nueve jugadores en propiedad y disponía de 13 cedidos. El equipo castellano tuvo que suspender un amistoso en agosto de 2024 porque no tenía efectivos suficientes y esta pretemporada la ha iniciado con seis integrantes del primer equipo. Son las dos caras de una moneda que la FIFA va a retirar de la circulación. Ni uno ni otro caso será posible el año que viene. Bueno, en España sí por una moratoria.
La organización del fútbol mundial ha aprobado en su último Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores, de enero de 2025, un apartado que limita la cesión de futbolistas. En el artículo 10, sobre el préstamo de profesionales, en su acepción 6, la FIFA recoge que «en cualquier momento de la temporada, un club podrá ceder en préstamo un máximo de seis profesionales». También señala que cada club «podrá tener en plantilla un máximo de seis profesionales cedidos en préstamo».
Fuentes de derecho deportivo explican a EL MUNDO que la intención principal de la FIFA es eliminar el «mercadeo» entre equipos que mantengan una propiedad común. Holdings como City Group o Red Bull podían intercambiarse jugadores con facilidad y ello podía alterar la competición así como el ánimo de los propios jugadores que, el cambiar de equipo en cortos periodos de tiempo, puede influir en su rendimiento deportivo así como en su propio estado psicológico. Además, la principal organización del fútbol mundial quiere también favorecer las contrataciones a largo plazo y garantizar la estabilidad contractual. El Chelsea aligerará ahora su plantilla para quedarse con poco más de 30 jugadores. Esta semana se ha desprendido de Marc Guiu, Dewsbury-Hall, Raheem Sterling, Chilwell y Renato Veiga. Disasi, Gilchrist, Chukwuemeka, Ugochukwu y David Fofana están en la rampa de salida.
En su circular 1796, la FIFA especifica la importancia de revisar el sistema de cesiones para regular de manera precisa la actividad y garantizar que se utilicen para «cumplir los objetivos legítimos de formación y desarrollo, al tiempo que se reducen al mínimo las prácticas excesivas y abusivas». Reconocen también la «importancia de contar con una estructura definida y estable» y apuntan que «el nuevo marco garantizará que formar a los jugadores más jóvenes, promover el equilibrio competitivo y evitar el acaparamiento o acumulación de futbolistas sean piezas clave del nuevo reglamento».
A esta trasposición hay un pequeño matiz que permite no perjudicar a los canteranos o futbolistas jóvenes que quieran salir en busca de minutos. Y es que estas limitaciones no afectan a jugadores menores de 21 años y a los que haya formado la propia entidad. Así que estos cambios modifican las reglas de juego, pero con posibilidades de ser burladas y con un respiro para los que están comenzando su carrera.
Desde la Real Federación Española de Fútbol explican a EL MUNDO que se ha pedido una moratoria hasta 2026 puesto que la trasposición debida de esa reglamentación en la normativa española, que se tiene que incluir en el Reglamento General, necesita de su aprobación por el Consejo Superior de Deportes. Como el organismo gubernamental no lo hará hasta que esté la temporada empezada han creído conveniente aplazar su aplicación hasta el siguiente mercado estival para no «afectar de pleno la planificación deportiva de los clubes». En la temporada pasada, había 156 jugadores cedidos en Primera División, 59 como altas y 97 como bajas. En el capítulo de altas, el descendido Valladolid fue el que más jugadores a préstamo tenía (nueve), seguido por el Espanyol (siete) y el Valencia (seis). En de las bajas la tabla la lideró el Celta ( 11), por delante de Athletic (ocho) y Real Sociedad, Valencia y Villarreal (siete).
Muchos de estos equipos, especialmente los que ocupan el podio de las dos clasificaciones, no podrían disfrutar de esas situaciones con la nueva normativa. En el caso de los clubes más poderosos, la limitación podría superarse con facilidad, por ejemplo, con nuevas formas de operación como las ventas con cláusulas de recompra, algo mucho más habitual en un club como el Real Madrid, que la cesión propiamente dicha.
Entre los equipos de mitad de tabla para abajo, esta nueva reglamentación puede afectarles a la línea de flotación de su estructura y dificultarles el objetivo de la mayoría, que es la permanencia de la categoría.